miércoles, 12 de septiembre de 2018

Estética impecable, pero vacía: 'Isla de Perros' (Reseña Isle of Dogs) de Wes Anderson.

Una de las películas que más han dado de qué hablar este 2018 ha sido, sin duda, Isle of Dogs de manos del cineasta Wes Anderson (uno de quien me hallo ansioso por descubrir más). La técnica Stop-Motion (animación fotograma a fotograma) no es utilizada con frecuencia hoy en día debido a lo increíblemente compleja, desesperante y ardua que puede llegar a ser; pero cuando alguien la emplea correctamente los resultados son fascinantes, como mínimo.


Lo primero es lo primero: Isla de Perros es una de las películas visualmente más bellas que he visto jamás. Me entran intensos dolores de cabeza siquiera de pensar en la dedicación que se ha puesto a la hora de realizarla. Cada elemento, cada imagen, están cuidadas con una precisión obsesiva. No tengo palabras para describir lo que he visto: esa fluidez en el movimiento, las expresiones de los personajes y sobre todo los demoníacos decorados llenos hasta el extremo de pequeños detalles que, en conjunto, crean escenas extraordinarias. Me gustaría destacar, en lo personal, los intensos primeros planos de los personajes caninos; aunque siendo sincero, no hay un solo segundo de esta cinta en el cual no me encontrara absolutamente sobrecogido por su colosal factura. El trabajo de animación de Wes Anderson (y de todos aquellos que le hayan ayudado, ya que me niego a creer que él solo haya podido hacer esto) merece ser alabado y estudiado, pues esto es un arte en sí, y como tal, la película alcanza la cota máxima de calidad.

El doblaje original es una maravilla. En mi humilde opinión, verla en cualquier otro idioma es un pecado: estamos ante un reparto prodigioso. ¿Dices que el mejor crossover el año ha sido Infinity War? Ponte a la cola: Bryan Cranston (una de las mejores voces en la industria), Edward Norton, Bill Murray, Jeff Goldblum, Greta Gerwig, Harvey Keitel y Scarlett Johansson son los actores y actrices que han ofrecido su voz para dotar de vida a estos entrañables perros. Sus capacidades interpretativas ya estaban fuera de toda duda, pero ahora también nos han demostrado que son excelentes dobladores, ya que en ellos recae el peso restante del filme y no solo lo aguantan bien: alzan la obra más todavía, convirtiéndola en un auténtico must-see.

La trama es sumamente original y hay personajes (Chief, sobre todo) realmente interesantes que acaban gánandose el corazón del espectador. Tienen sus cosas previsibles, pero no dañan la satisfacción que uno siente.
No obstante, me temo que con eso termino de enumerar los aspectos positivos de Isle of Dogs. Aunque duela, he de ser sincero: en el visionado, una infinidad de detalles me chirriaron lo suficiente para lograr que mi experiencia con la película no fuera plena.
Y os juro que no me gusta nada escribir esto. ¿Cómo es posible que, con lo increíblemente cuidado que estaba el apartado técnico, se haya descuidado tanto la historia? ¿Cómo es posible que, con ese cast digno de la superproducción más millonaria, no se hayan creado unos personajes a la altura? Me da rabia, y no es porque la película sea "mala" (no lo es), sino porque podría (y debería) haber sido mucho, mucho mejor. La sensación de potencial desaprovechado ante una serie de erratas tan estúpidas me apena, pues el producto final es meramente correcto, y tenía la capacidad de ser algo realmente grande.

Mi mayor problema con Isla de Perros es su gran cantidad de personajes y subtramas abandonados (o directamente nada desarrollados) según el tiempo pasa. Tenemos una relación escueta e innecesaria entre Chief y Nutmeg (Nuez moscada, figura de nula relevancia) que no va a ninguna parte; a la activista Tracy Walker, cuya importancia es casi inexistente a lo largo del filme y el interés que genera jamás evoluciona más allá de la indiferencia al ser un personaje simple y plano (que, además, se enamora de Atari... ¿porque sí, sin haberlo conocido?); el grupo inicial de perros formado por Rex, King, Boss y Duke, parecían los protagonistas al principio y tenían gran potencial como personajes (quería verlos más y apreciar mejor cómo evolucionaban), lástima que todo esto sea tirado por la borda a la mitad del filme, pues este cuarteto simplemente deja de aparecer y no vuelve a salir más. Carecen de impacto en la conclusión y no sabemos ni cuál es su destino al final.
Chief y Atari no son capaces de salvar este apartado al completo y, desafortunadamente, va empeorando conforme los minutos avanzan.

A pesar de durar solo 1 hora y media, la película se puede hacer pesada en ocasiones (quizás hasta aburrida) por el exceso de exposición al que nos somete a los espectadores. Ocasionalmente la exposición es necesaria, sin embargo, aquí se pasan de la raya. Cada 2 minutos un personaje comienza a hablar sobre una historia o un evento, deteniendo por completo el transcurso de la trama. A veces, lo que cuentan es algo que el público ya sabe e incluso ha sido repetido en innumerables ocasiones previas, haciéndolo más plasta aún. El recurso de la televisión diciendo qué pasa podría resultar cansino a muchos. Según yo lo veo, habría sido mucho más satisfactorio si se hubiera utilizado en mayor medida el puro lenguaje cinematográfico (contar más con imágenes que con palabras) aunque significara más duración, puesto que la haría más llevadera y fluida al mismo tiempo. Sé que Wes Anderson es perfectamente capaz, ya que en este mismo filme lo hace de vez en cuando, solo para después ser arruinado con un personaje contándonos lo que ya sabíamos.
Es posible que esta decisión de colocar constantemente voces que lo digan todo haya sido tomada por su facilidad (de lo contrario, la película habría sido más larga y hubiera requerido una labor más pesadillesca todavía en cuanto a la animación). No es algo que yo pueda reprocharle al director, no obstante, sí es algo que perjudica a la obra.

Isle of Dogs trata de transmitir un mensaje anti-odio (relacionado con minorías y demás) muy bonito. Bajo mi punto de vista, está tratado de una manera muy obvia que le aleja de ser tan trascendental como pretende. Quizás hasta sea demasiado pretencioso sin tener, realmente, mucho que ofrecer: está bien, nada más.

Hay una polémica respecto al idioma utilizado: pese a que los perros pertenecen a Japón, se comunican en inglés. Yo no lo veo como un "fallo" pues el inglés puede ser visto, simplemente, como el 'idioma perruno' y no como 'inglés' en sí. Solo lo considero un error cuando un personaje humano (sobre todo Tracey Walker) habla en inglés mientras está en Japón (cuando ella sabe japonés) y todo el mundo la entiende mágicamente.
Por lo demás, me encanta la idea de que algunos individuos del filme hablen en idiomas diferentes y no se les coloquen subtítulos debajo. La hallo, además, muy bien aplicada.

En resumen: Isle of Dogs es una obra de arte soberbia e inigualable en el ámbito estético, pero su historia tiene demasiados huecos que me sacaron continuamente de contexto y los encuentro imposibles de perdonar.

6,75/10.

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