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sábado, 20 de octubre de 2018

"The Night Comes for Us", ¿la nueva "The Raid"? | Crítica |

Todo aquel que me conozca sabrá que soy un fanático incondicional del cine de acción. Amo este género y todas las pequeñas categorías que han nacido de él a lo largo de los años. Sin embargo, de entre todos esos subgéneros hay uno concreto que, en el fondo, me apasiona un poquito más que ningún otro... el de las artes marciales. Hostias a casco porro, vaya.
Por alguna razón, los cineastas asiáticos han destacado constantemente en tal aspecto. Las películas de tortazos favoritas provienen de sus manos. Siempre se las arreglan para ofrecer las mejores, más variadas y más disfrutables coreografías, humillando y dejando en pañales a casi cualquier director de cine americano o europeo que se dedique a la acción.
The Night Comes for Us es una película indonesia escrita y dirigida por Timo Tjahjanto recién estrenada en Netflix. Aquellas personas que tuvieron la oportunidad de verla en el festival de Sitges la compararon con The Raid (una de las mejores películas de artes marciales jamás rodadas). Mis ganas de verla no podían ser más altas. En lo personal, pienso que el cine de acción actual está decayendo a pasos agigantados con cada año que pasa, y por eso cada vez que un filme de este estilo es estrenado tengo puestas grandes esperanzas en él.

¿Qué me ha parecido, pues, The Night Comes of Us? ¿Merece la pena verla?

En contra de la opinión popular, la película me ha dejado frío y decepcionado. Últimamente no hay nada capaz de saciar mis expectativas, lo sé. Espero (sinceramente) que no se deba a que me esté volviendo un amargado incapaz de disfrutar (mi único objetivo, al fin y al cabo). Sea lo que sea, considero que esta obra es otro ejemplo más de un increíble potencial despilfarrado. Por supuesto, pienso argumentar ahora mismo el porqué de mi opinión. Quédate si quieres leerlo.


The Night Comes for Us da lo que promete: escenas salvajes de acción y crueldad desmedidas. Si te gusta el gore o la sangre chorreando a borbotones, esta es tu cinta. No se corta un pelo a la hora de mostrar violencia gráfica, aspecto que le otorga puntos extra para mí. Estoy harto de esa violencia tan inofensiva y calmada que nos ha asaltado en las pantallas esta década. ¿Dónde han quedado los golpes que duelen de verdad? La violencia no tiene por qué hacer mejor a una película, pero hay casos en los que es necesaria, y este es uno de esos. Sin ella no habría tensión, pues la sensación de auténtico peligro sería inexistente. Hasta que el espectador no ve que cualquiera puede morir (y de formas absolutamente atroces), no toma el asunto en serio de verdad.
Los jóvenes pueden presenciar este festín grotesco con el único propósito de pasar un buen rato sabiendo que es una ficción, y ni se van a traumatizar, ni se van a convertir en asesinos. La explosión de sangre y tripas logra que la experiencia sea increíblemente disfrutable, una bomba de diversión sin límites, perfecta para despejar un rato la mente de nuestra aburrida realidad (más violenta que cualquier película jamás estrenada).

Los actores son excelentes luchadores y ponen toda la carne en el asador. Qué decir de Iko Uwais que no se haya dicho ya. Ojalá prosiga con su excelente trayectoria y continúe ofreciéndonos grandes obras de acción como hasta ahora.

Por lo general, el filme cumple. El público debe ser consciente del tipo de cine que va a ver, y en consecuencia, no pedir peras al olmo. Yo no la odio en absoluto, pues me entretuvo durante 2 horas y, ocasionalmente, se descolgó con excelentes momentos de gran intensidad sumamente satisfactorios. Aun así, creo que comete una serie de fallos imperdonables dentro de sus objetivos primordiales. El hecho de que sea una película puramente de acción no la salva de ciertas carencias que comentaré en breve. Incluso limitándonos a lo que se espera dentro de su propio género cinematográfico, deja mucho que desear.


Antes de nada, tenemos la historia. Soy consciente de que, en ocasiones como esta, la trama toma un plano secundario que sirve para poco más que introducir la próxima pelea. No obstante, el guion debe poseer un mínimo para que nos interese lo que presenciamos. No es necesaria gran complejidad. Con algo simple se pueden hacer grandes cosas. Lo único obligatorio es la inmersión del espectador: a este debe importarle quién muere y quién vive. Ahí empiezan los problemas.
A la extensa mayoría de personajes les falta carisma, sobre todo al protagonista (opacado por Uwais). El planteamiento que desencadena la locura (un ex-mafioso lo abandona todo para salvar a una niña) es imposible de tomar en serio por culpa de cómo está tratado, y por ende, las motivaciones no llegan a funcionar en ningún momento (a veces son tan descaradamente incoherentes y absurdas que empeoraban el visionado). Nada de lo ocurría consiguió importarme ni un poquito. Me daba igual lo que pasara con la niña, me daba igual la relación vacía entre el protagonista y el antagonista, me daban igual los personajes secundarios que morían por razones difusas (haciendo imposible que yo forjara una conexión con ellos). ¿Quién es la pava que aparece a la mitad de la película? ¿Qué quiere, por qué hace lo que hace? ¿Y por qué, tan misteriosamente como ha venido, se va? Así se desperdicia un personaje femenino que podría haber sido brutal, y acaba resultando indiferente. Además, en una película como esta es esencial un villano de categoría. ¿Este malo maloso qué cojones busca, y por qué solo siento apatía cuando sale en pantalla? ¡Cliché!

Las peleas no siguen una narrativa natural. El hilo que lleva de escena en escena es extremadamente artificial. La película no funciona como conjunto ya que las escenas no fluyen, sino que están forzadas y no hay cohesión entre ellas. Las cosas pasan "porque sí" y debes aceptarlo como si nada. Pues no lo trago, lo siento.
Me da pena, ya que se ha malgastado el potencial de otros personajes geniales, como las lesbianas asesinas (dúo anecdótico con apenas un par de escenas a lo largo del metraje).
No pido el guion de El Padrino, pero sí pido protagonistas interesantes y una historia que me haga sentir parte de los hechos narrados. No la he encontrado aquí.


Las escenas de pelea son vitales en una cinta como esta. He de admitir que sí, están bien realizadas y parecen oro puro en comparación con las producidas por Hollywood hoy en día. Muchas de ellas son una gozada visual y estéticamente hermosas. Ahora bien, no están ausentes de fallos. Las encuentro (bastante) por debajo del nivel que el cine asiático suele ofrecer, y es una pena sabiendo lo increíbles que podrían haber sido.
El primer aspecto que destaca (para mal) es la pésima calidad a la hora de dirigir los combates, sobre todo en lo referente a los extras. Vale, los actores saben luchar y hay buenas tomas, pero se siente demasiado obvio el hecho de que las peleas están coreografiadas. No son naturales ni fluídas. Los movimientos son lentos y excesivamente falsos. No se consigue que parezcan lo más real posible, ni se oculta la ficción de forma eficiente. En situaciones de uno contra muchos, los planos nos permiten ver a los extras quietos, esperando su turno para atacar. Así se transmite una sensación de perfecto orden que no pega en absoluto con el caos que la cinta quiere alcanzar. Encima, estos enemigos de poca monta son demasiado ineptos en su trabajo. Ni el guionista ni el director saben cómo manejarlos, de manera que realizan fatal sus funciones. No son amenazas en combate y continuamente toman las típicas decisiones patéticas que permiten a nuestros héroes ganar. Al final, la tensión termina siendo muy pobre. A mi ver, la única batalla que se salva es la final, el esperado uno contra uno de Iko Uwais Joe Taslim. Es bestial, pero no salva a la película.


En resumen: The Night Comes for Us no es la próxima The Raid. Siento decir esto (sé que las comparaciones son odiosas, perdonadme) pero esta última es infinitamente superior en todos los aspectos salvo el de violencia puramente gráfica. Viendo la saga de Gareth Evans puedo entender por qué el filme que nos ocupa (The Night Comes for Us) ha fracasado en su afán de crear una competente cinta de acción y tensión.

6,25/10.

martes, 13 de septiembre de 2016

Daredevil, la serie de Netflix. Crítica de la 1ª y 2ª temporada.

La época de los superhéroes más oscuros y deprimentes en el cine comenzó a tomar vigencia hace unos años y Marvel, según parece, no podía quedarse atrás. A la editorial se le conoce erróneamente por poseer solo personajes divertidos con historias ligeras.
Como lector de cómics Marvel que soy, he de decir que eso no es verdad. Las películas están enfocadas de esa manera, cierto. Pero en las páginas de las novelas gráficas, encontramos decadencia, miseria, personas que fallan constantemente y no tienen lo que se merecen.

Ya era hora de que, en la pantalla, se tuvieran historias más maduras de estos brillantes personajes. Y qué mejor que Daredevil para comenzarlo.
Porque sus cómics nunca han sido tanto de ciencia-ficción; siempre ha sido el héroe de barrio, el que se enfrenta a los problemas cotidianos de la sociedad: vendedores de droga, traficantes de todo tipo, gente corrupta...
Y esa es la sensación perfecta que ha conseguido darse en esta excelente serie de Netflix. Una amalgama entre el género de justicieros enmascarados, y el policial.

No puedo hablar de manera general de ambas temporadas, porque adoptan tonos muy distintos.
Así que iré de una en una.



La primera temporada. Magnífica. Es verosímil (todo lo que una serie de un tipo que por las noches machaca delincuentes puede ser). Comenzamos con nuestros queridos Nelson y Murdock, dos abogados que se acaban de sacar la licencia y tratan de abrirse paso por el mundillo. Poco a poco, vamos conociendo la historia de ellos, pero claro está, más todavía de Matt, ya que él es nuestro superhéroe. Se toma su tiempo a la hora de desarrollarlos para definir sus personalidades, cómo se conocieron, cómo llegaron a donde están cada uno. Conforme se avance, irán apareciendo nuevos personajes cruciales para la historia que por supuesto, contarán con sus identidades bien creadas.
Ben Urich, Karen Page, Stick, los más destacables.
Pero Wilson Fisk, se lleva la palma. Es el mejor villano que haya aparecido en cualquier producción de Marvel tanto en la gran pantalla, como en la pequeña. Magistralmente interpretado y escrito, da la vida a la serie al tener a un antagonista digno, superior al protagonista, que dificultará la trama y nos ofrecerá la tensión necesaria. Tiene recursos y sabe usarlos, es un hombre muy inteligente, da miedo, su presencia impone respeto, sabe cómo tratar a cada persona y de qué manera. Además, es un tanque imparable. Y aun así, no es perfecto, le puede su carácter pasional, fruto de un pasado oscuro el cual descubriremos con el tiempo. Uno de los mejores detalles, es que desde cierto punto de vista, él no es un "villano". Puedes, incluso, estar de acuerdo con él. Sus métodos no son éticos, pero su objetivo sí.
Es una trama simple, en la que utilizando la ley o los puños, Matt quiere derrotar a Wilson Fisk, alias Kingpin.
Eso no significa que nuestros protagonistas no deban poner toda la carne en el asador porque no será nada fácil. Entre medio, habrá tiempo también para tratar, sobre todo, la amistad; la dificultad de ser un justiciero y mantenerlo en secreto; la poca vergüenza de los medios de comunicación; lo complicado que es derrocar a un criminal con recursos hoy en día.

No es uno de los temas principales, pero la crítica a la corrupción política y policial está presente y se hace notar. Está el tiempo suficiente para que te quedes satisfecho, ya que introducir esa clase de temas en productos de superhéroes no es sencillo.

Como todo ocurre lentamente y a su tiempo, sin ninguna clase de prisa, le da tiempo a desarrollar correctamente la situación y tener las mínimas lagunas argumentales.

Un fallo que hay o más bien una carencia, en esta temporada, ha sido la poca relevancia del bufete a la hora de arremeter contra Kingpin. La trama nocturna y de "tortazos" adquiere más importancia y me hubiera gustado más ver a partes iguales esos dos ámbitos tan distintos.

Cómo no, tenemos acción por un tubo, bien insertada en los momentos justos, muy contundente y realista. Las coreografías son geniales y están rodadas sin recursos digitales ni nada por el estilo: a pelo, como debe ser. Hay secuencias que te cuelan ahí en tu cara, las cuales son un puñetazo visual. Sientes el dolor y la angustia del combate, porque no es el típico héroe que se carga a los malos sin pestañear (no hagáis chistes porque sea ciego). Aquí se las ve canutas para ganar una pelea si está en inferioridad numérica, y no lo hará sin llevarse unos cuantos palos, o directamente no ganará.

Un pedazo de 9/10 ganado en mi corazón.



La segunda temporada es distinta. Abandona ese toque realista que la hacía una serie única, para acercarse más a la ciencia-ficción y a lo surrealista. Desde el principio, es un no parar de tiroteos, explosiones caóticas de violencia desmedida. La historia, aunque sea buena, pasa a un segundo plano y queda eclipsada por la acción y las peleas. Es una pena, ya que por ello se transforma en un producto más convencional alejándose de la primera temporada que, aunque más lenta, fue muy superior, gracias a la superior calidad de historia y realismo.
El Castigador/Punisher (Frank Castle) y Elektra son las nuevas adquisiciones más importantes del argumento. El primero me ha resultado brutal, y aunque su aparición signifique el despiporre de peleas y tiros, no quita que sea un personaje exquisito con una historia magistral, triste y emotiva. El actor, Jon Bernthal, nos transmite sentimientos a través de su personaje de manera envidiable.
Sin embargo, la trama de Elektra no me agradó tanto. Significó para mi una falta de interés bastante importante. Aunque se recupere (un poco) con el paso de los episodios, el desenlace de esta temporada parece precipitado, como si se hubiera hecho con prisa por falta de tiempo. Todo ocurre muy rápido, a veces por simple conveniencia del guión.

Parece que no me haya gustado, pero no es así, porque sigue siendo una serie muy buena con un buen guión, dirección, personajes y actuaciones; desafortunadamente como les ha pasado a otros productos televisivos, ha bajado el nivel en su segunda temporada tratando de hacer algo distinto a la primera.

Aunque se abuse de la acción, he de decir que esta es bestial, y las peleas han aumentado en su nivel de violencia y sangre. Un goce visual. Al más puro estilo Oldboy, hay peleas rodadas en un plano secuencia que pueden durar la friolera de 5 minutos. Ese tiempo en el que estamos con el corazón encogido, disfrutando cual niños en navidad con sus regalos recién llegados.

No quiero hacer spoiler, pero algunos personajes reaparecen para ofrecernos momentos de los mejores, y para prepararnos para lo que se avecina próximamente.
Se queda con un decente 7.5/10.

Aunque la media matemática no salga esto, para mí la serie por ahora se queda un 9/10.
Una tercera temporada potente y una serie propia del Castigador de igual calidad, serían suficiente para que yo me levantara de mi asiento y me pusiera a aplaudir.





SPOILER




La aparición de Fisk en la segunda temporada es lo mejor, sin duda. Se come la pantalla (literal y metafóricamente), me ha dejado con unas ganas impresionantes de ver qué le va a hacer a Murdock en la tercera temporada. Parece que vamos a verle sufrir aun más.

La pelea del 1x02 es genial, al igual que la batalla entre Kingpin y Daredevil.
En la segunda temporada, como la acción se intensifica, tenemos lo mismo pero a lo bestia: el 2x03 y su pelea final en las escaleras es un prodigio. La masacre de la cárcel que realiza Frank Castle también.
Luego tenemos colosos emocionantes como el 2x04, en ese monólogo del Castigador que deja sin aliento.
Muy buena.