Inuyashiki (o Last Hero Inuyashiki aquí en España) es el siguiente paso en la maduración de Oku como escritor; una obra menos alocada y más pausada, más seria. Él prueba ser capaz de relatar historias distintas de distinta forma, pero eso sí, siempre dentro del género de la ciencia-ficción y con grandes dosis de acción. El resultado, pues, ha sido muy satisfactorio.
Es narrada la historia de Ichiro Inuyashiki, un señor mayor bastante desgraciado, desprovisto de ninguna característica mínimamente curiosa o distintiva. Es un inadaptado, no posee el amor por parte de su familia y el dinero no le da para mucho más que pasar cada mes a duras penas. Por otra parte, tenemos a Hiro Shishigami, un adolescente bastante inmaduro y apático en lo referente a personas que no pertenezcan a su círculo.
No son, en absoluto, personajes con los que se pueda construir una historia de superhéroes al uso. Pero el autor hace lo que quiere y consigue esto, dando así una frescura bastante inédita al género, y es por eso que yo considero Inuyashiki un manga muy especial.
Evitaré hacer mínimos spoiler en la crítica, ya sabéis mi filosofía: cuanto menos sepas sobre la trama de una obra antes de disfrutarla, mejor.
Ambos protagonistas adquirirán unos "dones" sobrehumanos, no obstante a cambio deberán pagar un alto precio: su "humanidad". Y es desde aquí, que ya divisamos algunos de los detalles que la separarán del resto de obras de su género.
Pero aún no quiero llegar a eso, antes, quiero centrarme en cosas más "objetivas" como siempre hago. El número de personajes importantes (o más bien, relevantes en la trama) no es tan extenso, lo cual no significa nada negativo. Como hizo en Gantz, Oku modela a los individuos de su manga con suma maestría, sin apenas necesidad de basarse en el diálogo para ello. Él tiene un estilo de narración muy, muy peculiar. Es tan propio y diferente que habrá tanto personas que lo adoren, como personas a quienes no les guste nada. A mí personalmente me encanta cómo escribe y desarrolla este hombre sus historias. Las dota de intensidad y grandes cantidades de silencio que, irónicamente, nos dicen mucho al lector. Su ritmo es lento pero aún así extremadamente entretenido y fácil de leer, además de adictivo: cuando la cosa comience a avanzar, no podrás despegar los ojos del cómic.
Es entonces cuando llegamos a los personajes, quienes poseen personalidades ricas en matices, definidas a la perfección. Los más profundos son, obviamente, los protagonistas y sus relativas familias y amistades; sin embargo Oku no se ha limitado a eso. Demuestra sus grandes habilidades como escritor haciendo que los lectores empaticemos con las personas normales de su mundo ficticio, aquellas sin aparente relevancia. A pesar de estas no tener peso en la trama principal, él les dedica tiempo, les dota de una personalidad y logra que nos importe lo que les pase; de esta manera, las acciones de los protagonistas serán más tensas todavía pues aquí y ahora, estaremos altamente preocupados por los ciudadanos de a pie.
La parte más atractiva es la siguiente: cuando ambos principales son "convertidos" en robots, pierden la capacidad de sentir emociones (lo que digo puede parecer spoiler, pero es apenas el primer capítulo, tranquil@s). Entonces, ambos entran en una crisis de identidad, que resolverán de maneras radicalmente distintas en las que la idea sobre qué es la humanidad nos será sutilmente mostrada. Para ver más sobre eso, me temo, deberás haber leído la obra y posteriormente dirigirte a la parte spoiler de este post, y no en el orden contrario, bribona o bribón.
Los secundarios son de lujo, y representan en ocasiones algunos clichés del género con el fin de hacer que el cómic conecte mejor. Es el caso de la familia de Inuyashiki, sobre todo su hija; Andō Naoyuki (el sidekick); o la novia de Shishigami. Estos personajes siempre ayudan al desarrollo de la trama y jamás se sienten forzados, por lo que los adoro.
Vayamos ahora con otra de las características más importantes y necesarias en un manga de Oku: la épica, la acción, sus escenas apoteósicas y emocionantes. Inuyashiki tiene una duración más breve que Gantz y por eso no hallaremos tantísimos momentos brutales; pero los hallaremos, y seguirán siendo igual de brutales, impactantes y carentes de limitación en cuanto a violencia e imaginación. La trama tiene toques únicos que la convierten en algo nuevo, fresco; y el autor nos sigue deleitando con las más insólitas situaciones, que van ganando contundencia hasta los tomos finales: un festín infinito de momentos impagables, alcanzados gracias a las proezas de Oku escribiendo personajes y contando intrépidas escenas de emoción pura.
Se aparta de la sangre y de las chicas atractivas sin ropa que tanto le gustan (no quita tampoco que haya por ahí personajes guapísimos, qué bien dibuja el cabrón), y es por ello que afirmo que ha madurado para bien. No digo que no pueda o deba hacerlo si le da la gana (o si tiene algún que otro motivo), pero definitivamente consigue que el manga parezca más accesible.
El arte es exactamente igual que en Gantz, increíble; aunque son visibles mejoras en ciertos aspectos, sobre todo en el apartado de las sombras. Combina sus dibujos con las imágenes por ordenador o realizadas por una cámara a la perfección, siendo el resultado extremadamente realista y hermoso. Esto ayuda a que los momentos alucinantes sean todavía mejores.
Como veis, el manga estaba encaminado a convertirse en uno de los mejores que he tenido el placer de leer, sobre todo cuando termina el insuperable penúltimo arco argumental, el auténtico clímax de la historia (aviones y peleas acojonantes, ya sabéis de qué hablo los que la hayáis leído).
Todo se desmorona, desafortunadamente, en el tramo final.
La historia da un inesperado giro que pondrá a todos los personajes en jaque. Sin embargo, lejos de ser el final perfecto y apoteósico que la obra necesitaba, se convierte en un final apresurado y frío el cual nos deja con mal sabor de boca. Está desaprovechado, ya que absolutamente todo lo que se tenía entre manos podría haber dado mucho más de sí. Sentí que la historia se quedaba coja, inconclusa, al ser abandonados a medias conceptos sin llegar a ser lo suficientemente sólidos. De hecho cuando terminé, no pensaba que ese fuera el verdadero final y esperé nuevos números los meses siguientes, cosa que no pasó: Inuyashiki había acabado de verdad.
Lo único bueno del final es que nos deja una preciosa enseñanza. Desgraciadamente, me temo que no es suficiente ni compensa en absoluto.
Si no hubiera sido por este gran tropezón, esta historia habría perdurado en mi cabeza para siempre. Pienso que Hiroya Oku es capaz de más, muchísimo más, pero quizás ha sucumbido ante el miedo, no lo sé. Lo único que sé, es que una gran obra se ha quedado a las puertas de mi Olimpo de los cómics y la literatura por esto, lo cual es una gran, gran pena.
ZONA SPOILER: MI OPINIÓN Y ANÁLISIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA EN INUYASHIKI
Muy bien, ¿qué es eso que he visto en Inuyashiki tan especial, alejado del género de superhéroes corriente, que me ha enamorado tanto? Tenemos una interesante inversión de papeles, donde ahora el protagonista heroico es un hombre adulto y el villano es un adolescente. Pero más allá de eso, lo mejor es su visión sobre qué hace humano a un ser humano, frase que habré repetido hasta la saciedad en esta crítica.
Inuyashiki es un tío normal y corriente con mala suerte. Es débil. No conecta con el mundo moderno. Y su única familia no le hace caso, no le valora, ni a él ni al esfuerzo que él hace por ellos. Su hija (gran personaje) no se da cuenta de que su padre es una buena persona y (sobre todo) un buen padre que siempre la ha querido y quiere lo mejor para ella. Entonces, él busca un perro para que le dé compañía, para tener alguien con quien compartir su vida. Inuyashiki no es un héroe, no quiere serlo ni jamás lo hubiera sido.
Como podemos apreciar en el primer volumen, él tiene una grave crisis existencial desde que deja de ser un ser orgánico, por llamarlo de alguna manera. Se siente incapaz de sentir, de tener emociones y empatía, de hacer cosas tan aparentemente insignificantes pero realmente importantes, como ser capaz de llorar.
En plena crisis, ve una situación injusta. Además, para el espectador es más injusta todavía, pues la víctima es un tipo con el que hemos empatizado previamente. Y él ayuda a esta persona pero no porque sea un defensor de la justicia, sino porque puede, porque ahora es un súper humano y no tiene otra cosa que hacer. Entonces, gracias a que realiza una buena acción, Inuyashiki es capaz de sentirse humano de nuevo, capaz de llorar, capaz de querer, de ver que tiene algo por lo que seguir viviendo.
Por el contrario, Shishigami siempre fue algo más apático hacia personas no relacionadas con él, teniendo en cuenta que es un adolescente, posiblemente está hasta en la edad del pavo. Él pasó por la misma crisis, no obstante, aquello que le hizo sentir humano no fue ayudar a la gente.
Fue asesinar a la gente. Cuando mataba, sentía que era humano, sentía que era capaz de tener emociones de nuevo.
Qué interesante, ¿no? Cómo lo que hace humano a un humano, según un punto de vista varía tanto: es la capacidad de ayudar y de hacer el bien según uno; y según otro, es la capacidad de asesinar, de pisotear y masacrar a los débiles que no pueden defenderse. La supervivencia del más fuerte.
Cada concepto es algo totalmente individual que nace según la eduación recibida y la percepción de la vida y el mundo de cada personaje. Pero esto, en última instancia, no es lo que los hace humanos. Al menos, yo no lo creo así.
Porque ellos simplemente optaron por un camino que les hiciera sentir bien en una situación desesperada. Es decir, no importaban cuáles fueran las consecuencias ya que, principalmente, lo hacían por pura satisfacción propia. Hallaron aquello que les hacía sentir bien, que les hacía sentir humanos, y continuaron haciéndolo.
Es entonces cuando, según mi opinión, llegamos a la principal característica que hace humano al humano: su egoísmo. Inuyashiki no es un héroe al principio (aunque luego evolucione para serlo), y si salvar gente no le hubiera dado esa satisfacción propia que necesitaba, no habría seguido haciéndolo.
Y de la misma manera, Shishigami no es un villano. Es un chico inmaduro, inconsciente, apático, a quien no le importan las consecuencias horribles de sus actos, muy probablemente porque no les vea importancia alguna. No habría seguido asesinando familias inocentes si esto no le hubiera causado la satisfacción y la sensación de ser un humano.
Los humanos nos guiamos, pues, por aquello que necesitamos primero, y después, en base a eso, nos vamos desarrollando. Pero no nacemos siendo héroes ni villanos, así que optar por alguna de estas dos afiliaciones no hará que seamos más o menos fieles a nuestra naturaleza.
Ya que estoy en la zona spoiler, aprovecho para comentar lo increíble que me parece la pelea entre Inuyashiki y Shishigami (todo, desde cuando el último tira los aviones hasta la batalla final de casi un tomo, acabando por la resurrección final de Mary, la hija de nuestro protagonista). Es Hiroya Oku en estado puro, una gozada sin igual.
Por otra parte, tenemos el clímax de la historia, la llegada del meteorito gigante. Ya he dicho arriba qué opino al respecto: me parece un final apresurado y me dejó muy frío. No por la muerte de ambos, sino por todas las cosas que esta obra podría haber ofrecido si hubiera sido de forma distinta.