Netflix estrenó hace unos cuantos meses su nueva versión del anti-héroe Marvel por excelencia, Frank Castle. Para sorpresa de nadie, mi opinión llega algo tarde y espero que me seáis capaces de perdonar por ello. Como siempre, no es mi intención aportar detalles o interpretaciones novedosas de la serie (puesto que ya estará todo dicho); simplemente quiero expresar mis impresiones sobre la misma. No he leído suficientes tebeos como para considerarme fanático de El Castigador, pero sí poseo un mínimo conocimiento de sus historias, y además, en esta ocasión guardo especial interés, pues tengo el dudoso honor de ser una de esas pocas personas a quien le gustan las dos entregas cinematográficas del personaje. En lo personal, mis expectativas eran difíciles de alcanzar.
The Punisher salió en un momento difícil para el mundo televisivo de Marvel, por lo que sobre ella recayó la imprescindible tarea de demostrar que este mundo aún es capaz de ofrecer productos de alta calidad.
El tiempo ya ha pasado, así que la siguiente pregunta ya puede ser respondida: ¿Ha logrado The Punisher su objetivo?
Sí.
No es la mejor serie de televisión del mundo ni pretende serlo. No ha alcanzado una enorme fama mundial, y no creo que haya marcado muchos récords de audiencia.
Pero eso no era primordial.
The Punisher se ha revelado como una serie estupenda, poseedora de una buena trama protagonizada por buenos personajes, y más importante: leal al material original.
Adapta donde tiene que adaptar; es fiel donde tiene que serlo; y no se siente como simple fanservice o como algo irrelevante. Es una historia autoconclusiva que funciona por sí sola, de manera que podrás disfrutarla sin tener que haber leído un solo cómic anteriormente o sin haber visto las películas
y series de Marvel previas a ella.
Las actuaciones son uno de los puntos más sólidos. Amber Rose es genial, Ebon hace un trabajo formidable, Ben Barnes lo clava y Paul Schulze interpreta a un villano aterrador.
Pero es Jon Bernthal quien nació para su papel. Su aparición en Daredevil nos hizo creer a todos que este tío podía tener un gran futuro, pensamiento que ya se ha comprobado totalmente con la salida de esta serie. Tanto su apariencia ruda como su voz están clavadas. Encima, el actor nos hace ver la humanidad del personaje, que está en una confusa epopeya de sufrimiento e indecisión. Su ira se halla reprimida en el interior, y pobre del que ose liberarla, pues se dará de bruces con un aterrador monstruo vengativo sin escrúpulos que arrasa con todo lo que tiene por delante. Todos estos matices se sienten reales, ya sea en su tranquilidad o en sus imponenetes momentos de furia asesina, hasta el punto de no parecer una actuación. Ambos hombres se han fundido y ahora, Jon Bernthal es Frank Castle.
Me llevé una gran sorpresa cuando, en el transcurso de la temporada, los secundarios adquirían protagonismo, que se tradució en un apropiado nivel de profundidad y evolución. Castle lleva sobre sus hombros la mayor parte del peso de la serie, pero no por eso a los demás se les da de lado. Madani, Lieberman y su familia, Billy, Rawlins, Curtis, Lewis, todos resultan imprescindibles para el transcurso fluido de la historia. Eso me desmostró que no estamos ante el típico producto unidimensional de superhéroes. Estamos ante una historia realista (todo lo que puede), que cuenta además con villanos perfectamente justificados que no caen jamás en lo ridículo ni exagerado; poseen un aura de verosimilitud y peligro. El antagonista principal es uno de los tipos ficticios que más he odiado en mucho, mucho tiempo.
Yo gané apego sincero hacia algunos personajes, como Lieberman u obviamente el propio Castle, y esto es porque se toma el tiempo de presentarlos y explicarte cómo son (a veces es un tiempo excesivo, pero ya iremos con eso más adelante). Entre ellos hay una eficaz diversidad: cada uno es distinto y cada uno carga con diferentes dilemas. Es de agradecer que no haya discriminación de sexo ni racismo. Aunque estemos a pleno 2018, aún hay productos que esto no lo han comprendido.
Uno de mis grandes miedos (y el de la extensa mayoría del público) era la posible censura. El Castigador siempre ha sido la cara "fea" de Marvel, un cómic sin límites que no ha escatimado en violencia horrible o historias repugnantes. Este factor hace que su público se vea muy reducido, puesto que la gente más sensible no lo podrá soportar. Sabiendo lo que Disney está haciendo con los superhéroes (infantilizarlos hasta puntos absurdos), muchos de nosotros temíamos que este Castle no pudiera ser tan brutal como debería. Me alegra decir que esto no es así: la violencia es áspera, es desagradable, es real, y por eso es una auténtica delicia. Me siento muy satisfecho con ella.
The Punisher se atreve con cosas que muy pocas series serían capaces de tratar (salvo las de HBO, esos cabr*nes se atreven con todo) y sinceramente, me ha encantado. El espectador será testigo de personajes más retorcidos de lo normal, sádicos, fetichistas o directamente depravados sexuales; lo que le otorga una atmósfera más agresiva que encaja a la perfección.
El apartado técnico es maravilloso, y muy para mi asombro, la banda sonora tiene temas brillantes.
Evidentemente, Frank Castle se muestra como un badass, el "puto amo"; sin embargo, te dejan caer a veces que su limitado punto de vista no es muy diferente del de un terrorista, o simplemente un criminal. Él es consciente de que lo que hace no es moralmente correcto, ¿y sabes qué? No le puede dar más igual: él no es un héroe, nunca fue su intención.
A la hora de ahondar en la personalidad atormentada de Karen Page hay una pequeña "apología de las armas" que hallo innecesaria, poco acorde con su personaje; a pesar de que después esto es compensado, pues el resto de tramas están dedicadas a destacar (muy sabiamente) lo horrible e injusta que es la guerra, y cómo esta destruye las vidas humanas sin remedio alguno.
Ahora bien, obviamente no todo ha sido para alabar.
Principalmente, creo que 13 capítulos ha sido una longitud excesiva para la historia que se ha contado. La trama es simple, eso está bien, pero no da para tanto. En general, a la serie le cuesta arrancar. Aunque agradezco el alto nivel de profundidad que se le ha concedido, al mismo tiempo pienso que ciertos momentos han sido estirados hasta el punto de sacrificar todo el ritmo. No es necesario detener toda la acción para explicarnos a un personaje. Personalmente, no me sentí enganchado al 100% hasta el cuarto o quinto capítulo, cuando las subtramas convergen y los problemas comienzan a hacerse más y más grandes.
No ha llegado a resultarme "aburrida" en ningún momento, pero sí hay momentos indudablemente más entretenidos que otros, resultado de una estructura narrativa algo irregular.
Consecuencia directa del apartado que acabo de tratar, viene el siguiente: he echado de menos más violencia. Antes de nada: sí, hay violencia. Sí, la violencia que hay es brutal. Pero eso no quita el hecho de que Frank se pone el "traje" del Castigador en un único episodio. Sus masacres se pueden contar con los dedos de una mano, número insuficiente (en mi opinión) para una duración tan extensa como 13 capítulos.
Y no me digas: "mayores cantidades de violencia exagerada no hacen mejor a una serie", porque estamos hablando de El Castigador, cuyo signo de identidad es la violencia desmedida. A quien no le guste esto que no la vea, así de fácil. Cuando vas a ver un producto de este personaje, automáticamente se te prometen matanzas inmorales de mafiosos hasta en la vuelta de la esquina. Este nuevo Frank Castle es demasiado... suave, y no termina de captar la esencia de asesino psicópata que lo hace tan fascinante en los cómics.
El clímax del penúltimo capítulo (duodécimo) me parece una gozada audiovisual, el último paso para completar una evolución que se ha ido estableciendo poco a poco, con buena letra. En este punto, yo consideraba necesario un episodio 13 para dar toque final a los últimos cabos sueltos de la temporada; desafortunadamente, en el susodicho episodio se dio una conclusión insatisfactoria para mi gusto. Demasiado ligera, quizás. Tiene momentos sublimes (no me esperaba lo de Jigsaw, siendo sincero), pero gran parte de la evolución mencionada se ha abandonado de forma incoherente. Solo me queda esperar para una segunda temporada que termine de explorar estos detalles que estoy mencionando.
Así que, ¿opinión final? Mi corazón dice sobresaliente, mi mente dice notable, y mi memoria no para de recordarme las horas de buen entretenimiento que me ha ofrecido, sobre todo a partir de la segunda mitad de la temporada. 8,5/10.
¿Qué puedes encontrar aquí? Mi opinión sobre todo tipo de temas de los cuales me guste hablar (películas, series de TV, cómics, manga y más), siempre sin destripar el argumento salvo ciertas ocasiones (en las que se avisará previamente) para que los que aún no hayan visto el producto puedan disfrutar igual y tener un veredicto ajeno sobre su calidad. ¡Espero que lo disfrutes, lector, y compartas con nosotros tus pensamientos! Un gran saludo a todos.
sábado, 31 de marzo de 2018
domingo, 18 de marzo de 2018
El verdadero acierto de My Hero Academia (Reseña Boku No Hero Academia, 1ª y 2ª temporada).
Wow, he optado por un título atrevido, ¿eh? Siendo una serie de la que todo el mundo ha hablado quizás sea estúpido por mi parte pensar que tengo algo más que aportar. Con la tercera temporada apenas a un mes de su fecha de salida, ¿qué se va a decir de Boku No Hero que no se haya dicho ya?
Bueno, pues aquí estoy yo, como siempre, para aportar mi pequeño granito de arena.
"Yo soy más de mangas/animes seinen", decía yo hace unos meses. Aunque esa declaración siga siendo (más o menos) cierta, un acontecimiento reciente (que ya os estaréis imaginando) ha hecho que reconsidere mi posición.
Gracias a Boku No Hero Academia (abreviémosla durante esta crítica como BnH) he recordado una de mis pasiones más olvidadas en los últimos tiempos: las peleas. Los shonen de pelea. La emoción implícita en ver a dos o más tipos partirse la cara entre ellos. La intensidad y entretenimiento de una buena película o serie de acción pura. Porque sí, quizás esté de moda decir "soy un intelectual a quien solo le gustan las obras profundas con 800 metáforas", pero admitámoslo: esta clase de productos más ligeros también nos encantan. Al fin y al cabo, ¿qué es el arte, sino aquello que sabe transmitir en el espectador las emociones que desea?
En efecto: BnH me parece arte, y pienso explicarte por qué lo considero como tal.
Si te apetece, puedes quedarte y leerme. No pienso entrar en ningún spoiler. ¡Eres bienvenid@!
BnH es un shonen (mangas dirigidos a jóvenes y adolescentes, en los cuales prima la acción), y como tal, bebe de las características más destacadas del género. Su complejidad no llega ni a la suela de los talones a otras series seinen (historias dirigidas para adultos que usualmente contienen mayor profundidad de trama y personajes) verdaderamente intrincadas e íntimas. Sin embargo, en absoluto considero esto como una queja válida, ya que BnH es consciente de su género y de sus limitaciones. Lo he dicho un millón de veces, pero lo repetiré siempre que haga falta: hay que juzgar un producto por lo que pretende conseguir y por lo que acaba consiguiendo respecto a sus intenciones iniciales. El hecho de pertenecer al género seinen no hace automáticamente buena a una historia, de la misma manera que pertenecer al shonen no la hace peor; todo depende de cómo te muevas dentro de tus límites y de lo que seas capaz de cumplir con respecto a tus objetivos.
Por eso, no importa cuántas historias más enrevesadas haya, BnH seguirá siendo una obra maestra, dentro y fuera de su género.
También he de admitir que, a pesar de todo, no se salva de algunos de los arquetipos más comunes en los shonen. El lado positivo de esto es la increíble capacidad que tiene de usarlos a su favor, y así hacer que pasen bastante desapercibidos.
Lo primero que resalta en BnH es su originalidad. Más quisieran el 90% de escritores en Marvel o DC tener siquiera un cuarto de la creatividad que tiene el autor del manga. Vamos a ver un sinfín de personajes diferentes, quienes cuentan con las más disparatadas, divertidas o útiles habilidades. Los diseños rezuman gran imaginación y perspicacia al igual que las distintas personalidades, siempre en consonancia el personaje y sus capacidades. La gran diversidad que hay entre ellos aporta un ambiente atractivo y hace que cada espectador pueda encontrar fácilmente aquel personaje que más le guste o con el que más se identifique.
El entorno creado es uno de los aciertos más destacados ligados a esta originalidad. El mundo de los superhéroes ha estado sufriendo durante décadas una gran carencia: el cambio. Hoy en día, los cómics no hacen más que repetir las mismas historias hasta el cansancio, con los mismos personajes que llevan 50 años dando por culo. Esto llevó al agotamiento de los lectores, quienes hartos de una industria incapaz de avanzar, fuimos perdiendo progresivamente el interés. BnH, en cambio, ofrece novedades. Nos sitúa en un mundo de superhéroes alternativo, que gracias a la monotonía general de los anteriores, se siente más fresco y necesario que nunca.
Y no solo es eso; además, la premisa es totalmente inédita, y encima encaja a la perfección con nuestra sociedad actual sobrecargada de superhéroes: estamos ante un chico sin cualidades sobrenaturales en un mundo donde todos nacen con algún superpoder, y para mayor desgracia, quiere ser un héroe. Ha nacido amándolos y viéndolos. Él siente la impotencia e injusticia, pero aun así, nada le podrá quitar la cualidad más importante que lleva dentro... su auténtico heroísmo.
Midoriya es un protagonista excelente, porque no puede abrirse paso a simples hostias (como hacen la mayoría de héroes de su género). Él conoce la debilidad, y por eso conoce el valor de la bondad y la fuerza de voluntad. Jamás dejará de intentar convertirse en un héroe, aunque tenga que perder una y un millón de veces. En un mundo donde todos son una amenaza para él, su avance y evolución se sentirán reales, emocionantes, merecidas. No vencerá porque "es el más fuerte y ya está"; si sale victorioso es porque se lo ha ganado con sangre, sudor y lágrimas. Aquí no hay progresiones de poder estúpidas: si un personaje no es más fuerte que el rival, perderá; y si quiere ganar, o entrena o recurre a diversas estrategias. En cierto modo es una especie deconstrucción de los típicos protagonistas ultrapoderosos de los shonen, que al mismo tiempo no está demasiado alejada de los mismos.
La primera temporada es una introducción sublime para el espectador. Simple, rápida y efectiva. No profundiza mucho, pero no hace falta. Tiene todos los elementos necesarios que nos engancharán y harán que queramos saber más sobre la serie. Es entretenidísima, fluida, tiene personajes que prometen... ya está.
Y si algo faltaba en esta primera temporada, es cubierto de sobra en la segunda. Sin dejar atrás todas las características que la hicieron un auténtico placer para los sentidos, se ahonda mucho en las motivaciones e identidades de los personajes principales. Estos se hacen más tangibles, por lo que nos encariñamos en mayor medida con ellos. La temática principal sobre la que podremos distinguirlos será su propia definición de lo que implica ser un héroe. Cada uno evolucionará y aprenderá (característica muy necesaria, pero ausente en casi todos los shonen) el auténtico significado de aquello que ansían. Os aviso: es genial.
Entonces, llegamos a un punto clave. Uno de los mayores aciertos de la serie, el pilar principal de la gama de personajes: nada más y nada menos que All Might.
Todo lo que han dicho sobre él es cierto: es el arquetipo de Supermán, pero bien hecho. Me gustaría entrar en (solo) un poco de spoiler ahora. Nada excesivo, es únicamente sobre los primeros episodios.
All Might es el símbolo de la paz. Gracias a él, los índices de criminalidad están por los suelos. No solo es la autoridad suprema: también es la imagen del optimismo, de la seguridad. Es alguien que se sacrifica por los demás. Su inquebrantable espíritu pasará por todo lo que haga falta, salvando vidas siempre con una sonrisa en la cara. Pero... eso está por acabarse. Después de su última gran batalla perdió casi todo su poder, hasta el punto de poder mantener este por un par de horas al día, nada más. Quien antes estaba a cargo de todo, mira ahora impotente cómo sus límites se estrechan mientras que todo aquello por lo que luchó se quebranta. Ya es incapaz de salvar a todos lo que le necesitan por lo que su lucha no es contra algún villano horrible, sino contra sí mismo.
Así es como se maneja a un personaje básicamente invencible. No importa lo virtuoso que All Might sea tanto física como mentalmente, incluso él tiene debilidades realistas.
Ver su evolución y su constante lucha interna es algo fuera de serie; sobre todo cuando consigue sobrepasar sus límites, demostrando así que aún no es inútil y todavía puede representar aquello que ama por encima de todas las cosas. Él es un auténtico héroe, vaya. En cuerpo y en alma.
Enlazando con lo que acabo de comentar, viene otro de los grandes aciertos de BnH: las limitaciones de los personajes. Por lo general, en ambos géneros (shonen o superhéroes) no importa lo destructiva que haya sido una batalla, pues al cabo de unos cuantos episodios y un par de vendas, no habrá consecuancia alguna.
En BnH esto no es así. Que un personaje se lleve al límite traerá consecuencias irreversibles, tanto físicas como psicológicas, que aportarán un altísimo grado de tensión y dramatismo a los momentos. Las acciones que uno toma no pueden ser tomadas a la ligera.
Y esto nos re-dirige, de nuevo, hacia otro de los mayores aciertos: ¿cuál es la característica más destacada de la serie, que ha ayudado en gran medida a su éxito? Las sensaciones que transmite.
BnH es, sin duda, la serie emocionante por excelencia. Gracias a las virtudes de su guión e historia ya contados sumados a un vertiginoso ritmo, tenemos un constante bombardeo de sentimientos. La mayor parte del mérito se lo llevan la banda sonora, maravillosa, brillante, increíble, y me quedo corto; es la principal razón por la que estamos ante uno de los casos en los que la experiencia del anime supera a la del manga. Además, la animación es simplemente magistral. Prácticamente en todos los capítulos habrá momentos donde todos los pelos del cuerpo se te pongan de punta. Las peleas solo alcanzan este gran nivel por el trasfondo que tienen detrás de los guantazos y las explosiones chulas. Está tan bien hecho que puede verse una y otra vez sin resultar cansino. No existe ni un solo segundo aburrido y siempre hay ganas de ver un episodio más.
Mirad el post. Ya he dicho una cantidad considerable de aciertos, ¿no? ¿Serán suficientes para justificar su asombrosa fama actual?
No. Aún me queda discutir el último as en la manga, que da título a este post. ¿Cuál es el mayor acierto de todos?
Más allá de los héroes, el argumento, el entretenimiento y la emoción inherentes a BnH, sigue quedando algo; una característica que trasciende todo el apartado puramente técnico.
Se trata, para mí, de la forma en la que el conjunto es tratado, la conexión de todos los elementos comentados anteriormente: su atractivo optimismo.
Como espectador, quieres vivir esos acontecimientos. Uno se siente realmente atrapado por el ambiente que predomina. Olvidamos el cinismo y la cruda realidad de nuestro mundo. Nos introducimos por completo a la academia de los héroes: somos un alumno más. En mí nacieron unas irrefrenables ganas de entrar allí, pasar los exámenes, conversar con los alumnos, hacer amigos como Iida o Uraraka. Es una serie tan seductora que nos coloca en esa situación, evocando un niño interior nuestro deseoso de aventuras, desventuras, emoción, superación personal; deseos de vivir al máximo. Si vas a ver BnH con un espíritu adulto, te perderás lo que importa de verdad. Has de verla con el optimismo y la inocencia de un adolescente, de un niño, que mira hacia delante mientras vive una serie de duros cambios que le harán caer, esforzarse, aprender para un futuro. Esta serie hace que todos sintamos jóvenes, con todo lo que eso implica. Unos chavales invencibles en un mundo donde todo es posible, todo es emocionante y la satisfacción por alcanzar nuestro sueño será las mejor sensación que uno podrá alcanzar jamás.
Quizás el verdadero acierto de Boku No Hero ha sido coger al espectador actual, acostumbrado a un mundo con abundancia de superhéroes exagerados o fanatismo hacia los mismos, y colocarlo en la debilidad. No estamos junto al héroe imbatible, sino junto a Midoriya, la representación de nosotros mismos; así nos embarcamos en una excitante aventura que todos querríamos vivir, la cual nos llevará desde la total impotencia y debilidad hasta la fuerza, la valentía y el heroísmo. Nos fundimos con los hechos y vivimos junto a nuestro protagonista favorito una experiencia tremendamente atractiva, eufórica, divertida, que sacará a nuestro yo más joven para hacerle disfrutar como nunca antes y motivarlo a seguir adelante con sus objetivos sin importar los obstáculos.
Sin embargo, no todo es oro. Perdonad que os diga esto después de la incontable cantidad de párrafos alabándola, pero es cierto. Existen pequeños detalles que le han impedido entrar en mi categoría estrella, Lo mejor de lo mejor. La mayoría de estos se deben a que estamos ante una historia incompleta (ni siquiera la mitad del manga está animada todavía). Es muy probable que, con la llegada de nuevos capítulos en el futuro, esta serie se gane más aún mi corazón, no lo niego. No obstante, las cosas que me han molestado de la etapa que nos ocupa son las siguientes:
Primero y principal, está el rival de Midoriya, Bakugo. Como he leído el manga y estoy al día, sé que en un futuro se comprenderán mejor sus motivaciones e instintos. Pero por ahora, solo sabemos que es un tipo rabioso sin ningún motivo aparte de servir como típico antagonista desagradable del héroe. Ni en dos temporadas pude establecer ninguna relación afectiva con el personaje, algo que no puedo perdonar tratándose de uno de los protagonistas.
Está claro que, al estar muy ligado al género shonen, no podrá librarse de muchos arquetipos, repeticiones en la estructura básica de la historia, los típicos momentos humorísticos forzados y un tono general muy, muy simple. Las peleas son el foco principal, y a veces el sendero que conduce a ellas se recorre en un tiempo insuficiente.
Todas las chicas (a pesar de ser adolescentes) están continuamente sexualizadas. Y no es que yo tenga un gran problema con eso, es más, no me importa si ese elemento sirve un propósito (me han gustado otras sagas que también lo han hecho, como Gantz); sin embargo, sí forma parte de un aspecto chistoso al que se recurre tanto que, en numerosas ocasiones, me saca de contexto.
Aunque tenemos villanos formidables (como Hero Killer Stein), Shigaraki Tomura, el principal, es pésimo. Lo sé, lo sé, está hecho así a propósito, para que evolucione conforme pasan los capítulos. Aun así, como yo me estoy limitando a analizar las primeras temporadas, lo único que tenemos por ahora es a Tomura en su momento más infantil e inexplicable.
De todas maneras, ninguno de estos detalles son suficientes para hacerme olvidar siquiera por un segundo lo mucho que me gusta BnH y lo jodidamente bien que me lo hizo pasar. 10/10.
Bueno, pues aquí estoy yo, como siempre, para aportar mi pequeño granito de arena.
"Yo soy más de mangas/animes seinen", decía yo hace unos meses. Aunque esa declaración siga siendo (más o menos) cierta, un acontecimiento reciente (que ya os estaréis imaginando) ha hecho que reconsidere mi posición.
Gracias a Boku No Hero Academia (abreviémosla durante esta crítica como BnH) he recordado una de mis pasiones más olvidadas en los últimos tiempos: las peleas. Los shonen de pelea. La emoción implícita en ver a dos o más tipos partirse la cara entre ellos. La intensidad y entretenimiento de una buena película o serie de acción pura. Porque sí, quizás esté de moda decir "soy un intelectual a quien solo le gustan las obras profundas con 800 metáforas", pero admitámoslo: esta clase de productos más ligeros también nos encantan. Al fin y al cabo, ¿qué es el arte, sino aquello que sabe transmitir en el espectador las emociones que desea?
En efecto: BnH me parece arte, y pienso explicarte por qué lo considero como tal.
Si te apetece, puedes quedarte y leerme. No pienso entrar en ningún spoiler. ¡Eres bienvenid@!
BnH es un shonen (mangas dirigidos a jóvenes y adolescentes, en los cuales prima la acción), y como tal, bebe de las características más destacadas del género. Su complejidad no llega ni a la suela de los talones a otras series seinen (historias dirigidas para adultos que usualmente contienen mayor profundidad de trama y personajes) verdaderamente intrincadas e íntimas. Sin embargo, en absoluto considero esto como una queja válida, ya que BnH es consciente de su género y de sus limitaciones. Lo he dicho un millón de veces, pero lo repetiré siempre que haga falta: hay que juzgar un producto por lo que pretende conseguir y por lo que acaba consiguiendo respecto a sus intenciones iniciales. El hecho de pertenecer al género seinen no hace automáticamente buena a una historia, de la misma manera que pertenecer al shonen no la hace peor; todo depende de cómo te muevas dentro de tus límites y de lo que seas capaz de cumplir con respecto a tus objetivos.
Por eso, no importa cuántas historias más enrevesadas haya, BnH seguirá siendo una obra maestra, dentro y fuera de su género.
También he de admitir que, a pesar de todo, no se salva de algunos de los arquetipos más comunes en los shonen. El lado positivo de esto es la increíble capacidad que tiene de usarlos a su favor, y así hacer que pasen bastante desapercibidos.
El entorno creado es uno de los aciertos más destacados ligados a esta originalidad. El mundo de los superhéroes ha estado sufriendo durante décadas una gran carencia: el cambio. Hoy en día, los cómics no hacen más que repetir las mismas historias hasta el cansancio, con los mismos personajes que llevan 50 años dando por culo. Esto llevó al agotamiento de los lectores, quienes hartos de una industria incapaz de avanzar, fuimos perdiendo progresivamente el interés. BnH, en cambio, ofrece novedades. Nos sitúa en un mundo de superhéroes alternativo, que gracias a la monotonía general de los anteriores, se siente más fresco y necesario que nunca.
Y no solo es eso; además, la premisa es totalmente inédita, y encima encaja a la perfección con nuestra sociedad actual sobrecargada de superhéroes: estamos ante un chico sin cualidades sobrenaturales en un mundo donde todos nacen con algún superpoder, y para mayor desgracia, quiere ser un héroe. Ha nacido amándolos y viéndolos. Él siente la impotencia e injusticia, pero aun así, nada le podrá quitar la cualidad más importante que lleva dentro... su auténtico heroísmo.
Midoriya es un protagonista excelente, porque no puede abrirse paso a simples hostias (como hacen la mayoría de héroes de su género). Él conoce la debilidad, y por eso conoce el valor de la bondad y la fuerza de voluntad. Jamás dejará de intentar convertirse en un héroe, aunque tenga que perder una y un millón de veces. En un mundo donde todos son una amenaza para él, su avance y evolución se sentirán reales, emocionantes, merecidas. No vencerá porque "es el más fuerte y ya está"; si sale victorioso es porque se lo ha ganado con sangre, sudor y lágrimas. Aquí no hay progresiones de poder estúpidas: si un personaje no es más fuerte que el rival, perderá; y si quiere ganar, o entrena o recurre a diversas estrategias. En cierto modo es una especie deconstrucción de los típicos protagonistas ultrapoderosos de los shonen, que al mismo tiempo no está demasiado alejada de los mismos.
La primera temporada es una introducción sublime para el espectador. Simple, rápida y efectiva. No profundiza mucho, pero no hace falta. Tiene todos los elementos necesarios que nos engancharán y harán que queramos saber más sobre la serie. Es entretenidísima, fluida, tiene personajes que prometen... ya está.
Hablo de Uraraka (¡la adoro!), Todoroki (de las mejores historias, atípica e interesante), Iida (uno de mis favoritos), Kirishima, Yaoyorozu, Shinso (me encanta), Tsuyu, Tokoyami (otro que amo), Mina, Jirou... No diré más por miedo a hacer spoiler.
Y ahora mismo me refiero solo de los aprendices; luego tenemos una cantidad igual de profesionales. Tipos y tipas que representan lo mejor de lo mejor; los putos amos, vaya. Son mentores que infringen respeto y autoridad. Eraser Head (¡BRUTAL!), Recovery Girl, Mic o el director...
Entonces, llegamos a un punto clave. Uno de los mayores aciertos de la serie, el pilar principal de la gama de personajes: nada más y nada menos que All Might.
Todo lo que han dicho sobre él es cierto: es el arquetipo de Supermán, pero bien hecho. Me gustaría entrar en (solo) un poco de spoiler ahora. Nada excesivo, es únicamente sobre los primeros episodios.
All Might es el símbolo de la paz. Gracias a él, los índices de criminalidad están por los suelos. No solo es la autoridad suprema: también es la imagen del optimismo, de la seguridad. Es alguien que se sacrifica por los demás. Su inquebrantable espíritu pasará por todo lo que haga falta, salvando vidas siempre con una sonrisa en la cara. Pero... eso está por acabarse. Después de su última gran batalla perdió casi todo su poder, hasta el punto de poder mantener este por un par de horas al día, nada más. Quien antes estaba a cargo de todo, mira ahora impotente cómo sus límites se estrechan mientras que todo aquello por lo que luchó se quebranta. Ya es incapaz de salvar a todos lo que le necesitan por lo que su lucha no es contra algún villano horrible, sino contra sí mismo.
Así es como se maneja a un personaje básicamente invencible. No importa lo virtuoso que All Might sea tanto física como mentalmente, incluso él tiene debilidades realistas.
Ver su evolución y su constante lucha interna es algo fuera de serie; sobre todo cuando consigue sobrepasar sus límites, demostrando así que aún no es inútil y todavía puede representar aquello que ama por encima de todas las cosas. Él es un auténtico héroe, vaya. En cuerpo y en alma.
Enlazando con lo que acabo de comentar, viene otro de los grandes aciertos de BnH: las limitaciones de los personajes. Por lo general, en ambos géneros (shonen o superhéroes) no importa lo destructiva que haya sido una batalla, pues al cabo de unos cuantos episodios y un par de vendas, no habrá consecuancia alguna.
En BnH esto no es así. Que un personaje se lleve al límite traerá consecuencias irreversibles, tanto físicas como psicológicas, que aportarán un altísimo grado de tensión y dramatismo a los momentos. Las acciones que uno toma no pueden ser tomadas a la ligera.
Y esto nos re-dirige, de nuevo, hacia otro de los mayores aciertos: ¿cuál es la característica más destacada de la serie, que ha ayudado en gran medida a su éxito? Las sensaciones que transmite.
BnH es, sin duda, la serie emocionante por excelencia. Gracias a las virtudes de su guión e historia ya contados sumados a un vertiginoso ritmo, tenemos un constante bombardeo de sentimientos. La mayor parte del mérito se lo llevan la banda sonora, maravillosa, brillante, increíble, y me quedo corto; es la principal razón por la que estamos ante uno de los casos en los que la experiencia del anime supera a la del manga. Además, la animación es simplemente magistral. Prácticamente en todos los capítulos habrá momentos donde todos los pelos del cuerpo se te pongan de punta. Las peleas solo alcanzan este gran nivel por el trasfondo que tienen detrás de los guantazos y las explosiones chulas. Está tan bien hecho que puede verse una y otra vez sin resultar cansino. No existe ni un solo segundo aburrido y siempre hay ganas de ver un episodio más.
Mirad el post. Ya he dicho una cantidad considerable de aciertos, ¿no? ¿Serán suficientes para justificar su asombrosa fama actual?
No. Aún me queda discutir el último as en la manga, que da título a este post. ¿Cuál es el mayor acierto de todos?
Más allá de los héroes, el argumento, el entretenimiento y la emoción inherentes a BnH, sigue quedando algo; una característica que trasciende todo el apartado puramente técnico.
Se trata, para mí, de la forma en la que el conjunto es tratado, la conexión de todos los elementos comentados anteriormente: su atractivo optimismo.
Como espectador, quieres vivir esos acontecimientos. Uno se siente realmente atrapado por el ambiente que predomina. Olvidamos el cinismo y la cruda realidad de nuestro mundo. Nos introducimos por completo a la academia de los héroes: somos un alumno más. En mí nacieron unas irrefrenables ganas de entrar allí, pasar los exámenes, conversar con los alumnos, hacer amigos como Iida o Uraraka. Es una serie tan seductora que nos coloca en esa situación, evocando un niño interior nuestro deseoso de aventuras, desventuras, emoción, superación personal; deseos de vivir al máximo. Si vas a ver BnH con un espíritu adulto, te perderás lo que importa de verdad. Has de verla con el optimismo y la inocencia de un adolescente, de un niño, que mira hacia delante mientras vive una serie de duros cambios que le harán caer, esforzarse, aprender para un futuro. Esta serie hace que todos sintamos jóvenes, con todo lo que eso implica. Unos chavales invencibles en un mundo donde todo es posible, todo es emocionante y la satisfacción por alcanzar nuestro sueño será las mejor sensación que uno podrá alcanzar jamás.
Quizás el verdadero acierto de Boku No Hero ha sido coger al espectador actual, acostumbrado a un mundo con abundancia de superhéroes exagerados o fanatismo hacia los mismos, y colocarlo en la debilidad. No estamos junto al héroe imbatible, sino junto a Midoriya, la representación de nosotros mismos; así nos embarcamos en una excitante aventura que todos querríamos vivir, la cual nos llevará desde la total impotencia y debilidad hasta la fuerza, la valentía y el heroísmo. Nos fundimos con los hechos y vivimos junto a nuestro protagonista favorito una experiencia tremendamente atractiva, eufórica, divertida, que sacará a nuestro yo más joven para hacerle disfrutar como nunca antes y motivarlo a seguir adelante con sus objetivos sin importar los obstáculos.
Sin embargo, no todo es oro. Perdonad que os diga esto después de la incontable cantidad de párrafos alabándola, pero es cierto. Existen pequeños detalles que le han impedido entrar en mi categoría estrella, Lo mejor de lo mejor. La mayoría de estos se deben a que estamos ante una historia incompleta (ni siquiera la mitad del manga está animada todavía). Es muy probable que, con la llegada de nuevos capítulos en el futuro, esta serie se gane más aún mi corazón, no lo niego. No obstante, las cosas que me han molestado de la etapa que nos ocupa son las siguientes:
Primero y principal, está el rival de Midoriya, Bakugo. Como he leído el manga y estoy al día, sé que en un futuro se comprenderán mejor sus motivaciones e instintos. Pero por ahora, solo sabemos que es un tipo rabioso sin ningún motivo aparte de servir como típico antagonista desagradable del héroe. Ni en dos temporadas pude establecer ninguna relación afectiva con el personaje, algo que no puedo perdonar tratándose de uno de los protagonistas.
Está claro que, al estar muy ligado al género shonen, no podrá librarse de muchos arquetipos, repeticiones en la estructura básica de la historia, los típicos momentos humorísticos forzados y un tono general muy, muy simple. Las peleas son el foco principal, y a veces el sendero que conduce a ellas se recorre en un tiempo insuficiente.
Todas las chicas (a pesar de ser adolescentes) están continuamente sexualizadas. Y no es que yo tenga un gran problema con eso, es más, no me importa si ese elemento sirve un propósito (me han gustado otras sagas que también lo han hecho, como Gantz); sin embargo, sí forma parte de un aspecto chistoso al que se recurre tanto que, en numerosas ocasiones, me saca de contexto.
Aunque tenemos villanos formidables (como Hero Killer Stein), Shigaraki Tomura, el principal, es pésimo. Lo sé, lo sé, está hecho así a propósito, para que evolucione conforme pasan los capítulos. Aun así, como yo me estoy limitando a analizar las primeras temporadas, lo único que tenemos por ahora es a Tomura en su momento más infantil e inexplicable.
De todas maneras, ninguno de estos detalles son suficientes para hacerme olvidar siquiera por un segundo lo mucho que me gusta BnH y lo jodidamente bien que me lo hizo pasar. 10/10.
martes, 13 de marzo de 2018
La mejor película animada de la historia: Reseña "Your Name" (Kimi no Na wa.)
Personalmente, he atravesado por varias épocas de "escepticismo cineasta" en mi vida. La característica que estas siempre han compartido es su final: todas, sin excepción, acabaron cuando una nueva, triunfante película consiguió penetrar hondo en mí, devolviéndome ese torrente de emociones cuya existencia casi había olvidado, y quedándose en mi cabeza mucho después del visionado; en resumen, cuando una nueva película me demostró que estaba equivocado. No me estaba volviendo un purista enfadado ni un intelectual de pacotilla a quien no le termina de gustar nada.
Ya tenía yo ganas de otorgar de nuevo un buen 10 a una película. Esas ansias fueron saciadas el día que ví Your Name.
Me pilló por sorpresa, lo admito. No tenía ni idea de qué iba a ver y tampoco albergaba demasiadas expectativas. La comencé sin conocer siquiera su sinopsis; lo único que creía saber era uno de los géneros a los que pertenecía: romántico (por lo que pensé "oh, bueno, será la típica ñoñería de anime hecha para que los más sensibles suelten la lágrima fácil"). Os voy a dar una pista: todo eso es mentira.
Muy por lo general, antes de que yo considere una película como "obra maestra" pasa un buen tiempo tras haberla visto, fase en la cual me doy cuenta de cuánto me ha gustado el producto de verdad.
No obstante, en este caso yo sabía que estaba ante una auténtica obra maestra nada más pasada media hora de metraje.
La inmensa calidad de la animación y los detallados fondos, su premisa tan inusual, esa jodida música venida del mismísimo Olimpo, la sencillez inicial, la complejidad posterior, la capacidad innata de cambiar radicalmente las emociones que transmite (de la más cálida y agradable diversión a total tristeza, por ejemplo) siendo impecable en todas ellas (logro que tiene un mérito sin precedentes, porque si ya es difícil ser bueno transmitiendo un único sentimiento concreto, ¡imagina ser perfecto transmitiendo una gran variedad!); todas estas cosas me golpearon los sentidos sin piedad en un tiempo récord; y para ser sinceros, su ritmo no es que sea demasiado dinámico... Pero es que tenía algo. Algo que me atrapó sin la oportunidad de darme cuenta y no me soltó hasta el final.
Al principio me resultó muy confusa (teniendo en cuenta, sobre todo, que no sabía absolutamente nada sobre ella). Pero esto es intencionado, así que no tires la toalla demasiado pronto. Poco a poco el espectador se va ubicando, la trama se va tejiendo cual preciso hilo en manos de un tejedor, y así se completó una experiencia audiovisual que jamás voy a olvidar.
Estoy en una de estas ocasiones en las que, por mucho que intento poner en marcha toda mi habilidad como intento de escritor, me siento totalmente incapaz de expresar los sentimientos que tengo hacia Your Name. Ni recurriendo a toda mi experiencia o elocuencia escribiendo, poniéndome al servicio de las palabras más rebuscadas o de las frases más intrincadas, he logrado expresar una opinión que transmita a la perfección la totalidad de las sensaciones que me provocó.
No me gustaría resultar pomposo en exceso y comenzar a soltar "todo en esta película es maravilloso" como siempre hago cuando algo me gusta mucho, más que nada porque eso es muy subjetivo y no quiero crear demasiada expectación para aquellos que no la hayan visto aún... Pero es que, tíos y tías, sinceramente, todo en esta película es maravilloso.
Me limitaré a soltar las sensaciones que Your Name despertó en mí aunque sé que no le haré justicia, porque realmente me parece la mejor (y única forma) de hacerle una crítica.
Tú que me estás leyendo, recuerda que esto es mi opinión.
Por si no la has visto todavía, no esperes sentir lo mismo que yo: simplemente busca una gran experiencia sin pretensiones. No te arrepentirás.
Si la has visto: te quiero. Recordémosla juntos.
Su atmósfera es perfecta. Sin más.
No importa que sea en un tradicional pueblo japonés o una bulliciosa metrópolis, el ambiente está recreado con gran precisión. Realza las características más bonitas y atractivas de sus localizaciones consiguiendo un resultado muy acogedor que, además, hace que sitios donde no hemos estado nunca nos resulten tremendamente nostálgicos, en el buen sentido.
A esto sumamos la tremenda calidad de la animación que mezcla con maestría inédita el 2D con el 3D, y cuya totalidad de detalles está cuidada con muchísima pasión y cariño. Se nos ofrece un mundo vivo y fluido a la par que hermoso; cada imagen, cada plano, es un orgasmo visual. Puedo asegurar sin temor alguno que es, junto con Barry Lyndon y Blade Runner 2049, la película más bonita que he visto jamás.
Para rematar, la película posee una banda sonora excelente. No solo es preciosa, también ha sido realizada con suma delicadeza a fin de que encaje a la perfección con su respectiva escena (para más sobre la música, el vídeo de Jaime Altozano está genial).
Sin embargo, incluso todo esto de lo que estoy hablando podría desmoronarse sin contar con una historia o unos personajes de su mismo nivel, capaces de respaldarlo. ¿Es ese el caso? Obviamente sí.
Estamos ante una de esas raras ocasiones en las cuales todos los apartados se conjuntan unos con otros para ofrecer algo más que la suma individual de cada uno. Por sí solos podrían no funcionar tan bien, no obstante, en Your Name todos se sostienen entre sí, engrandeciéndose mutuamente y mostrando así lo mejor de cada uno.
Su trama es una amalgama imposible entre sencilla y enrevesada, una unión que no debería salir bien pero que sin embargo cuenta con una armonía extraordinaria, capaz de rehabilitar el espíritu del espectador.
Los personajes no cuentan con extravagantes peculiaridades; son más bien personas muy normales adaptadas a un modo de vida bastante simple. No parece que puedan resultar interesantes, y aun así la película lo consigue. Utiliza esa sencillez a su favor como algo muy atractivo.
Quizás, para mí, esa sea la palabra que mejor define parte de su éxito: atractivo. Todo el argumento, las relaciones que surgen entre personajes e incluso las localizaciones, son extremadamente atractivas. Yo deseaba en todo momento que me ocurriera algo así, una aventura muy particular y nada convencional en sitios de tan mágica aura. Realmente te hace querer vivir nuevas hazañas y explorar lugares desconocidos para ti. Al principio, el "problema" de los protagonistas puede parecer poco deseable, pero como se observa más adelante, acaban echándolo de menos a la par que el espectador acaba queriendo vivirlo él o ella misma.
La supuesta relación romántica queda relegada a un plano secundario durante la extensa mayoría de la cinta. Esta no es ni de lejos la meta del filme; todo lo contrario, es algo que surje en consecuencia de la historia y clímax que tienen lugar. No es el culmen de la trama, sino el culmen de la relación que ha surgido entre los personajes gracias a los eventos de la trama. No sobra ni una escena, es más, todas están bien merecidas y son, sin duda, aquello a lo que llevan las decisiones tomadas por los protagonistas.
Your Name cuenta con unos giros de la trama brutales, totalmente inesperados, que descolocan al espectador hasta el punto de dejarlo con un pellizco en el estómago. Cómo la confusión va tornándose clara y los eventos toman forma según los minutos avanzan hasta la culminación es una experiencia única. No todo será explicado, aspecto del que quizás algunos se quejen. Más que una desventaja, yo lo veo un acierto descomunal. La película sirve como metáfora de uno de los elementos más destacados de la cultura oriental(*) al mismo tiempo que lanza un precioso mensaje, de manera que preguntar por más de lo que se enseña es totalmente irrelevante: no es ni un objetivo ni algo en lo que la historia se enfoque.
Intrigante. Optimista. Conmovedora. Emotiva. Las emociones son sinceras. No se trata del típico producto de amor en el cual se abusa del dramatismo exagerado con el objetivo de hacer llorar al espectador medio de lágirma fácil. Yo (que he llorado muchas veces con otras obras) no solté ni una gota aquí; eso sí, estuve maravillado en todo momento, con la piel de gallina.
Voy a tener que reconsiderar eso de que no me gutan las pelis románticas, ya que más de una así ha escalado puestos muy altos en mis rankings estos últimos años. Si es que, cuando algo está bien hecho, ¿qué demonios importa el género al que pertenezca?
ALERTA DE SPOILER:
(*) El hilo rojo que une a dos enamorados más allá del espacio y tiempo.
Creo que la película no alberga mucho lugar para dudas, pero si hay alguien entre los lectores que no ha terminado de comprender algún aspecto le invito a compartir su incógnita conmigo en los comentarios. Yo intentaré resolverla lo mejor posible, si es que puedo. Así todos comprobaremos lo bien que hemos entendido el filme.
Ya de paso, deleitad este portento:
Ya tenía yo ganas de otorgar de nuevo un buen 10 a una película. Esas ansias fueron saciadas el día que ví Your Name.
Me pilló por sorpresa, lo admito. No tenía ni idea de qué iba a ver y tampoco albergaba demasiadas expectativas. La comencé sin conocer siquiera su sinopsis; lo único que creía saber era uno de los géneros a los que pertenecía: romántico (por lo que pensé "oh, bueno, será la típica ñoñería de anime hecha para que los más sensibles suelten la lágrima fácil"). Os voy a dar una pista: todo eso es mentira.
Muy por lo general, antes de que yo considere una película como "obra maestra" pasa un buen tiempo tras haberla visto, fase en la cual me doy cuenta de cuánto me ha gustado el producto de verdad.
No obstante, en este caso yo sabía que estaba ante una auténtica obra maestra nada más pasada media hora de metraje.
La inmensa calidad de la animación y los detallados fondos, su premisa tan inusual, esa jodida música venida del mismísimo Olimpo, la sencillez inicial, la complejidad posterior, la capacidad innata de cambiar radicalmente las emociones que transmite (de la más cálida y agradable diversión a total tristeza, por ejemplo) siendo impecable en todas ellas (logro que tiene un mérito sin precedentes, porque si ya es difícil ser bueno transmitiendo un único sentimiento concreto, ¡imagina ser perfecto transmitiendo una gran variedad!); todas estas cosas me golpearon los sentidos sin piedad en un tiempo récord; y para ser sinceros, su ritmo no es que sea demasiado dinámico... Pero es que tenía algo. Algo que me atrapó sin la oportunidad de darme cuenta y no me soltó hasta el final.
Al principio me resultó muy confusa (teniendo en cuenta, sobre todo, que no sabía absolutamente nada sobre ella). Pero esto es intencionado, así que no tires la toalla demasiado pronto. Poco a poco el espectador se va ubicando, la trama se va tejiendo cual preciso hilo en manos de un tejedor, y así se completó una experiencia audiovisual que jamás voy a olvidar.
Estoy en una de estas ocasiones en las que, por mucho que intento poner en marcha toda mi habilidad como intento de escritor, me siento totalmente incapaz de expresar los sentimientos que tengo hacia Your Name. Ni recurriendo a toda mi experiencia o elocuencia escribiendo, poniéndome al servicio de las palabras más rebuscadas o de las frases más intrincadas, he logrado expresar una opinión que transmita a la perfección la totalidad de las sensaciones que me provocó.
No me gustaría resultar pomposo en exceso y comenzar a soltar "todo en esta película es maravilloso" como siempre hago cuando algo me gusta mucho, más que nada porque eso es muy subjetivo y no quiero crear demasiada expectación para aquellos que no la hayan visto aún... Pero es que, tíos y tías, sinceramente, todo en esta película es maravilloso.
Me limitaré a soltar las sensaciones que Your Name despertó en mí aunque sé que no le haré justicia, porque realmente me parece la mejor (y única forma) de hacerle una crítica.
Tú que me estás leyendo, recuerda que esto es mi opinión.
Por si no la has visto todavía, no esperes sentir lo mismo que yo: simplemente busca una gran experiencia sin pretensiones. No te arrepentirás.
Si la has visto: te quiero. Recordémosla juntos.
Su atmósfera es perfecta. Sin más.
No importa que sea en un tradicional pueblo japonés o una bulliciosa metrópolis, el ambiente está recreado con gran precisión. Realza las características más bonitas y atractivas de sus localizaciones consiguiendo un resultado muy acogedor que, además, hace que sitios donde no hemos estado nunca nos resulten tremendamente nostálgicos, en el buen sentido.
A esto sumamos la tremenda calidad de la animación que mezcla con maestría inédita el 2D con el 3D, y cuya totalidad de detalles está cuidada con muchísima pasión y cariño. Se nos ofrece un mundo vivo y fluido a la par que hermoso; cada imagen, cada plano, es un orgasmo visual. Puedo asegurar sin temor alguno que es, junto con Barry Lyndon y Blade Runner 2049, la película más bonita que he visto jamás.
Para rematar, la película posee una banda sonora excelente. No solo es preciosa, también ha sido realizada con suma delicadeza a fin de que encaje a la perfección con su respectiva escena (para más sobre la música, el vídeo de Jaime Altozano está genial).
Sin embargo, incluso todo esto de lo que estoy hablando podría desmoronarse sin contar con una historia o unos personajes de su mismo nivel, capaces de respaldarlo. ¿Es ese el caso? Obviamente sí.
Estamos ante una de esas raras ocasiones en las cuales todos los apartados se conjuntan unos con otros para ofrecer algo más que la suma individual de cada uno. Por sí solos podrían no funcionar tan bien, no obstante, en Your Name todos se sostienen entre sí, engrandeciéndose mutuamente y mostrando así lo mejor de cada uno.
Su trama es una amalgama imposible entre sencilla y enrevesada, una unión que no debería salir bien pero que sin embargo cuenta con una armonía extraordinaria, capaz de rehabilitar el espíritu del espectador.
Los personajes no cuentan con extravagantes peculiaridades; son más bien personas muy normales adaptadas a un modo de vida bastante simple. No parece que puedan resultar interesantes, y aun así la película lo consigue. Utiliza esa sencillez a su favor como algo muy atractivo.
Quizás, para mí, esa sea la palabra que mejor define parte de su éxito: atractivo. Todo el argumento, las relaciones que surgen entre personajes e incluso las localizaciones, son extremadamente atractivas. Yo deseaba en todo momento que me ocurriera algo así, una aventura muy particular y nada convencional en sitios de tan mágica aura. Realmente te hace querer vivir nuevas hazañas y explorar lugares desconocidos para ti. Al principio, el "problema" de los protagonistas puede parecer poco deseable, pero como se observa más adelante, acaban echándolo de menos a la par que el espectador acaba queriendo vivirlo él o ella misma.
La supuesta relación romántica queda relegada a un plano secundario durante la extensa mayoría de la cinta. Esta no es ni de lejos la meta del filme; todo lo contrario, es algo que surje en consecuencia de la historia y clímax que tienen lugar. No es el culmen de la trama, sino el culmen de la relación que ha surgido entre los personajes gracias a los eventos de la trama. No sobra ni una escena, es más, todas están bien merecidas y son, sin duda, aquello a lo que llevan las decisiones tomadas por los protagonistas.
Your Name cuenta con unos giros de la trama brutales, totalmente inesperados, que descolocan al espectador hasta el punto de dejarlo con un pellizco en el estómago. Cómo la confusión va tornándose clara y los eventos toman forma según los minutos avanzan hasta la culminación es una experiencia única. No todo será explicado, aspecto del que quizás algunos se quejen. Más que una desventaja, yo lo veo un acierto descomunal. La película sirve como metáfora de uno de los elementos más destacados de la cultura oriental(*) al mismo tiempo que lanza un precioso mensaje, de manera que preguntar por más de lo que se enseña es totalmente irrelevante: no es ni un objetivo ni algo en lo que la historia se enfoque.
Intrigante. Optimista. Conmovedora. Emotiva. Las emociones son sinceras. No se trata del típico producto de amor en el cual se abusa del dramatismo exagerado con el objetivo de hacer llorar al espectador medio de lágirma fácil. Yo (que he llorado muchas veces con otras obras) no solté ni una gota aquí; eso sí, estuve maravillado en todo momento, con la piel de gallina.
Voy a tener que reconsiderar eso de que no me gutan las pelis románticas, ya que más de una así ha escalado puestos muy altos en mis rankings estos últimos años. Si es que, cuando algo está bien hecho, ¿qué demonios importa el género al que pertenezca?
10/10.
ALERTA DE SPOILER:
(*) El hilo rojo que une a dos enamorados más allá del espacio y tiempo.
Creo que la película no alberga mucho lugar para dudas, pero si hay alguien entre los lectores que no ha terminado de comprender algún aspecto le invito a compartir su incógnita conmigo en los comentarios. Yo intentaré resolverla lo mejor posible, si es que puedo. Así todos comprobaremos lo bien que hemos entendido el filme.
Ya de paso, deleitad este portento:
jueves, 1 de marzo de 2018
Review "Black Panther" (Pantera Negra), un noble intento fallido.
Black Panther es otro de esos casos en los que, de forma unánime, crítica y público deciden alabar una producción cinematográfica. Muchos la han calificado como la mejor de Marvel Studios, ¡hay algunos que hasta la elevan al estatus de obra de arte!
El título de mi crítica no deja lugar para misterio alguno: Black Panther no me ha gustado. Creo que está muy sobrevalorada únicamente por factores externos a la calidad real del filme.
¿Quién, en su sano juicio, se metería con la primera película de superhéroes protagonizada por gente negra? ¿A qué crítico se le ocurriría analizar duramente un producto que trata sobre un tema tan delicado hoy en día?
Pues eso es justamente lo que yo voy a hacer. Sin embargo, no quiero que me malinterpretéis.
No voy a criticar con fiereza Black Panther solo porque los protagonistas sean personas negras. Eso sería retrógrado, inmaduro, estúpido y racista. La única razón por la que Black Panther no me ha gustado es porque me parece una mala película con un guión mediocre en numerosos sentidos, que falla tanto en su afán de entretener como de mandar un profundo mensaje. Pienso explicar el por qué de mi opinión punto por punto, para que todo el mundo pueda entenderlo pese a que no sea compartido. Si alguien quiere criticarme, debe sentirse libre de hacerlo; pero también debe hacerlo razonadamente.
Mi intención es decir la pura verdad (al menos, la que yo he sentido personalmente), por lo que negar las mejoras que ha experimentado con respecto de otras películas Marvel, sería un grave error.
Hay una gran verdad irrefutable, y es que Black Panther ha respondido ante las dos mayores quejas del público en general: el exceso de humor y la carencia de buenos villanos.
Aún quedan unos pocos chistes innecesarios que fastidian momentos dramáticos, no obstante, la cantidad de estos se ha visto reducida drásticamente.
Killmonger es un enemigo tangible con motivaciones sólidas. Representa una visión extrema del mundo que se debe a su trágico pasado. No hace falta que su origen sea enrevesado en exceso: es bastante simple, pero no dejar de ser muy efectivo. Michael B. Jordan es un actor excelente y se desenvuelve bastante bien. Sin duda alguna, este personaje y su intérprete son la mejor baza de la película.
También es notable la intención por parte de Marvel de dar un paso hacia delante. Busca dar mayor importancia a todas aquellas personas (en este caso, de raza negra) que hasta ahora siempre habían sido tan opacadas en la industria del cine. Me parece bellísimo, y por eso digo que Black Panther es un noble intento. El filme tenía una misión importantísima con dignas intenciones. Debería haber sido genial; y por ello considero peor todavía que su calidad haya sido tan penosa.
Primero y principal, la primera hora de metraje es muy aburrida. No solo posee un ritmo narrativo excesivamente lento, el guión tampoco es capaz de mantener al espectador interesado. El hecho de que una película de Marvel sea así de tediosa (cuando normalmente son conocidas por su capacidad de entretenimiento) dice muy poco a su favor.
El resultado es una primera mitad soporífera, confusa. Las bases no se asientan bien, de manera que el conjunto se tambalea más tarde. Wakanda es muy bonita, sí, pero no me importó en lo más mínimo nada sobre ella, ni sus habitantes, ni sus costumbres; por ende, todo conflicto que se vaya a desarrollar allí no me provocará más que indiferencia.
Os juro lo siguiente: no comprendo a aquellos que dicen: "Esta cinta es distinta a todo lo demás que ha hecho Marvel". ¿Cómo?
Esa afirmación es absurda teniendo en cuenta que la estructura básica de la peli es exactamente igual que la del 90% de producciones previas. No hay innovación ni sorpresas. Es tan predecible que aburre aún más. La flojera de los guionistas hace que en vez de optar por el camino de la originalidad, estos recurran reiteradamente a los trucos de guión más monótonos y repetitivos: el revivir del héroe que creíamos muerto (en serio, ¿alguien se creyó de verdad que había muerto? Era tan obvio que no me importó nada); la victoria final del protagonista contra el villano (a pesar de que el villano sea mucho más fuerte que él, como se ve demostrado en la primera pelea) simplemente porque sí, porque T'Challa es el bueno y tiene que ganar aunque no tenga sentido, aunque no haya entrenado ni un poco tras el fatídico primer encuentro, ¿qué importa?
Como no hay adversidad para el espectador, no hay emoción. No existe la sensación de haberse ganado el final feliz.
Y pido perdón de antemano por si alguien que lee esto considera el párrafo previo "spoiler". Yo no lo considero así: no solo el resultado final es terriblemente obvio desde el segundo uno, también sabemos que T'Challa está vivo, ya que lo hemos visto en el trailer de "Infinity War".
En su mensaje no veo la complejidad que todo el mundo asegura. Un comentario que encontré por internet lo resumen así de bien: "Villano: matemos a todos los blancos, ellos nos han matado // Héroe: No, todos somos personas. Oye, ¿debería compartir todos mis recursos o sigo escondiéndolos únicamente para mi gente?".
El protagonista no hace apenas nada relevante durante toda la película. Si el título no fuera "Black Panther", este probablemente no aparecería. Se pone el traje para pelear, pues, dos veces como mucho, y estaré exagerando. Chadwick Boseman está correcto, sin más.
Del resto de personajes casi ni me acuerdo. La hermana está chula, pero no tiene un solo ápice de profundidad. Es la persona que hace los inventos, poco más.
Aún estoy buscando el propósito tras el tipo interpretado por Martin Freeman. Pista: no lo voy a hallar.
Y ojo, hay buenos actores. Desgraciadamente, el guión no les deja lucirse. Solo son propaganda.
Encima, no es solo la pobreza intrínseca del argumento, tenemos además una cantidad bestial de lagunas argumentales. Por ejemplo, ¿por qué en la nación más avanzada del maldito planeta, donde se hallan las mentes más brillantes y la tecnología más moderna, se elige a su gobernante mediante un puto combate en un charco? Que sí, tradición y tal, pero eso no quita que sea una forma ineficiente de hacerlo. Básicamente, me estás diciendo que aquí manda la ley del más fuerte, y no la del más honrado o inteligente. Se pone en el trono y se sigue ciegamente al primer imbécil con sangre real que haya dado una paliza al rey actual sea cual sea el motivo. Bravo.
Ahora quiero centrarme en un apartado que muchos ignorarán, pero yo considero muy importante: la acción. Las peleas, básicamente.
Experimentan un gran bajón pues son lentas, difusas, difíciles de seguir. El combate final es un despropósito de efectos especiales horribles, donde no se entiende nada entre tanta oscuridad y agitados movimientos de cámara. La guerra por Wakanda, lo que debería ser una batalla de proporciones bíblicas debido a su importancia argumental, acaba siendo patética. En un plano aéreo se aprecia que en ella hay, contando ambos bandos, 25 personas como mucho. Ah, bueno, también hay dos rinocerontes... ¿Para qué demonios ha servido el presupuesto?
En fin, decepción total. Y pensar que esta es la última gran película de Marvel antes del gran clímax (La Guerra del Infinito).
4,5/10.
El título de mi crítica no deja lugar para misterio alguno: Black Panther no me ha gustado. Creo que está muy sobrevalorada únicamente por factores externos a la calidad real del filme.
¿Quién, en su sano juicio, se metería con la primera película de superhéroes protagonizada por gente negra? ¿A qué crítico se le ocurriría analizar duramente un producto que trata sobre un tema tan delicado hoy en día?
Pues eso es justamente lo que yo voy a hacer. Sin embargo, no quiero que me malinterpretéis.
No voy a criticar con fiereza Black Panther solo porque los protagonistas sean personas negras. Eso sería retrógrado, inmaduro, estúpido y racista. La única razón por la que Black Panther no me ha gustado es porque me parece una mala película con un guión mediocre en numerosos sentidos, que falla tanto en su afán de entretener como de mandar un profundo mensaje. Pienso explicar el por qué de mi opinión punto por punto, para que todo el mundo pueda entenderlo pese a que no sea compartido. Si alguien quiere criticarme, debe sentirse libre de hacerlo; pero también debe hacerlo razonadamente.
Mi intención es decir la pura verdad (al menos, la que yo he sentido personalmente), por lo que negar las mejoras que ha experimentado con respecto de otras películas Marvel, sería un grave error.
Hay una gran verdad irrefutable, y es que Black Panther ha respondido ante las dos mayores quejas del público en general: el exceso de humor y la carencia de buenos villanos.
Aún quedan unos pocos chistes innecesarios que fastidian momentos dramáticos, no obstante, la cantidad de estos se ha visto reducida drásticamente.
Killmonger es un enemigo tangible con motivaciones sólidas. Representa una visión extrema del mundo que se debe a su trágico pasado. No hace falta que su origen sea enrevesado en exceso: es bastante simple, pero no dejar de ser muy efectivo. Michael B. Jordan es un actor excelente y se desenvuelve bastante bien. Sin duda alguna, este personaje y su intérprete son la mejor baza de la película.
También es notable la intención por parte de Marvel de dar un paso hacia delante. Busca dar mayor importancia a todas aquellas personas (en este caso, de raza negra) que hasta ahora siempre habían sido tan opacadas en la industria del cine. Me parece bellísimo, y por eso digo que Black Panther es un noble intento. El filme tenía una misión importantísima con dignas intenciones. Debería haber sido genial; y por ello considero peor todavía que su calidad haya sido tan penosa.
Primero y principal, la primera hora de metraje es muy aburrida. No solo posee un ritmo narrativo excesivamente lento, el guión tampoco es capaz de mantener al espectador interesado. El hecho de que una película de Marvel sea así de tediosa (cuando normalmente son conocidas por su capacidad de entretenimiento) dice muy poco a su favor.
El resultado es una primera mitad soporífera, confusa. Las bases no se asientan bien, de manera que el conjunto se tambalea más tarde. Wakanda es muy bonita, sí, pero no me importó en lo más mínimo nada sobre ella, ni sus habitantes, ni sus costumbres; por ende, todo conflicto que se vaya a desarrollar allí no me provocará más que indiferencia.
Os juro lo siguiente: no comprendo a aquellos que dicen: "Esta cinta es distinta a todo lo demás que ha hecho Marvel". ¿Cómo?
Esa afirmación es absurda teniendo en cuenta que la estructura básica de la peli es exactamente igual que la del 90% de producciones previas. No hay innovación ni sorpresas. Es tan predecible que aburre aún más. La flojera de los guionistas hace que en vez de optar por el camino de la originalidad, estos recurran reiteradamente a los trucos de guión más monótonos y repetitivos: el revivir del héroe que creíamos muerto (en serio, ¿alguien se creyó de verdad que había muerto? Era tan obvio que no me importó nada); la victoria final del protagonista contra el villano (a pesar de que el villano sea mucho más fuerte que él, como se ve demostrado en la primera pelea) simplemente porque sí, porque T'Challa es el bueno y tiene que ganar aunque no tenga sentido, aunque no haya entrenado ni un poco tras el fatídico primer encuentro, ¿qué importa?
Como no hay adversidad para el espectador, no hay emoción. No existe la sensación de haberse ganado el final feliz.
Y pido perdón de antemano por si alguien que lee esto considera el párrafo previo "spoiler". Yo no lo considero así: no solo el resultado final es terriblemente obvio desde el segundo uno, también sabemos que T'Challa está vivo, ya que lo hemos visto en el trailer de "Infinity War".
En su mensaje no veo la complejidad que todo el mundo asegura. Un comentario que encontré por internet lo resumen así de bien: "Villano: matemos a todos los blancos, ellos nos han matado // Héroe: No, todos somos personas. Oye, ¿debería compartir todos mis recursos o sigo escondiéndolos únicamente para mi gente?".
El protagonista no hace apenas nada relevante durante toda la película. Si el título no fuera "Black Panther", este probablemente no aparecería. Se pone el traje para pelear, pues, dos veces como mucho, y estaré exagerando. Chadwick Boseman está correcto, sin más.
Del resto de personajes casi ni me acuerdo. La hermana está chula, pero no tiene un solo ápice de profundidad. Es la persona que hace los inventos, poco más.
Aún estoy buscando el propósito tras el tipo interpretado por Martin Freeman. Pista: no lo voy a hallar.
Y ojo, hay buenos actores. Desgraciadamente, el guión no les deja lucirse. Solo son propaganda.
Encima, no es solo la pobreza intrínseca del argumento, tenemos además una cantidad bestial de lagunas argumentales. Por ejemplo, ¿por qué en la nación más avanzada del maldito planeta, donde se hallan las mentes más brillantes y la tecnología más moderna, se elige a su gobernante mediante un puto combate en un charco? Que sí, tradición y tal, pero eso no quita que sea una forma ineficiente de hacerlo. Básicamente, me estás diciendo que aquí manda la ley del más fuerte, y no la del más honrado o inteligente. Se pone en el trono y se sigue ciegamente al primer imbécil con sangre real que haya dado una paliza al rey actual sea cual sea el motivo. Bravo.
Ahora quiero centrarme en un apartado que muchos ignorarán, pero yo considero muy importante: la acción. Las peleas, básicamente.
Experimentan un gran bajón pues son lentas, difusas, difíciles de seguir. El combate final es un despropósito de efectos especiales horribles, donde no se entiende nada entre tanta oscuridad y agitados movimientos de cámara. La guerra por Wakanda, lo que debería ser una batalla de proporciones bíblicas debido a su importancia argumental, acaba siendo patética. En un plano aéreo se aprecia que en ella hay, contando ambos bandos, 25 personas como mucho. Ah, bueno, también hay dos rinocerontes... ¿Para qué demonios ha servido el presupuesto?
En fin, decepción total. Y pensar que esta es la última gran película de Marvel antes del gran clímax (La Guerra del Infinito).
4,5/10.
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