lunes, 5 de septiembre de 2016

True Detective II: Segunda Temporada. Mi opinión. ¿Qué ha ocurrido?


Ha sido atacada por todos lados posibles. Crítica y público se cogieron de la mano y juntos, destrozaron sin piedad la segunda temporada de la aclamada "True Detective".
Viendo las enormes expectativas generadas con su excelente primera temporada, no voy a decir que haya sido lo esperado.

Yo era uno de esos que estaban muy emocionados con la nueva temporada. La televisión me provocaba por aquella época más atracción que los productos cinematográficos; teníamos Better Call Saul, Game of Thrones, y luego la que nos ocupa, True Detective.

La empecé nada más salió, el verano del año pasado, 2015. Y no la he terminado hasta hace un par de días. ¿Ya es eso, entonces, un veredicto sobre cómo es la serie? No creáis. Voy, como siempre, a contar una historieta antes de empezar. Si no quieres perder el tiempo leyendo algo que no tiene mucho que ver con la crítica, sáltate el párrafo siguiente.


Yo la empecé al mismo tiempo que todo el mundo. Estaba ilusionado, y sabía que debía de mantener mente fría: "puede que los primeros episodios no llamen mucho la atención", pensaba. "Pero, es True Detective, seguro que al final nos sorprende con maestría". En el primer capítulo, tuvo toda mi atención. En el segundo menos, aún no conseguía atraerme. A cada nuevo episodio iba prestando menos atención y, como consecuencia, perdí el hilo de la trama (la cual es bastante enrevesada a mi ver) y entendía menos, lo que llevaba a que prestara menos atención todavía y, en el quinto capítulo, lo dejé por imposible y no la continué. Admito que los problemas juveniles del momento jugaron un gran papel para mi desgracia: quizás, no estaba preparado psicológicamente para un producto tan distinto y complicado. Un año después, me pregunto, "¿Qué habrá sido de True Detective? ¿Cuál habrá sido el final de aquellos personajes?". Y, picado por la curiosidad, me dispuse a verla de nuevo. Como no recordaba mucho la trama, añadiendo que me despisté a partir del tercer episodio, hice un esfuerzo y vi de nuevo aquellos capítulos que no entendí la primera vez.


Así que, hoy, al fin puedo dar una opinión consistente sobre la segunda temporada de "True Detective". No está mal.

Como lo estáis viendo. Entonces, ¿toda la crítica negativa que la vapulea sin tregua? Probablemente, son gente que aun no ha superado que Rust Cohle no aparezca en la serie, o que quería una temporada exactamente igual que la anterior. No es perfecta tampoco, pero no se merece el aluvión de opiniones horribles sobre ella.
Estoy de acuerdo con la gente que dice que si no se hubiera llamado "True Detective", su resultado habría sido considerablemente mejor.

Por supuesto, no está a la altura de la primera temporada; no obstante, voy a evitar comparaciones ya que eso es, en gran parte, lo que ha generado tanto odio.


Una persona de alta clase es asesinada, y cuatro personas se ven envueltas en ese caso lleno de corrupción. Casi todos los personajes son personas repugnantes, ni uno solo tiene una vida feliz. Alcohólicos, obsesivos, gángsters. Aquí cobra más sentido que nunca el dicho de "nada es blanco o negro, solo hay distintos tonos de gris". Porque ni los polis son buenos, ni los mafiosos son malos. No hay héroes, ni supervillanos. Solo hay supervivientes.
A pesar de que sean personas amargadas con (muchos) más defectos que virtudes, te acabas encariñando con ellos. Parece imposible, y no lo es. No es con todos igual, y desde luego no es desde el principio. Solo al final, te darás cuenta de que te preocupas por lo que les vaya a pasar y estás sufriendo por ellos.
Mis favoritos probablemente sean Bezzerides o Velcoro, aunque los dos restantes, Woodrugh y Frank, están a la altura.

Siendo un argumento tan simple, ahonda tanto en la corrupción política y trapicheos de todo tipo que se vuelve extremadamente lioso. En cada capítulo te sueltan una ingente cantidad de información que puede resultar difícil de procesar, es posible que eso conlleve a una pérdida de interés. Además, la trama avanza lentamente, siendo difícil su seguimiento y comprensión. Ese es uno de los grandes fallos: por muy bien diseñada que esté, simplemente no es atractiva. Le falta la capacidad de seducir al espectador, de hacer que nazca en él una irresistible curiosidad por saber qué pasará, por que se interese por los personajes o el caso. Esto ocurre casi al final, y tampoco es de manera sobresaliente.
En ocasiones, puede resultar soporífera entre la atmósfera oscura, la depresión que transmiten los personajes que no sonríen ni una puñetera vez, o los diálogos excesivamente complejos y pretenciosos que pueden no encajar en la situación.

Colin Farrell hace que olvide de mi antigua opinión sobre él (actor por debajo de la media) y brinda una actuación bastante admirable, metiéndose de lleno en el papel de tipo desesperado y desastroso.
McAdams también ofrece una genial actuación, resultando totalmente creíble en todos los matices que componen su personaje.
Taylor Kitsch y Vince Vaughn no me han gustado tanto, siendo el principal fallo de ambos la falta de expresividad, y sobre todo en Vince, la falta de credibilidad de la persona a la que interpreta.
Aun así, he de romper una lanza a favor de ellos, ya que pienso que ni de broma han sido tan horribles como la mayoría de gente manifiesta, mi definición sería "correctos" (por cierto, la escena final de Vaughn sí merece reconocimiento, ahí el tío está para Oscar).
No obstante, he tenido un gran problema con todos ellos. Ha sido su manía de hablar a un volumen muy bajo. ¿Por qué, en todo momento, parece que estén susurrándose? Hablad alto coño, que no se escucha. Ni que hubiera micrófonos ocultos en todas las localizaciones de la faz de la tierra, de verdad, no lo entiendo. Hablar en voz baja no os hace parecer más deprimidos, solo dificulta que el espectador os escuche.

Me parece que casi sobra hablar sobre la fotografía, la dirección y demás. Cotas muy altas se mantienen durante los 8 episodios. Yo, personalmente, soy fan de esa fotografía siniestra, de esos páramos lúgubres y apagados. La iluminación crea un ambiente pesimista y macabro magistral, muy acertado para la historia.
Los movimientos de cámara y plano no son aparatosos, dándole una sensación más realista y seca. La crudeza, precisión y autenticidad con la que están rodadas ciertas escenas, sobre todo las de tensión o tiroteos, es admirable; además de estar acompañados de una música que no destaca, pero hace su trabajo de manera impecable.

Se ha suplido un pequeño fallo que tuvo la primera temporada, ahondando más en la política y los tratos sucios rodeando al caso, que en el propio asesino. Éste no ha sido tan espectacular esta vez, pero dado que su trama no ha sido tan importante y han decidido crear un caso principalmente de corrupción a raíz del asesinato, el cual queda en segundo plano, lo veo razonable. Él no es el malo malísimo de la serie, ahora es otro superviviente. Desafortunadamente, me ha decepcionado en cierta manera cómo la serie lo ha manejado, ya que se siente desaprovechado e inútil, ni da miedo ni es amenazador.


El final... me gustó. No hay Deux Ex Machina, no hay redenciones mal realizadas ni cambios bruscos y forzados en la personalidad de los protagonistas. El final es coherente con el tono de la serie: deprimente, oscuro y triste. En el último capítulo, que me pareció excelente, ocurre lo inevitable y nuestro sufrimiento está asegurado; algo que a mí, me mola.

Hasta la nuevo intro, tan criticada, me ha gustado. Es de lo más raro que he visto, en serio. Transmite un sentimiento de incertidumbre y cierto grado de incomodidad; pero es lo que pretende.

Así que, resumiendo: no es mala, ni mucho menos. Pero falla a la hora de tratar con el espectador. Si me hubiera cautivado desde el principio su nota sería mejor, porque ciertamente tiene capitulazos redondos. Recomiendo paciencia y mente fría. Olvidemos a Rust y centrémonos en lo nuevo, que es distinto, y no por ello malo. Viene estupendamente para unas tardes sin prisa ni planes.

7.5 / 10

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