lunes, 27 de febrero de 2017

Opinión sobre "La La Land: La Ciudad de las Estrellas" y los Oscar 2017

Creo que una de las cosas que me definen es "llegar siempre tarde a todo". La La Land ha sido un éxito en todos los aspectos, y yo deseaba verla desde el momento en que salió. Lo que más me atraía, era su director, Damien Chazelle, el cual ya había dirigido la magnífica obra Whiplash, así que el disfrute estaba casi asegurado.

No paraba de leer críticas que decían, "no me gustan los musicales, ni las películas románticas, pero me encanta La La Land". Y me sentía tan identificado (aborrezco la mayoría de musicales y filmes románticos que he visto).
Después de casi 2 meses estrenada, ayer fui a ver esta película al cine, casualmente en la misma noche de la gala de los premios de la Academia, los cuales uno ya no puede tomar en serio. ¿Mis impresiones? No es por copiar, es la pura verdad: no me suelen gustar los musicales ni las pelis románticas, no obstante La La Land es una auténtica maravilla.

Me encanta Damien Challeze, este hombre es un halo de luz en la oscuridad que representa el cine de hoy en día. Su marca es indudable, cualquiera con dos dedos de frente (yo no soy de esos, pero casi) vería 2 de sus obras y sabría al instante que han sido realizadas por el mismo director. 
Sus historias suelen ser simples, de dos personajes como mucho, y siempre comparten un elevado grado de amor por la música, el jazz en concreto. Nunca es nada rebuscado ni complicado; es una única trama lineal, pero retratada de una manera muy personal y muy, muy intensa.

Desde su primera escena te atrapa, por esos colores tan vivos, esas escenas tan perfectas técnicamente, esos personajes sencillos, muy humanos, que viven buscando un sueño en la realidad. No me salen las palabras a la hora de describir la belleza del conjunto. Cuando la música (exquisita), la letra, los actores y la cámara se unen nos ofrecen un espectáculo precioso.
Y vaya dos actores. Sus papeles no destacan por ser complejos, son reales. La mirada entre Ryan Gosling y Emma Stone es sincera. Sus actuaciones sobrepasan la mera interpretación de un personaje, se meten dentro de él. Al menos esa era mi impresión al verlos actuar. En ningún momento se me pasó por la cabeza que aquellas personas no eran más que interpretaciones. Nada resulta forzado en esta historia de amor, todo fluye con una armonía magistral.

No sé si hay excesivas lagunas argumentales, no sé si es un producto efectista, no sé si es tramposo o poco fiel a yo que sé qué premisa. Y, sinceramente, no me puede importar menos. Estamos ante una película de sueños. Desde principio a fin, te introduce un mundo mágico que nos enseña a soñar más allá de las estrellas. Reivindica la importancia de los sueños, sus valores y su precio; del romanticismo en una sociedad aburrida, cada vez más llena de personas "realistas" que no quieren dejarse llevar por las ilusiones y prefieren dedicarse a lo monótono antes que entregarse a los sentimientos.
Es una película que me hizo soñar y por ello, mi calificación no puede ser menor que la de "obra maestra".

Los últimos minutos han creado cierta polémica. Yo me encuentro, como de costumbre, en aquellos que piensan que son maravillosos. Sin hacer spoiler (aunque si no la has visto, te recomiendo pasar al siguiente párrafo directamente), lo considero una oda a lo que podría haber pasado, a ese sueño idílico, que es desvanecido completamente por la dura realidad. Un sueño que jamás podrá llegar a cumplirse, pero que jamás dejará de estar presente en la cabeza de nuestros protagonistas.

Objetivamente, Whiplash me parece (un poquitín) mejor, sin embargo, por una serie de casualidades ocurridas en la sala del cine que junto al filme me ayudaron a soñar y a creer que aun existe la gente soñadora, no puedo otorgarle menos de un 10 a la bellísima La La Land; si no lo hiciera, estaría mintiéndome a mí mismo.
En cuanto a la ceremonia de los Oscar 2017 celebrada hace unas pocas horas, tengo poco que decir. Por supuesto, lo voy a decir igualmente. 

El fallo a la hora de nombrar el premio de Mejor Película ha sido lo más sonado de la ceremonia, pero ni mucho menos lo que más me ha impactado. Cualquiera puede tener un error, y se ha liado una buena a raíz de uno de estos. Es cierto que se han roto en parte las ilusiones de aquellos los cuales iban a recibir el premio y al final no ha sido para ellos, pero el cabreo y la falta de modales de ciertas personas ha ocurrido y, en mi opinión, era injustificado. 

Lo que me ha impactado es que La La Land no haya ganado el de mejor película. Estoy prejuzgando demasiado ya que de las candidatas he visto muy pocas, y la ganadora (Moonlight) es una de las que no he tenido el placer de ver todavía. Aun así me atrevo a aventurar que, con mucha posibilidad, no va a ser tan buena como La La Land. No me baso en su argumento, ni actores, ni director. Solo me baso en que lo que me ha hecho sentir esta peli, algo que escasea en el cine actual. Espero ver Moonlight en un futuro próximo y quién sabe, quizás me calle la boca y me de una lección. Quién sabe.

La única que quizás le haga sombra es La Llegada (Arrival) de Denis Villeneuve, otro director muy prometedor en el cual tengo también puestas esperanzas y quiero verla inmediatamente.

Eso es todo por hoy. Un saludo muy grande a todos.