jueves, 26 de julio de 2018

Reseña "Sicario" (2015); Villeneuve sufre un traspiés

Ya lo he dicho un millón de veces: Denis Villeneuve es, junto con Damien Challeze, el mejor nuevo director de la década del 2010 (algunos me preguntarán qué ha sido de Nolan; tranquilos, no lo he olvidado, en mi opinión, Nolan se consolidó en la década del 2000, por lo que ya es uno de los "clásicos" para mí).
Prisioneros, Arrival, Blade Runner 2049, Enemy... podrás reprocharle muchas cosas a estas obras (la mayoría de ellas no está exenta de fallos), excepto la siguiente: la dirección es indiscutiblemente exquisita. ¿Casi? perfecta.
Cuando uno se dispone a ver cualquiera de los trabajos de este cineasta canadiense, automáticamente es consciente de que la experiencia no le va a dejar indiferente.
Al menos, eso pensaba yo... hasta que llegó el día en el que vi Sicario.


Sigo considerando a Villeneuve uno de los mejores directores del panorama actual. No obstante, hasta los genios cometen errores de vez en cuando, y creo firmemente que Sicario es uno de ellos. Como es un pensamiento que no concuerda en absoluto con la aceptación general del filme, trataré de argumentar mi opinión lo mejor y más brevemente que pueda.
Allá voy.


Sicario es, antes que nada, una película de suspense y tensión. Siendo así, no ayuda el hecho de que nada de lo que ocurre en pantalla me haya interesado lo suficiente. Falló estrepitosamente a la hora de conectar conmigo.
¿Por qué falló?
En mi opinión, el problema se halla en el guión y en el enfoque tomado por Villeneuve a la hora de dirigir.

No puedo sentirme atraído por lo que ocurre si me es totalmente indiferente el destino de los protagonistas. El argumento resulta simple en exceso, tedioso, lleno hasta los topes de clichés, y los personajes son planos hasta el aburrimiento. Se trata de algo que ya hemos visto mil veces en el pasado: policía novata e idealista se une a un cuerpo de veteranos que utilizan métodos moralmente cuestionables. Ese choque de ideales es un tópico clásico en el mundo del cine, y como en Sicario no le aportan un toque mínimamente novedoso, se queda en un nivel meramente superficial. El espectador no se siente repugnado por los actos indecentes de los veteranos, ni se coloca del lado de la novata, ya que no se logra transmitir correctamente ese conflicto que el filme intenta presentar.

¿Dónde están esas secuencias de supuesta adrenalina pura? ¿Dónde está esa violencia tan desagradable de la que todos me hablaron? Os juro que, personalmente, no las encontré.


Emily Blunt ofrece la mejor interpretación de la cinta; una lástima que su personaje sea unidimensional. Ella hace de una chica que sigue el manual al pie de la letra. ¿Problema? No sufre ningún dilema interno en el que se cuestione si los métodos ilegales de los otros polis sean quizás la única opción, ni se pregunta si quizás sus propios métodos rectos son ineficaces; todo lo contrario, el personaje no cambia en absoluto, y la única evolución que presenta es que al final está algo jodida por las cosas horribles que ha visto. No obstante, sus principios se mantienen intactos y jamás cede, por muy chunga que sea la situación. En resumen: es como si nada hubiera ocurrido, pues tras la dura experiencia no ha aprendido nada, ni ella, ni el público. Ah, bueno, sí: ella ha aprendido que el mundo es un sitio horrible.
...
Mira, eso lo sé yo, y tengo 18 años; estoy seguro de que esa mujer debería estar al tanto ya. ¿Consecuencia? No nos sentimos implicados. Para mí, fue una experiencia plana al 99%.

La historia está muy mal estructurada: la misión consiste en ir a trincar a un capo de la droga. Simple, ¿verdad? ¿Cuál es el problema? Ni sabemos el porqué, ni vemos al tipo en cuestión hasta que llegamos al clímax final, momento en el que los misterios (insustanciales) del inicio son resueltos. Literalmente, el malo no hace nada en toda la peli. ¿Cómo demonios me va a importar el argumento (que se centra exclusivamente en esta misión) si ni conozco al villano, ni siento ninguna clase de odio o apego hacia él? Las motivaciones de todo lo que pasa en la película no deberían salir a la luz solo en la última escena, ya que eso significa que el espectador ha sido testigo de una cinta vacía y sin sentido durante los 110 minutos previos a la revelación final.


Indudablemente, la factura del filme es impecable. La fotografía es magistral. Está rodada con delicadeza y elegancia, pero esas características no son más que una fachada incapaz de ocultar o arreglar un producto de raíces mediocres. La duración se me hizo eterna, y esos planos oscuros y alargados en el tiempo no ayudaron a la hora de mejorar el visionado: lo hicieron más pesado aún.


Cerca de la conclusión coge fuerza en ciertas escenas, sobre todo cuando estalla la acción y la crueldad, o cuando los actores y actrices demuestran sus capacidades como intérpretes; estos son, con total seguridad, los únicos detalles que salvan a Sicario de un suspenso rotundo.
Eso sí, os aseguro que no la voy a volver a ver.
5/10.
PD: me disculpo por mis prolongadas ausencias (no sé a quién va dirigido esto, porque siendo sincero nadie me lee, pero bueno, yo lo aclaro).
Últimamente he estado (y estoy) enfermo, por lo que me cuesta escribir con frecuencia. De todos modos, no me tengáis pena: en cuanto esté a tope, seguiré a dar la lata como siempre. Lo espero ansioso.

viernes, 13 de julio de 2018

Obras que no te puedes perder: "Los Soprano" (Reseña de la serie completa y análisis del final)

¿Cuál es el pináculo de la era televisiva moderna, la trinidad de las series que ha consolidado a la caja tonta (anteriormente considerada un medio "menor") como una nueva forma de arte capaz de rivalizar con su predecesora, el cine de la gran pantalla, es decir, las películas?

Cada individuo tendrá su (totalmente respetable) opinión sobre esto. Muchos asegurarán que "Los Simpsons" pertenece a esa categoría, una cantidad parecida no dudará a la hora de mencionar los clásicos "Friends" o "Lost", y otros quizás opten por algo más reciente, como "Game of Thrones".
Sin embargo (y creo que la extensa mayoría me daréis la razón en esto), yo considero que las series que realmente han marcado un antes y un después en el mundo del cine son, en orden cronológico: The Sopranos, The Wire, y Breaking Bad; aquellos colosos que, en su día, demostraron la capacidad de la televisión a la hora de ofrecer un producto inteligente, de peso y relevancia, merecedor del status de "obra maestra".

De las 3, hasta hace unos días, yo solo había visto y había hablado de dos en este blog: Breaking Bad y The Wire. Grandes series, sin duda. Pero lo tuvieron más fácil que la que nos ocupa en este post.
The Sopranos fue la pionera, la que despejó el camino para que este mundillo pudiera desarrollar su ilimitado potencial. La semana pasada terminé esta serie de televisión, y ahora mismo, quiero brindarle el tiempo que se merece en esta "breve" reseña donde me dedicaré a escribir sobre las virtudes que la hacen tan magnífica y especial para mí, y sobre su polémico final (del cual daré mi interpretación personal en la zona spoiler de abajo).
Vamos allá.



Es cierto: es muy cliché decir "oh, esta serie es una de las mejores de la historia". Pero... lo es. En el caso de que hayas venido con la intención de buscar un punto de vista distinto... lo siento, este no es tu sitio.
Si quisiera hacer un análisis en profundidad de Los Soprano, me saldría un texto más largo que la mismísima biblia. No sabría ni cómo empezar, porque no le haría justicia a la inmensa (repito, INMENSA) cantidad de tópicos que la serie aborda en sus 86 capítulos.
Sí, es larga de cojones, pero créeme: más que una pega, al final eso es una virtud, porque no solo así le da más tiempo a explorar nuevos horizontes sino que además, tú no querrás que se acabe.
Como ya he dicho, ponerme a analizar la totalidad de las implicaciones que posee sería físicamente imposible, de manera que lo resumiré de la forma más contundente posible:
Los Soprano tiene, sin duda alguna, a los personajes más humanos, reales y psicológicamente complejos de la historia de la ficción. Así, sin más.
...

¿Cómo?
¿Esas 3 características van en serio?
Sí, efectivamente, lo digo en serio. Muy en serio.
Voy a recurrir a ciertas comparaciones para explicar este punto. Y que quede claro: mi objetivo con ellas no es, ni por asomo, infravalorar o minusvalorar otras obras, o la opinión que cualquiera tenga hacia ellas. Obviamente, esto es mi opinión personal y yo no lo sé todo.
También os recuerdo que, ahora mismo, me voy a referir única y exclusivamente a los personajes. No a la verosimilitud de la trama o de los acontecimientos, ni al realismo a la hora de abordar los temas; solo a los personajes.


Bien, imaginad cualquier trabajo de ficción, no importa el medio al que pertenezca. Libros, cómics, películas u otras series de televisión... todos ellos han parido personajes asombros@s, complej@s, realistas, etc. Sin embargo, ninguno de ellos, ninguno, ha juntado y explorado las 3 características mencionadas a un nivel tan alto como se ha hecho con Tony Soprano y sus colegas.

Ahora, si yo tuviera que pensar en personajes u obras que pudieran hacerle frente, recurriría a lo mejor de lo mejor: Breaking Bad, The Wire, Berserk, 20th Century Boys, las primeras temporadas de Game of Thrones, The Dark Knight, Se7en, Schindler's List, UnforgivenFullmetal Alchemist, WatchmenGantz y todas las que me estaré dejando atrás... Muchas de estas podrán igualar la grandeza que tiene Los Soprano en una de las 3 categorías de las que hablamos (quizás en dos de ellas, como mucho); pero, ¿aunar las 3 al mismo tiempo y mantener el nivel máximo de perfección en todas a la vez?
Solo Los Soprano.

Pienso en Walter White, Omar Little, Guts o el Joker. Son personajes míticos, no obstante, tienen una cosa en común: aunque están estudiados al milímetro, se desarrollan y evolucionan sin fisuras a lo largo de la historia... a pesar de eso, a la larga o solo por algún pequeño momento, se sienten como personajes en una obra de ficción (lo que puede ser independiente de su calidad objetiva). Y esa es una sensación que no tuve mientras veía Los Soprano.

El único producto capaz de igualarla en términos de realismo es The Wire; la diferencia es que esta última no solo se centraba en sus personajes individualmente: también acaparaba la sociedad y el comportamiento humano de forma colectiva, la corrupción del sistema y demás; por lo tanto, aunque sea más completa en los otros apartados, no tuvo tanto tiempo para profundizar en los individuos protagonistas (al menos, no tanto como Los Soprano).

Como cualquier otra gran obra, The Sopranos se entrega exclusiva e incondicionalmente a sus personajes, a explorar su psique de forma individual. Y de entre todos ellos, el que destaca (por supuesto) es Tony. No vas a aprender cómo funciona la organización criminal al detalle, ya que al igual que la "trama" y los eventos de la misma, todo eso adquiere un plano secundario. Solo son los obstáculos para los protagonistas, como lo serían para nosotros en la realidad. La sensación que uno tiene cuando ve a estos tipos y tipas en acción en ningún momento es el de ver a personajes en una serie ficticia; sino de personas auténticas en su vida cotidiana.
Si me lo preguntas, es un logro sin precedentes.

Jamás había visto un elenco de individuos con una moralidad tan gris (metafóricamente hablando). No hay ni un solo héroe, y no hay ni un solo villano. Estamos ante una panda de hipócritas, egoístas, irascibles, infantiles, ignorantes, falsos, orgullosos, envidiosos, mentirosos y mucho más... es decir, son iguales que nosotros, el público. Un análisis profundo y cínico del ser humano y sus miserias. Fallan. Ceden ante los impulsos. Tienen mil y un defectos. Están en un constante cambio y demuestran un rango de sentimientos abismal en cada episodio. Puedes amarlos y odiarlos en cuestión de minutos. Y todo ello está relatado con una sutileza impecable en actuaciones, guión y dirección.


En mi opinión, otro de los aciertos de la serie que la hace tan jodidamente magnífica es el contraste.
En el cine, las historias sobre el crimen organizado siempre han tenido un atractivo especial. Para qué negarlo. Es muy difícil que aquellos a quienes nos gusta el mundillo no tengamos entre nuestras películas favoritas alguna historia de gángsters (El Padrino, Uno de los Nuestros, Scarface). En estas obras (incluso en las más neutrales, como Goodfellas) se da una versión casi romántica de la mafia y su mundo, o quizás se les pinta como tipos duros sin escrúpulos, carentes de un solo atisbo de humanidad en ellos.
En Los Soprano, como puedes imaginar, debes prepararte para ver esta "regla" hecha añicos. El mito cae en picado. Se trata de la desmitificación suprema del mafioso. Coge a estos supuestos machos alfa y los baja a la tierra con un tortazo de realidad: los humaniza, los vuelve débiles y frágiles, imperfectos. Se asegura de sorprendernos continuamente y de dar un giro de 180 grados a cada estereotipo. No se salva ni uno.
Hay algo... reconfortante cuando ves a estas personas crueles y sanguinarias lidiando con los más típicos problemas mundanos y cotidianos. Se hacen daño, tienen pánico, ataques de ansiedad, depresión, se ponen enfermos. También tienen familia. Amigos. Y pese a que la caguen continuamente, les quieren. Sus sentimientos son reales, aunque intenten esconderlos para aparentar. Y entonces, la serie nos ataca con un doble contraste: estos tíos tan similares a nosotros que la serie tan correctamente ha humanizado, en cualquier momento pueden volverse auténticas bestias capaces de asesinar a sangre fría. Se juega con ambos contrastes para la sensación de realismo absoluta. Vemos a estos individuos completamente modelados por un ambiente hostil que ha acentuado sus características negativas. Son pocos los capaces de aguantar en el negocio, y para hacerlo, deben esconder sus sentimientos tras una fachada falsa de tipo duro e insensible. Parece una tarea fácil, pero la verdad, es que es imposible.
¿Dónde está Michael Corleone? ¿Dónde está Tony Montana? ¿Dónde está Tommy DeVito?
No están. Esos personajes, aunque inmensos, solo pueden ser concebidos en un mundo ficticio.
Aquí, el único al que tenemos es a Tony Soprano.

De hecho, llega un punto en el que el espectador (al menos en mi caso) piensa: "Qué coño... ¡pero si son iguales que yo! ¡Estos tíos podrían ser mi vecino!". En efecto, consigue que el público se sienta identificado con esos mafiosos que parecen tan alejados de nosotros. Lo logra mostrándonos sus vidas fuera de los negocios, dándole suma importancia a la típica parte que cualquier otro guión se saltaría por ser, supuestamente, "irrelevante".
No, no es irrelevante. Es la diferencia entre un buen producto, y una obra maestra. Los Soprano lo entendió.


Aunque la serie está contada desde el punto de vista de los criminales, en ningún momento se posiciona a favor de ellos. Es muy difícil hacer un producto tan neutral cuando tus protagonistas son los propios miembros del hampa, y aun así, Los Soprano lo consigue. Si crees que hace "apología al crimen o a la violencia", no has estado prestando atención. David Chase (el genio que ha creado esto) se dedica a mostrarnos lo que hay, y punto. En esta "familia" hallamos machismo, racismo, xenofobia, homofobia... pero no hay una crítica de los mismos, ya que juzgar estos actos no está en manos de Chase. Está en nuestras manos. Como espectadores, nosotros debemos decidir qué nos parece aquello que Chase y su talentoso equipo de escritores quieren mostrarnos.
Se habla de homosexualidad. De religión (estando tan ligada con la cultura italo-americana, os podéis imaginar que esta, en concreto, da mucho de qué hablar). De la masculinidad y lo tóxica que esta puede llegar a ser. De la familia, los prejuicios, las tradiciones y mucho más. No seguiré ahondando en ello; uno debe experimentarlo por sí mismo y sacar sus propias conclusiones.

Como ya he dicho antes, nos sentimos identificados con estas personas de mentalidad tan retrógrada... pero es que, al final, aunque nos cueste admitirlo, somos todos iguales.

Tony Soprano. Uno de los mejores personajes jamás escritos. ¿Por qué sentimos empatía por él? Porque, al final, no dejamos de ver a una persona. Una persona de mentalidad diferente, con quien no estamos de acuerdo, pero a quien podemos entender. Su profundidad y realismo llegan a un nivel en el que no se distingue la ficción. Hemos vivido a su lado, en sus buenas, malas y peores. Cuando la serie termina, hemos entendido sus valores, sus principios, por lo que tenemos la sensación de "conocerlo"; ahora bien, también hemos entendido sus defectos, que le aportan ese toque imprevisible.

¿Por qué solo estoy mencionando a Tony? ¡Qué demonios! Lo que digo podría aplicarse para el elenco completo de personajes. Nadie sobraba: con que hubiera faltado uno, el resultado ya no habría sido el mismo. Cada cual era diferente, se expresaba de forma diferente, y pasar el tiempo conociéndolos es una auténtica gozada. No entraré en detalles para no alargarme más aún; simplemente, gracias Paulie. Carm. Sil. Bobby. Vito. Chris. Adriana. Ralphie. MeadowRichie. Blundetto. Janice. Corrado. Johnny. Philly. Mikey. Melfi. Pussy. Parisi. Furio. Artie. Jackie y Jackie Jr. Carmine. Livia. E incluso AJ, aunque sea un niñato malcriado. ¡Los amo a todos! ¡Inolvidables!


Vale, ahora que me he quitado el apartado más complejo de todos (los personajes), ¿qué más tiene para ofrecernos Los Soprano? Oh, mucho más. La cosa no acaba aquí.


Nada de lo que he estado hablando hasta ahora habría sido posible de plasmar sin un trabajo interpretativo soberbio y depurado. ¿Cumple la serie en ese aspecto? Puedes apostar tu culo a que .
Los actores llegan a tal punto de inmersión en el que se confunde la persona con el personaje. Destacar a unos pocos de entre todos podría considerarse una falta de respeto (no hay ninguno que baje del más puro sobresaliente), pero me veo obligado a hacerlo, ya que algunos papeles conllevan un mayor peso emocional que otros.
Edie Falco es simplemente perfecta en la trayectoria completa de la serie. Cuanto peor se ponen las cosas, más creíble y poderosa se vuelve su actuación. Impagable. Una fiera.
Michael Imperioli se funde con Chrissy hasta un punto inigualable. Todo un profesional que capaz de estar a la par que el mismísimo Gandolfini.
Tony Sirico y Steven Van Zandt son los lacayos más divertidos y destacables en la historia del cine. Jodidamente impagables.
Nancy Marchand dió vida a una de las "villanas" más reales y odiosas de todos los tiempos.
Lorraine Bracco brilla con luz propia, sobre todo cuando los episodios se centran en su entorno.

Y, por supuesto, no podía faltar James Gandolfini. Qué voy a decir yo que no se haya dicho ya sobre su labor en esta serie. El infinito rango de emociones que es capaz de representar es demencial, hace que parezca fácil. Siempre extraordinario, siempre verosímil, este hombre fue quien hizo de su personaje alguien real y tangible. Es que, realmente, da la sensación de que no hay actor; su interpretación es una de las mejores y más genuinas en la historia del cine. Nada más que decir.

Si hay uno solo que no me convence, es (bajo mi punto de vista) Robert Iler en los primeros episodios. Quizás era demasiado joven. Con el tiempo, su actuación mejoró notablemente para estar a la altura de las (elevadas) exigencias. Al final, es otro capaz de hacer frente al mismísimo Gandolfini sin echarse atrás.


¿Cómo fluyen los eventos del argumento? Igual que un minucioso reloj de máxima precisión. Simple acción y reacción: como el fiel retrato de la vida que es, todos los acontecimientos tienen su causa y su posterior consecuencia, lo que hace que los personajes deban ser cautelosos y la trama avance de forma lenta, pero firme. El guión carece de lagunas ni trucos baratos de escritores vagos.
Su estructura es bastante más episódica de lo que estamos acostumbrados hoy día (cada capítulo trae un pequeño saco de contratiempos individuales que se suelen resolver en su misma duración), y por lo general, los problemas gordos no estallan hasta los últimos 2 ó 3 episodios de cada temporada, momento en el que empiezan a causar verdaderos estragos los efectos de todo lo que se ha ido acumulando durante las temporadas. Las cosas llegan cuando deben llegar y los clímax están construidos con suma maestría.
A pesar de su densidad inicial, la serie consigue mantener el interés intacto incluso en sus lentos comienzos (ahí no está al nivel de la tensión final, pero sigue siendo palpable). Los Soprano nunca deja de ser muy entretenida y (sorprendentemente) divertida gracias a su ácido humor negro, una de sus características más representativas. Ese contraste del que ya he hablado da lugar a situaciones tan absurdas y atípicas que acaban siendo hilarantes. Las frases de los personajes son como bombas que explotan en nuestra cara. Podemos hallar de todo: conversaciones de auténtica profundidad que te hacen reflexionar o discusiones divertidísimas llenas hasta los topes de líneas magníficas, siempre impregnados de gran realismo. Nada chirría ni se siente forzado, las charlas son tan naturales que da la sensación de estar escuchando hablar a personas de verdad. De entre los guionistas (obviando a Chase, evidentemente) destaco a Terence Winter, maestro indiscutible de la comedia negra y los diálogos punzantes.


Ahora bien, aunque pueda sonar ilógico, Los Soprano no solo se desenvuelve bien en el género puramente "realista". A primera vista no nos damos cuenta, pero los creadores se han dedicado a plantar, de vez en cuando, numerosas pistas y presagios ocultos. La serie posee una altísima cantidad de elementos escondidos para aquellos amantes de las teorías a quienes les encanta diseccionar cada escena (el ejemplo más claro es el final). Parece mentira, siendo este un show (aparentemente) nada dedicado a lo paranormal, pero es cierto: su simbolismo es de los mejores que yo he visto nunca.
Hay ocasiones en las que el tono es drásticamente cambiado por uno surrealista al más puro estilo David Lynch. Os lo juro: he llegado a pasar más miedo en una escena "fantasmagórica" de Los Soprano que en una auténtica película de terror sobrenatural.




Si hay una única pega que puedo ponerle, es que la forma en la que el guión es organizado dificulta que el espectador se pueda enganchar a la serie tanto como le gustaría, ya que por momentos, parece ir dando palos aleatorios sin un rumbo definido. En muy pocas ocasiones (creo que he contado 2, nada más) hay episodios irrelevantes, tanto para la trama (menos importante) como para la evolución de los personajes (lo realmente importante).

No es una serie fácil de digerir. En sí, su ritmo y forma de desarrollar la trama son muy distintos del estilo con el cual estamos familiarizados actualmente en el mundo televisivo. Al contrario que las series de ahora, no ofrece la sensación de satisfacción inmediatamente; el espectador debe ganársela. Es un producto que crece poco a poco en tí sin que te des cuenta. Cuanto más avanzas, vas aprendiendo a ver la serie de verdad y la aprecias cada vez más. Si echas la mirada hacia atrás, descubres constantemente nuevos detalles que pasaron desapercibidos. Estos personajes se adentran gradualmente en tu vida personal, hasta el punto de llegar a considerarlos... casi como otra familia. La tensión nace de las situaciones más insospechadas, y es por el gran apego que has adquirido hacia estos desgraciados. Las visitas a capítulos aleatorios una vez terminada no hacen sino mejorar la serie todavía más, pues la infinita cantidad de sutiles detalles y misterios esparcidos nos asegura que no importa cuántas veces la veas, siempre encontrarás algo nuevo que te sorprenderá.
Me resulta imposible separar las temporadas o los capítulos según su calidad. Los Soprano es una única historia de principio a fin, cuyo increíble nivel permanece estable desde el primer capítulo hasta el último.
"No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes". En este caso, ese refrán no podría ser más acertado: mientras la estás viendo no te das cuenta; pero el momento en el que la has terminado, el momento en el que te das cuenta de que ya no tendrás más citas diarias con Tony Soprano en la pantalla... es entonces cuando comprendes lo magnífica que es.
Mi 10/10 es evidente, ¿no?
Ya estaba yo ansioso por encontrar otra nueva obra capaz de colarse entre "lo mejor de lo mejor".







¡CUIDADO!
TE ESTÁS ADENTRANDO EN LA
¡ZONA SPOILER!
¡ZONA SPOILER!
¡ZONA SPOILER!





Hablemos del final.
¿Murió Tony Soprano, o no?

Independientemente de la respuesta, me gustaría señalar lo brillante que me pareció esa última secuencia completa. Creo que es, sinceramente, el mejor final que la serie habría podido tener. ¿Queréis un dato curioso? Me pasó como a muchas otras personas: por un momento, pensé que la tele se había estropeado.

Gracias a la cantidad de teorías que se han hecho al respecto en vídeos, hilos de redes sociales y mucho más, creo tener toda la información necesaria para determinar qué ocurrió tras ese fundido negro.

Simbolismo: supuestamente, en una entrevista David Chase dijo: "Si prestáis atención, todas las pruebas están ahí". Os voy a listar la cantidad de "evidencias" que la gente ha ido hallando con el paso de los años:

1.- La escena (al igual que, prácticamente, la totalidad de la serie) está vista desde el punto de vista de Tony. Él entra en el restaurante y (en un guiño hacia 2001: Una Odisea en el Espacio, uno de los filmes favoritos de Chase) se ve a él mismo sentado en la mesa (¿qué es lo que vio Dave Bowman antes de morir en la película antes mencionada? A sí mismo antes de morir... ¿más simbolismo, quizás?).

Cada vez que el timbre suena y una nueva persona entra, Tony echa un vistazo y la cámara enfoca al individuo en cuestión que Tony está viendo. Sin embargo, cuando Meadow entra y el timbre suena... negro. No vemos nada...


2.- El que sería el supuesto tirador, que entra al mismo tiempo que AJ, lleva una chaqueta de Members Only, título del primer episodio de la 6º temporada. Casualmente, en ese mismo episodio, Eugene Pontecorvo llevaba esa misma chaqueta cuando asesinó a un tipo en una cafetería.


3.- El supuesto tirador, antes de lo que podría ser el disparo final, se dirige hacia el cuarto de baño, en una escena muy similar a la de Michael Corleone en la primera entrega de El Padrino, nada más y nada menos que la escena favorita en la historia del cine de Tony.

Respecto de Tony, la posición (según las agujas del reloj) en la que se habría realizado el disparo sería las 3 en punto (¿posible referencia al sueño de Chrissy en la segunda temporada?). Si Meadow hubiera estado ahí sentada, habría bloqueado la trayectoria.
Meadow, a lo largo de la serie, ha demostrado ser la persona más importante en la vida de Tony. La única capaz de "salvarle" (y además, es la "causa" del enfrentamiento final contra Nueva York). Sin embargo, es la única de la cual no tenemos un plano entrando en la cafetería.


4.- Meadow intenta aparcar tres veces. Las dos primeras fracasan, pero a la tercera lo consigue.
Dos veces han intentado atentar contra la vida de Tony, y las dos han fracasado. ¿Es a la tercera cuando lo lograrán?


5.- Justo antes de que el supuesto disparo ocurra, dos chicos negros entran en el bar. En la primera temporada, las primeras personas que intentaron acabar con Tony eran dos chicos negros.


6.- "You probably don't even hear it when it happens" (Probablemente ni lo oigas cuando ocurra). Eso le dijo Bobby (uno de mis favoritos) a Tony en el episodio 13 de la sexta temporada.
De una forma parecida, cuando asesinan a Gerry Torciano en frente de Sil en el episodio 14 de la 6º temporada, este último no escucha el primer disparo.

Si han asesinado a Tony antes de que pudiera ver a Meadow entrar por la puerta, y los espectadores estamos siendo testigos de su punto de vista, tendría sentido que ni nosotros ni él escucháramos el disparo.


Bueno, después de todo esto, parece que la única opción posible es la que nadie quiere: Tony es liquidado... ¿o quizás no?

Recordemos que todo esto es puro simbolismo. No hay pruebas reales o físicas de que el tipo de la chaqueta tuviera un arma, ni de que Tony fuera asesinado. Todas estas pistas podrían podrían ser tanto la indicación de que Tony muere, como una retorcida manera de jugar con nuestra mente por parte de Chase. Es posible que su única intención haya sido, simplemente, dejarnos en la más completa incertidumbre, ofreciéndonos pistas vacías de algo que nosotros mismos nos estamos imaginando (objetivamente, él no ha insinuado nada, todo este lío nos lo hemos inventado nosotros). Esta escena está imbuida en una tensión asombrosa, pero... realmente, nada ha ocurrido en ella.
David Chase explora la paranoia que debe estar pasando por la cabeza de Tony en ese momento, y consigue transmitirla directamente al público. Así es como tendrá que estar nuestro capo favorito por el resto de su vida: siempre alerta.
¿Si esto que digo fuera cierto, por qué cortar justo a la entrada de Meadow? Simple: Los Soprano, desde el principio, ha sido una serie sobre la familia. Hemos visto cómo Tony ha intentado sobrellevar sin éxito sus dos familias: la de sangre, y la mafia. Por primera vez, la familia que realmente le importa se reune feliz, de manera que el arco completo del personaje estaría finalmente completo.


¿Cuál es, entonces, la respuesta correcta?
No la hay.
Puedes escoger lo que quieras. ¿Le harás caso al simbolismo? Entonces, Tony está definitivamente muerto. ¿No quieres pensar que un personaje tan grande haya llegado a su fin? También puedes acogerte a esa opción. Independientemente de lo que elijas, las cosas van a ser duras para Tony; pero sin duda, lo más bonito de todo, es que este final aún siga causando dudaconmoción y debate más de una década después de su salida. 
El trabajo que Chase ha realizado con esta obra maestra debe ser muy importante si todavía, a pleno 2018, seguimos buscando o negando pruebas sobre la muerte su un mero personaje ficticio.

lunes, 9 de julio de 2018

Reseña "Ant-man y la Avispa" (Ant-man and the Wasp). Por qué el plan de Marvel y Disney está arruinando su universo (mi opinión).

Simplemente por ser la primera película de Marvel Studios que hemos tenido tras Infinity War, habrá automáticamente muchos a quienes esta nueva entrega del simpático héroe hormiga les sabrá a poco.
Personalmente, soy un gran fan de la primera parte. Considero que no todas las producciones de superhéroes han de ser "épicas" o "grandiosas", y que aventuras simples de menor escala vienen bien de vez en cuando. Ant-Man destacó por su modestia y honradez. Sabía lo que era, por lo que no trató de engañarnos: se limitó a ser una agradable historia independiente, sin pretensiones, a la que vas a pasar el rato y punto.


Mirad, el párrafo anterior se puede resumir en la siguiente idea: ayer, yo fui a la sala de cine totalmente libre de prejuicios. Mi único objetivo era disfrutar.
Así que, teniendo eso en cuenta, ¿cuál es mi opinión final de "Ant-man y la Avispa"?


Comenzaré por lo obvio: la película es indudablemente entretenida y divertida. Las dos horas se pasan volando entre risas, sonrisas y momentos chulos de acción. Ahora bien, aunque eso es algo de vital importancia a la hora de juzgar un filme, no deja de ser también una característica sumamente básica que ya poseen la gran mayoría de películas Marvel. ¿Qué mas nos ofrece Ant-man y la Avispa?

... ... ...

Ahí está el dilema.

No quiero que me malinterpretéis: me ha gustado. Si eres un amante de Marvel, te recomiendo que vayas al cine y tengas tu rato ameno. En mi opinión, tiene un nivel muy aceptable en la extensa mayoría de apartados elementales que requiere cualquier cinta para aprobar; no obstante, eso no quita que también haya cometido meteduras de pata. Como secuela, falla en numerosos aspectos (de los cuales hablaré en breve) que la hacen incapaz de destacar en el abrumador cúmulo de producciones superheroicas que hay hoy en día.

Ant-man y la Avispa no me ha resultado decepcionante por su calidad implícita (la cual, a pesar de no ser mala, tampoco supera el notable bajo); más bien, resulta una víctima de su propia compañía (Disney) y del monótono plan que esta se encuentra llevando a cabo. Me explico:

Llevamos ya 10 años tragándonos películas Marvel. Recientemente, el ritmo de salida se ha duplicado, lo que se traduce en 3 o 4 cintas al año. ¿Qué tiene de malo?, me preguntaréis, a lo que yo responderé: lo malo ocurre cuando, por culpa de la abundancia de películas, estas comienzan a resultar todas iguales.
Cuantos más productos antiguos se tengan detrás, más difícil será que los nuevos mantengan la creatividad y la calidad. Os lo juro: ¡yo estaría encantado si cada nueva producción de Marvel fuera única!
Pero no es así. Y es justo ahí donde viene el problema: las películas son cada vez más vagas porque no intentan innovar en lo más mínimo, se limitan a repetir hasta la saciedad una misma fórmula de éxito. Como espectador, yo estoy cansado de tanta película de superhéroes, pero no porque no me gusten, sino porque (como ya he dicho antes) son todas exactamente iguales.

Si este filme hubiera salido antes, mi recepción habría sido mucho más cálida; sin embargo, no es el caso. Ya hemos tenido 19 putas películas anteriores, de las cuales más de la mitad son casi idénticas a esta en guión (estructura, diálogos), dirección, efectos especiales e incluso actuaciones.

¿Qué es lo que se consigue con este plan? Ganar mucho dinero y mantener contentos a los más pequeños, eso seguro.
¿Qué es lo que no se consigue? Que cada nueva obra se sienta como una pieza imprescindible del gran puzzle cinematográfico que está siendo creado. Muchas cintas se estrenan, pero solo un cuarto de todas ellas serán recordadas, el resto están destinadas al olvido y (en algunas ocasiones desafortunadas) la mediocridad.
Honestamente, no me apetece hablar de Ant-man and the Wasp, porque tengo la sensación de que ya he hablado acerca de ella muchas veces en el pasado. Es aburrido.

Disney y Marvel tienen un gran problema a la hora de balancear la calidad de sus películas con la cantidad de las mismas. Sinceramente, yo preferiría menos dosis al año, pero que cada una resultara especial, diferente, necesaria.



Para mí, Ant-man y la Avispa se siente como una copia de Ant-man menos interesante.
A decir verdad, lo tenía complicado para triunfar: el "éxito" de la primera vino gracias a su sencillez y valiente humildad. Para mantenerse a la altura, la segunda entrega debería haber aportado algo más, porque estas características mencionadas ya han perdido su toque de frescura y novedad.
Desafortunadamente, no ha ofrecido nada nuevo. Es una película simple en exceso, predecible en todo momento, que bebe demasiado del estilo de la primera parte. El argumento posee pequeños momentos de nulo sentido en los que nos fuerza a creernos cosas "porque sí, es así y punto". Apenas hay una progresión ni dilemas que los personajes deban superar, y la villana es simplemente pésima (tanto en habilidades, como en origen), ni intimida ni resulta una amenaza real. El objetivo principal es "rescatar a la madre de Hope". La cinta pide que nos importe, pero no lo consigue, pues se trata de alguien a quien no hemos visto nunca que ni siquiera está relacionada con uno de los protagonistas (Scott). La forma que tiene el guión de arrastrarlo a la aventura (una especie de relación mística con el mundo cuántico) es tremendamente estúpida, y la realidad es que el mismo personaje principal carece de relevancia para la trama, lo cual me parece un grave error.

En los pocos apartados donde la cinta intenta separarse de su predecesora, acaba siendo peor que esta. El misterioso y atractivo concepto del mundo cuántico es estropeado cuando nos lo enseñan demasiado, arrebatándole toda la intriga.


Aquella mejora que sí merece la pena ser destacada son todas las escenas en las que modifican el tamaño de los objetos y las personas. Se consigue un efecto único y muy divertido que explotan correctamente. Hay algunas escenas realmente hilarantes (Scott en el colegio, la persecución, etc).

Como ya he dicho, he disfrutado Ant-man y la Avispa. El problema es que yo quería disfrutarla aún más, y todo lo que he mencionado me lo ha impedido.
6/10.

lunes, 2 de julio de 2018

¿Es "El Padrino" realmente la mejor película de la historia? (Reseña The Godfather)

He de andarme con mucho ojo, pues no todos los días uno se dispone a hablar sobre la película más aclamada de todos los tiempos, esa obra considerada como la más grande del séptimo arte por la extensa mayoría del público adepto al cine. Si te gusta este mundillo, es indudable que El Padrino es, tarde o temprano, una cita obligada.
Ahora bien (y aquí es donde empezará la lluvia ácida sobre mí), ¿es, realmente, la mejor película de la historia?
Ayer tuve el privilegio de presenciar en la pantalla grande esta legendaria cinta, y hoy, creo estar preparado para ofrecer mi granito de arena al debate que la anterior pregunta suscita.
Obviamente todo esto depende de la persona, de lo que esta busque en un filme, de sus gustos personales y sus preferencias; pero no estamos aquí para hablar de eso.


Sé que estoy sonando muy atrevido. En la comunidad "radical" de amantes del cine, si no le otorgas un 10/10 a El Padrino, tu criterio será automáticamente invalidado, así que muchos simplemente se dejan llevar por la opinión general sin atender a su propia opinión. Yo considero ambas cosas que he mencionado una completa estupidez; y ahora quiero ser sincero a lar par que objetivo y subjetivo para explicar por qué, bajo mi punto de vista, El Padrino sí merece un 10, pero no es la mejor película de todos los tiempos.
Seré breve (lo máximo que pueda) y no ahondaré demasiado en detalles cruciales de la historia o el argumento, de manera que si aún no has visto El Padrino, puedes estar tranquilo.
...
Aunque, en serio, ¿qué haces que no la has visto todavía? ¿A qué c*ño estás esperando?



Hablar de este film es hablar de perfección técnica. Absoluta perfección técnica. Me gusta pensar en él como un intrincado mecanismo de relojería (sí, es una "referencia" a Watchmen). Para que este funcione todos los engranajes, grandes y pequeños, deben encajar con exactitud milimétrica y deben dar sus respectivas vueltas sin entorpecer ninguna de las otras piezas, sin chirriar o hacer que el conjunto falle en lo más mínimo.
Objetivamente, El Padrino no tiene fallos. Se trata de una obra de precisión suiza definitiva. Su estructura no deja ni un solo cabo suelto: desde los personajes, sus motivaciones y actos, hasta la historia, cómo esta se desenvuelve, las diferentes escenas que se van sucediendo, todo encaja y se desarrolla con la perfección requerida para que el resultado final sea impecable.
Cada acción tiene su propósito, su porqué y sus consecuencias. No hay ni una sola laguna argumental. La sutileza y la elegancia invaden esta obra y la hacen un auténtico regalo para aquellos amantes del cine a los que nos gusta que no se nos tome por idiotas.
No obstante, aquello que la diferencia de muchas otras películas que también han demostrado gran destreza en estos apartados, es que la obra se dedica por completo a sus personajes. Los eventos y la trama adoptan un plano secundario para dar paso a los individuos protagonistas. Todo lo que ocurre es por, para y debido a ellos. No tiene prisa y se toma su tiempo para que la historia fluya de forma coherente. Son numerosas las veces en las que nos alejamos por completo del argumento en pequeñas (o grandes) escenas, aparentemente inútiles (lo cual no es cierto), que sirven exclusivamente para enseñarnos cómo es o cómo ha evolucionado cada personaje.

Vito Corleone es una leyenda. Se convirtió en el estereotipo primordial del gángster y antihéroe italo-americano para el resto de la eternidad. Su influencia en la cultura popular es innegable. ¿Es para tanto? , porque representa al tipo de persona que todos querríamos ser, el ícono de la masculinidad suprema: él es el tipo duro, poderoso y valiente que consigue todo lo que quiere y al que nadie le puede dar órdenes, pero que a pesar de ser implacable en los negocios y contra sus enemigos, demuestra gran cariño, respeto y afecto por su familia, amigos y asociados. Un hombre que tiene un código de honor el cual (a pesar de no ser ético moralmente hablando) sigue a rajatabla sin importar las consecuencias (¿cuántos de nosotros podemos decir eso?). Logra que, de repente, en el espectador aparezca un interés (e incluso diría admiración) bestial por la mafia y sus historias.
La actuación de Marlon Brando, su voz, gestos y presencia no hacen más que acentuar esa sensación de grandeza que el personaje transmite.

Eso sí, del resto del elenco, no hay ni uno solo fuera de lugar, ni un solo actor que desentone (ya lo he dicho, nada entorpece el transcurso de la película). En la secuencia de la boda (quizás la mejor del metraje en mi humilde opinión) tenemos una presentación perfecta de todos ellos. Poco a poco, conforme avanza la historia, los comprenderemos mejor a la par que seremos testigos de sus estudiadas evoluciones como individuos. Por ejemplo: Santino es impulsivo, pasional, emocional, la clase de persona que actúa y después piensa; mientras que Michael es, por contraposición, frío, apático, insensible y difícilmente perturbable (por eso era obvio, desde el principio, que él era el único con madera para convertirse en el próximo Don). Al Pacino da una lección interpretativa sublime (la cual superará incluso a la de Brando con la segunda entrega) ya que, en todo momento, podemos ver a través de sus ojos si es feliz o si, por el contrario, ya ha comenzado su travesía hacia los pozos del averno. Estamos ante el comienzo de una de las carreras más míticas que el cine jamás tendrá.
Junto con unos secundarios memorables y un casting de lujo, el plato está servido.



La banda sonora es una de las piezas de música más grandes jamás compuestas. Decir más sobre ella sería esforzarse en vano: dedícate a escucharla, y punto. Me darás la razón.


A pesar de durar 3 horas, estas no se me hicieron pesadas, y lo considero un factor determinante para que esté entre mis películas favoritas (porque, por mucha perfección técnica que haya, si una película no te atrapa o te aburre, jamás podrá ser tachada de obra maestra). Comprendo que muchos no estén de acuerdo conmigo en este apartado y la hayan encontrado soporífera, ya que su ritmo es indudablemente lento y si no te interesa lo suficiente, será imposible que puedas terminarla.



No obstante, pese a todos los halagos que respetuosamente estoy ofreciendo a mi Padrino... perdóneme, Don Corleone, mas no puedo introducirle en mi categoría estrella, la más ansiada y exclusiva, "Lo mejor de lo mejor". ¿Por qué?
Es simple. El cine es un arte y como tal, la excelencia, la delicadeza y la pureza a la hora de elaborarlo es sumamente importante... sin embargo, no lo son todo.
Solo hay una cosa que me falta en El Padrino: más emoción. La característica que yo más estimo de una cinta es su capacidad de transmitirme sensaciones. No niego que hay escenas impactantes, preciosas y emotivas (el plano final, el bautismo, la secuencia inicial, etc). Coppola, el director, tomó un enfoque principalmente superficial, y eligió centrarse más en demostrar su destreza estética objetiva a la hora de dirigir. En ocasiones (la mayoría de ellas) esto resultó un éxito al dar a la película un toque sobrio y realista; pero en otras ocasiones (que no podemos ignorar) resultó dificultoso a la hora de conectar con el espectador a un nivel emocional más allá del exterior, un nivel que el funcionamiento objetivo de la obra no puede alcanzar.



Espero que mi opinión sobre El Padrino haya sido bien expresada y te haya resultado interesante. Estoy abierto a cualquier sugerencia o conversación agradable en los comentarios, si es que hay alguien que me haga una oferta que no podré rechazar.
10/10.
Contad todas las veces que he dicho la palabra "perfecta" o "perfección", por cada una os invitaré a un helado. Perdón, pero es que lo he hallado necesario si quería hablar de El Padrino.