martes, 28 de agosto de 2018

Heredando del mejor cine de terror: "Hereditary"; Reseña y Explicación (La Semilla del Diablo)

Nunca he sido gran adepto del cine de terror. Es más, diría que es, muy probablemente, el género cinematográfico grande del que menos he visto. Esto se debe a varias razones, de las cuales destaco dos: una, mi incapacidad de encontrar buenas películas pertenecientes al mismo (lo que también es, en cierto modo, culpa mía por no saber buscar); y la otra... soy todo un cagueta, y no me importa admitirlo. Es fácil lograr que, en el primer visionado (y si estoy solo) yo me cague de miedo. A niveles estratosféricos, además.
Debido esa misma causa, para juzgar el poco cine de terror que veo, he de esperar un tiempo prudencial y así examinar el auténtico impacto que el filme en cuestión ha tenido sobre mí (a parte de, obviamente, todo el apartado técnico que permite a ser buena a una película).

No obstante, en tiempos recientes, esa sensación de miedo estaba... desapareciendo. No había una película capaz de mantenerlo desde su principio hasta el clímax final. El "terror" se basaba en la repetición extrema de los clichés, criaturas que perdían todo el suspense cuando eran mostradas en pantalla y causaban risa por unos efectos especiales dignos de incineración (¿cuándo se aprenderá que el mayor terror no es a los monstruos feos ni mierdas del estilo, sino a lo desconocido, aquello que nunca sabrás qué era, qué quería o de dónde venía?), y sustos baratos que liberaban la tensión y eliminaban toda posible sensación de agobio o pavor construida anteriormente.
Por culpa de esto, mi interés por el género disminuyó hasta lo mínimo.
¿Me estaba haciendo mayor para esta mierda?
La respuesta es no.

Tras 15 minutos de Hereditary, vistos a las tantas de la madrugada, solo en casa... me sentí como un niño que retornaba a sus miedos más primarios. Tuve que parar, lo juro.
¿Algunos dicen que esta película no da miedo? ¡Me cago en la hostia! Debo ser yo entonces, que seré muy sensible, porque estaba con las pelotas en la mismísima garganta.

El día siguiente me armé de valor y la terminé. Ahora, me dispongo a compartir contigo, lector, mi opinión sobre Hereditary, más una explicación del polémico final para todos aquellos que, como yo, se hallaron algo perdidos tras llegar a él por primera vez.
Vamos allá.


La factura de Hereditary es impecable. Si hay algo que destaca en la película es su inmensa dirección (y las actuaciones también, pero de eso hablaremos más tarde). Cada plano, cada secuencia, está filmada con la agobiante intención de crear una atmósfera densa y asfixiante en la claustrofóbica casa... vaya si lo consigue. El director utiliza a veces utiliza planos amplios para que el espectador pueda ver la totalidad de una sala, y justo después decide cortar a un plano íntimo donde no podemos ver qué hay detrás. Como el demonio que es, nos coloca elementos "escondidos a plena vista". No te los señala, pero están ahí. Quizás te des cuenta, o quizás no; pero en el caso de que te percates, no podrás dejar de sobre-analizar cada nueva imagen en una desesperada búsqueda de cosas fuera de lugar, aumentando más aún el suspense y la inquietud.
Los movimientos de cámara están realizados con una precisión suiza. Saben qué enseñarte y qué no, con el fin de que nunca sepas por dónde va a venir lo siguiente. Ari Aster se ha confirmado como un meastro, un auténtico genio que sabe cómo construir expectación. La película es una bomba que va creciendo y creciendo, pero no explota. La tensión nunca se libera. Apenas hay "sustos" baratos que nos permitan relajarnos; en su lugar, hay imágenes duras como un puñetazo a la retina, colocadas con una tranquilidad que crea aún más desasosiego. No se explica qué ocurre realmente, para que no lo puedas comprender nada hasta el final, evitando así que te sientas aliviado durante la experiencia.

El lenguaje audiovisual usado por el director es excelente. No todo es contado a través de diálogos estúpidos de exposición; a veces, simplemente mediante un ruido concreto o una pista visual (que hemos relacionado previamente con algo) entendemos perfectamente lo que está pasando.


El guión mantiene el misterio y la duda de una manera sumamente elegante. Los miembros de la (supuestamente) ordinaria familia son puestos, poco a poco, ante las situaciones más extremas y horribles, quebrando su cordura gradualmente hasta dejarlos en el límite. El descenso a la locura está escrito con gran destreza. Logra que sintamos apego hacia ellos, porque estas desgracias no son sucesos sobrenaturales ni basuras parecidas, sino cosas que nos pueden pasar a cualquiera, cualquier día, sin avisar... y cuando nos sentimos como uno más en la familia, el terror es más cercano.

La historia no está masticada. El espectador debe poner de su parte y unir las piezas desordenadas que se le han ofrecido. Si te pierdes una pieza, una mísera línea de diálogo, quizás no puedas conectarlo todo. En mi caso, al tener que parar el visionado varias veces, me encontré confuso al final. La historia tenía forma en mi cabeza, pero me faltaban detalles. Un segundo visionado (preferible) o una explicación en internet es requerida si te pasa esto.


Las interpretaciones son de 10. Hay un debate sobre si Toni Collette está magistral o sobrevalorada... para mí, no hay discusión: es, muy probablemente, la mejor interpretación en lo que llevamos de año. Todos los matices son perfectamente creíbles en ella, nos transmite sufrimiento e incomprensión con la potencia de una locomotora. Sin su presencia, Hereditary no estaría coja, directamente se hallaría en silla de ruedas... y lo mismo digo para Milly Shapiro y Alex Wolff. Ambos quitan la respiración con sus personajes, pero he de destacar a este último, pues tiene más relevancia y tiempo en pantalla. Dada la dificultad de su papel, podría haber caído en la sobreactuación o en la falta de expresividad, no obstante, encuentra el punto medio perfecto entre las dos. Me quito el sombrero.


La trama de Hereditary puede ser vista de dos formas radicalmente distintas. Decir más sería spoiler; solo añado que las aprovecha para jugar con la mente del espectador, mediante imágenes o detalles sutiles y ambiguos, desconcertándolo de forma magistral en todo momento...
... hasta llegar al final.

Voy a entrar en terreno polémico. Los últimos 20 minutos del filme son terror puro, una sucesión macabra e inexplicable de eventos que no te dejan respirar. Un clímax brillante, no apto para cardíacos... y entonces, en el último minuto, se nos ofrece la ansiada explicación de los hechos. En ese minuto todo cobra sentido y solo uno de los puntos de vista se vuelve correcto, despojando así la otra posible visión*, que era (desafortunadamente) la más interesante.
No me malinterpretéis: considero que la historia está bien contada, el clímax resuelve las preguntas de la mejor forma posible y, definitivamente, me dejó descolocado. Mi problema es que ese terror psicológico y esa incertidumbre creada al principio desaparecen, tomando una forma demasiado creíble y típica... una forma que, personalmente, no hallo a la altura del resto de la película. En mi opinión, no hacía falta sacrificar una de las interpretaciones personales más potentes de la película en favor de la otra; una pizca de ambigüedad que no lo dejara todo tan claro habría sido mucho más satisfactoria. Además, lo peor es que se crea una gran incoherencia en el argumento: el pilar más esencial de la película se deja como un producto de la pura casualidad, así que todos los sucesos que son consecuencia directa de este (es decir, la trama completa) no deberían haber ocurrido, realmente. Por culpa de esto, Hereditary se queda a las puertas del sobresaliente con un (nada despreciable) 8,5/10.



ZONA SPOILER
EXPLICACIÓN DEL FINAL



Hereditary no es más que la historia de una secta liderada por la madre de Annie (Hellen), cuyo propósito es invocar a un demonio antiguo, Paimon. En la casa del campo que vemos siempre "encendida" era donde se llevaban a cabo las prácticas de adoración de esta secta. El demonio necesita un huésped masculino para manifestarse al completo, puesto que uno femenino no le gusta (por alguna razón desconocida que tampoco es necesario explicar, según yo lo veo), y debe pertenecer al linaje de Hellen. Ella intentó introducirlo en su hijo (hermano de Annie), pero este se suicidó antes de que ocurriera, así que tuvo que esperar a tener un nieto. Sin embargo, cuando Annie tuvo a su primer hijo varón (Peter), nunca dejó que su Hellen se acercara a él, de manera que esta última no pudo utilizarlo como huésped. Entonces, Annie tuvo su segundo hijo, una niña (Charlie). Hellen hubiera deseado que esta niña hubiese sido un chico (cosa que no paraba de repetirle cuando aún vivía), pues así, la invocación del demonio habría sido mucho más sencilla. Sin embargo, no fue así, y tuvo que apañarse con lo que tenía. Hellen hizo de Charlie la huésped del demonio, y lo sabemos porque al final, los miembros de la secta están adorando un muñeco con la cabeza muerta (brutal) de la pequeña en él. Esa era la razón por la que Charlie era la favorita de la abuela y se comportaba de forma tan extraña (el demonio no la controlaba, pero ejercía una influencia negativa sobre ella). De todos modos, todo esto era una solución temporal hasta que lograran introducir el demonio en Peter, el huésped masculino. Necesitaban liberar a Paimon del cuerpo de Charlie, de manera que idearon su muerte (momento bestial). Joan, la amiga de Annie que le enseña cómo hacer sesiones de espiritismo, no es más que una miembro muy importante de la secta (era amiga íntima de Hellen, la jefa), y todo lo que le enseña a Annie es un truco para invocar a Paimon e introducirlo en el cuerpo de Peter. Con total seguridad, se necesita la muerte de los progenitores antes de que eso ocurra, y por ello, ambos son asesinados por el demonio en el clímax final (el padre, la madre y la abuela acaban decapitados por los sectarios, simbología relacionada con la muerte de la huésped original de Paimon), mientras los miembros de la secta presencian desnudos el nacimiento de su dios. El director te indica que Peter ya ha sido poseído (sin necesidad de diálogos, un alarde de dirección sublime) cuando él realiza el clásico sonido de la lengua que hacía Charlie. Finalmente, acaba coronado mientras todos le rinden pleitesía. La invocación ha sido todo un éxito.

En cada sitio que ha muerto un miembro de la familia, hay uno de los símbolos de Paimon (es decir, que todo estaba planeado). Hereditary requiere de un segundo visionado que te permita apreciar la cantidad de detalles que contiene.

Como ya he dicho, la historia está bien contada y te obliga a ordenar las piezas del puzzle que habían soltado desorganizadas. 
¿Problema?
La muerte de Charlie, detonante del horror, la principal necesidad de la secta, el paso más importante para proceder con la invocación de Paimon... no pudo ser planeada con tal exactitud. ¿Por qué complicarse tanto, cuando podrían haberla matado sin más? ¿Y cómo hicieron que todo ocurriera así? No lo entiendo, y no me puedo creer que todo lo que ocurrió (el hermano llevándosela a la fiesta, ella comiendo nueces que desatan su alergia, el hermano encontrándose con un ciervo en la carretera mientras la chica ha sacado la cabeza en el momento exacto para comerse el poste) haya sido un plan ideado por cuatro idiotas sectarios. Es demasiado casual y espontáneo. Además, ¿para qué todo eso? ¿Por qué coño no buscas una forma más fácil? La "complejidad" del plan no aporta nada a la trama salvo morbo. Y no la critico por buscar morbo (de hecho, me parece un acierto), la critico porque no le han dado la coherencia necesaria a esa violencia, haciéndola totalmente gratuita y sin propósito alguno para la trama. Un plan debería tener un objetivo... y este, directamente, no tiene sentido.


*Las dos visiones de Hereditary: una familia lidiando con las enfermedades mentales, la paranoia, la esquizofrenia y demás. Una interpretación del filme muy interesante y conceptual que se abandona cuando, en el final, todo ha sido un plan de invocación de un demonio, algo ya visto antes. Por esto, ese miedo inicial se pierde en los visionados posteriores, ya que asociamos lo ocurrido a un culto y un demonio, es decir, algo tangible y real. En el caso de que el mal hubiera sido más abstracto, habría sido mucho más impactante y satisfactorio para mí.

domingo, 26 de agosto de 2018

Historia de un héroe olvidado por el tiempo: "Desaparecido" (Reseña Anime: Erased)

Puede que en cuanto a películas se refiere, me halle atravesando una difícil época de apatía en la que ninguna es capaz de satisfacer mis (no tan altas) exigencias; no obstante, en lo que a series de televisión se refiere... me hallo en una auténtica época dorada.

Y Desaparecido (Erased en inglés, Boku Dake ga Inai Machi en japonés), definitivamente, ha sido un pilar esencial en esta.

Acompáñame en esta crítica sin spoiler (hasta previo aviso) de Erased, donde te daré mi opinión acerca de por qué es un producto que, a pesar de haber pasado bastante desapercibido, encuentro esencial (sobre todo para la época en la que vivimos actualmente) hasta el punto de haber escalado no solo a mi top personal de anime, sino de series televisivas en general.
Vamos allá.


Satoru, nuestro protagonista, es un simple repartidor de pizza... con una cualidad especial. Él la llama "Resucitación", y cada vez que se manifiesta, su mente del presente es transportada a su cuerpo del pasado. Siempre que esto pasa, es porque algo malo está a punto de ocurrirle a alguien. Hasta ahora, Satoru había retrocedido en el tiempo dos, tres, o quizás cinco minutos, nada más... Y un día, sin previo aviso, es enviado 20 años en el pasado.
Si no la has visto, todo esto que te estoy contando puede parecer muy confuso a primera vista. El tema de viajes en el tiempo es un recurso demasiado típico en la ciencia ficción actual, y desafortunadamente, la mayoría de productos lo utilizan como excusa para poder hacer lo que les dé la gana con la trama, apelando así a un guión vago, lleno de clichés, que sacrifica la coherencia argumental y llena la narración de odiosas lagunas de guión.

Aquí no.

En Erased nada de eso pasa.
Estos viajes en el tiempo son tratados con suma elegancia, de una forma muy sencilla, estructurada a la perfección y fácil de entender (un alarde ejemplar de dirección y guión). No son, en ningún momento, el foco principal de la serie, ni su punto más importante; al contrario, el viaje en el tiempo es usado como un simple medio para contar una historia que no tiene nada que ver con el mismo: una historia cotidiana, real, en la que lo más importante son los personajes y las relaciones que se forjan entre ellos.
Erased alcanza la armonía perfecta entre el suspense implícito a la trama, el encanto que la misma desprende y el apego que se adquiere por cada individuo. Se trata de un anime que, gracias a esas virtudes, atrapa sin remedio al espectador y lo sumerge de lleno en el mundo ficticio que ha inventado, haciéndolo partícipe en todo momento de la historia. Somos uno con Satoru y su (peculiar) grupo de amigos. Somos de la pandilla. Logra generar tensión, ternura, alegría, tristeza, nostalgia, abatimiento y mucho más a lo largo de sus excelentes 12 episodios.
Este triunfo se debe a varios aciertos. Tenemos, por un lado, la originalidad de su premisa, capaz de crear interés lo más pronto posible. Después, sabe cómo mantenerlo con dosis sublimes de suspense. La situación de Satoru tiene un inmenso atractivo inherente que nos engancha y nos incita a querer saber más, haciendo que nazca en nosotros una necesidad de descubrir, junto con él, todo lo posible sobre ese mundo tan acogedor de la niñez, aumentando más el misterio y el interés que sentimos. El ambiente general nos introduce todavía más en este frío y lúgubre lugar donde ocurren los acontecimientos.
Son explorados temas muy crudos y atípicos para cualquier otro anime del montón: el abuso hacia los niños pequeños, sus raíces y consecuencias. Este, aunque es un gran pilar de la historia, se nos muestra de forma sutil en momentos realmente emotivos (como el del desayuno).
Y por último, la guinda del pastel, los personajes. Cada uno tiene un carisma especial que lo distingue, una característica o escena que lo hace inolvidable. El villano (aunque los espabilados se lo verán venir) es excelente. Las relaciones se forjan poco a poco, con coherencia, paciencia y buena letra, en un desarrollo lento pero seguro que consigue nuestra total atención, pasión y sentimiento hacia lo que ocurre.
Destaco a Satoru y su madre, al igual que Satoru con Hinazuki. Si la serie ha sido un éxito, se lo debe a ambas.

Erased no es un anime que se base en los giros inesperados del argumento... pero son estos los que, en su final, la alzan por todo lo alto. Tranquilos, no os voy a destripar nada a los que no la hayáis visto aún (por cierto, deberíais hacerlo ya). Me limitaré a expresar lo que siento acerca de ellos: cuando la serie podría tomar la opción segura e ir por el camino fácil que se ajusta a los cánones arquetípicos ya vistos en todos lados, decide no hacerlo. Decide optar por la opción arriesgada, alejada de todo cliché precocinado. Descoloca al espectador, da una vuelta de 180 grados a todo lo que había establecido previamente.
A algunos no les gustará. Para mí, hizo que se terminara de solidificar como una de las mejores obras que he visto en los últimos tiempos.

La calidad de la animación me deja sin palabras. Sé que esto ya no es una sorpresa en los animes más actuales, no obstante, no puedo dejar de hablar sobre ello. En esta ocasión, el número de capítulos era reducido, de manera que se han podido esmerar más, y se nota. Hay un gran cuidado puesto en la fluidez de la animación, la hermosura tanto en los dibujos de personajes como en los planos de fondo, y cada detalle insignificante. Recrea a la perfección la época y el lugar, plasmando una belleza sombría e invernal como pocas veces se ha hecho antes. Lo dicho, sin palabras.

La banda sonora es extraordinaria.

Hasta aquí, ya he dicho todo lo que podía decir, pues el resto de detalles de Erased que quiero comentar (un análisis más exhaustivo del final, con sus mensajes más sutiles y cómo yo los interpreto) sería adentrarme en puntos clave del argumento. Todo esto se halla en la zona spoiler** de más abajo.


Entonces, ¿es Erased un trabajo perfecto?
Aunque me duela decirlo, no. En mi visionado, hallé un pequeño número de pegas que me impidieron sentirme satisfecho al 100%. Definitivamente, estas carencias no estropean la experiencia, ni son capaces de hacer que olvidemos el exquisito nivel que el anime posee en general; pero existen, y es mi deber escribir sobre ellas.

Primero, tenemos un clímax final excesivamente apresurado. En mi opinión, es bastante aparente que los creadores se vieron obligados a comprimir el último capítulo, probablemente por exigencias del estudio. Creo que atan todos los cabos de forma eficiente, aun así, no está al nivel que una obra así exigía.
Segundo, hay un momento en el que el villano principal traza un plan carente de sentido alguno (cuando podría haber optado por miles de alternativas mucho más simples), extramadamente confuso y complicado, que sirve únicamente para el avance forzado de la trama (más en el spoiler*).


Por lo demás, Erased me parece una serie excelente y entra de cabeza en mi top 5 de los mejores animes que he visto nunca.
9,5/10.




¡CUIDADO!
Te adentras en la
ZONA SPOILER

*

En lo referente a la muerte de Hinazuki, no entiendo la necesidad que tiene Yashiro de transportarla a un lugar frío, donde luego echarle agua para acelerar la congelación, y después devolverla a su sitio original. Creo firmemente que la complicación del plan era innecesaria, y pierde algo de credibilidad para mí.

**

He de hacer un paréntesis para hablar acerca de Satoru.
Nosotros, los espectadores, estamos viviendo en una época plagada de super-héroes por todos los medios. Marvel por aquí, Boku No Hero Academia por allá, Los Increíbles por el otro lado, personajes con super-poderes utilizados para hacer el bien por doquier...
Y por eso me ha sorprendido gratamente encontrar, en un producto que no se halla dentro de ese género, al super-héroe más grande de todos. El tipo que me ha enseñado el verdadero significado de la palabra "héroe": Satoru.
¿Por qué?
Su poder es, ciertamente, inusual... Pero si lo pensamos fríamente, no es algo que le ayude a realizar una buena acción. Lo único que hace es avisarlo de que algo malo va a pasar.
No le da habilidades especiales para solventar el problema. Además, la decisión de actuar la hace él y solo él.
Seamos sinceros: cualquier persona, en esa situación, llegaría un punto en el cual ignoraría la Resucitación. El que posee este don no está obligado a hacer nada (es cierto que la Resucitación te llevaría dos veces al pasado, o tres como mucho, pero si al final tú no lo solucionaras, dejaría de ocurrir). Es más: no solo no estás obligado a ayudar, es que además, lo más probable es que si ayudas, acabes saliendo herido o perjudicado. Más que un poder... es una maldición.

Y ahí está Satoru.
Satoru posee la Resucitación, pero no es eso lo que le hace especial. Aquello que realmente lo hace especial es su inquebrantable voluntad de ayudar.
Siempre que la Resucitación le llama, él actúa. A costa de su integridad física y psicológica. A costa de su propia vida. Él no tendría por qué ayudar; de hecho, esta ayuda que ha prestado no le ha causado más que problemas. Ha sido incapaz de cumplir su sueño (ser mangaka) y tiene un trabajo algo cutre. Ha sido incapaz de conocer a la pareja ideal y ahora es escéptico con las mujeres. Ha sido incapaz de ser realmente feliz. Si simplemente hubiera ignorado este poder, todo habría salido mejor... pero eso no es una opción en su cabeza.
Satoru salva a los demás sabiendo que no recibirá nada a cambio. Por lo general, con la labor de superhéroe también viene el reconocimiento y el cariño de las masas... pero a él no se le ofrece nada de eso. Él es un héroe silencioso. Un protector vigilante. Nunca recibirá ninguna recompensa, nunca nadie le reconocerá sus grandes actos. Será un héroe olvidado del que nadie sabrá nada.
Y a pesar de todo, él... sigue ayudando.
El exponente más claro de esto es cuando Satoru pasa 15 años en coma. Con tal de salvar la vida de Hinazuki, la de su madre, amigos y un montón de personas que ni siquiera conocía... él dio a cambio su propia vida, el máximo sacrificio que nadie puede hacer. Todos sus seres queridos vivirán felices, y ninguno de ellos sabrá nunca que fue gracias a él, a costa de perder todo lo que tenía y tuvo.
Ese momento en el que nos muestran a Hizazuki adulta es agridulce... porque la ha salvado. Estamos alegres por ello. Pero a él, lo ha olvidado (y no es culpa de ella, ni de nadie). Y después de toda una serie forjando una relación tan bonita entre ambos, el hecho de que la sacrifique (y en el proceso, sacrifique gran parte de su vida también) en pos de salvar la vida de ella... me parece sencillamente brutal.
Satoru no es el tío más fuerte. No es el más listo. No es el más carismático. No es el que mejor cae a la gente. Pero es, sin duda alguna, el héroe más auténtico que yo he visto jamás.

Y el momento en el que finalmente se queda con Airi es uno de los más emocionantes y satisfactorios que yo he presenciado. Satoru hizo lo que hizo de forma puramente altruista, pero después de todos esos sacrificios, después de todo su sufrimiento... se merecía, más que nadie, su final feliz.
Se siente justo. Se lo ha ganado, y es por eso que no podemos evitar que en esos últimos segundos nos invada una gran sensación de regocijo.

miércoles, 22 de agosto de 2018

Jason Statham vs. El Megalodón: ¿Quién ganará? (Reseña "The Meg")

Antes que nada, me gustaría proponer un pequeño juego de atención a todos los lectores. Tranquilos, solo será un momento: por favor, os pido que echéis un pequeño vistazo al póster de esta película. A su tráiler en YouTube. A su sinopsis. A su reparto.
Os doy unos minutos. No hay prisa.
...
¿Ya? Perfecto.

Os contaré mi opinión: he visto una humilde película veraniega, realizada por unas personas perfectamente conscientes de que no va a ser una obra maestra; todo lo contrario, yo creo que su objetivo no es más que ofrecer un espectáculo vacío que nos permita disfrutar, con el cerebro apagado, sus 2 horas de duración.

No es una gran película, pero al césar lo que es del césar: no te engaña.
Si no te gusta esta clase de cine bobo de verano, no vayas a verla. Puedes gastar tu tiempo en otras cientas de cosas mucho más productivas, te lo aseguro.
Ahora bien, si decides ir a Megalodón, no puedes ir con la intención de ver la próxima Tiburón (Jaws). Amigo mío, si así es como has ido, me temo que la culpa es tuya. Según yo lo veo, uno debe ir dispuesto a recibir lo que se le ha prometido (y no más): en este caso, un rato ameno, y ya está.

¿Qué es, entonces, The Meg? Es el intento final y definitivo ideado por los cineastas para ofrecer un villano capaz de rivalizar con Jason Statham. Joder, es que poner a este tío delante de otros tíos o tías ya no da miedo: es obvio que va a fregar el p*to suelo con ellos. La productora, angustiada, se ha visto obligada a enfrentarle contra un tiburón gigante, prehistórico y asesino, capaz de vivir a miles de metros de profundidad... porque si no, es que no hay otra opción viable (ya no quedan actores a los que Jason Satham no haya hecho morder el polvo en todo Hollywood).


¿Qué he ido a ver, personalemente? A Jason Statham cargándose un pescado enorme. ¿Me ha decepcionado en ese aspecto? No... bueno, , ligeramente. Procedo a explicarme.


Todo aquel que me conozca debería saber que soy un gran fan del actor inglés. A pesar de no contar con numerosas piezas de arte en su filmografía, siempre ha sabido dar buenas películas de acción-artes marciales poseedoras de grandes dosis de entretenimiento y diversión. No es un gran actor, pero tiene un indudable carisma que me ha embaucado (a mí y a mucho@s) y ha sido capaz de mantenerme pendiente de cada nuevo proyecto en el que él esté involucrado.
En esta ocasión, no es un luchador, sino una especie de socorrista de submarinos.

Me alegra ver que han intentado dotar de cierta profundidad a los personajes. Los escritores no han sido muy exitosos en la tarea, sin embargo, puedo quedarme contento con el personaje principal (Statham). En vez de ser un tío que está ahí por la cara (como suele ocurrir en este tipo de producciones), él sí tiene una razón de peso que le llevará a jugarse la vida, una motivación coherente y un pasado oscuro que debe superar. Nada nunca visto antes, nada sobresaliente; pero todo correcto, cuanto menos.

Los intérpretes también cumplen. Jason Statham sigue siendo él mismo (es decir, el puto amo) y los demás en el elenco están meramente correctos. Ni destacan, ni me disgustan.


Mirad, si el espectador quisiera, podría sacar miles de fallos en Megalodón: la ausencia de profundidad en los personajes secundarios (algunos están ahí solo como carnaza), la extrema abundancia de clichés y arquetipos de toda clase (tanto en personajes como en historia), la estupidez implícita que demuestran todas las personas que quedan en segundo plano, momentos predecibles, numerosas incoherencias en el guión (si me pusiera a listarlas no acabaría) y escenas con diálogos de parbulario.
No obstante... ¿me lo pasé bien? . ¿Es estúpida? Sí. Pero es divertida y, reitero, no te engaña.

Aun así, creo que (dentro de su propio género) podría haber sido mucho mejor. Bajo mi punto de vista, ha cometido errores que incluso en un filme de este estilo deberían estar más pulidos; todos ellos relacionados con la tensión, la acción y el disfrute del espectador, que es lo único que esta película realmente promete.

Primero, me sorprende la baja calidad de los efectos especiales. Creo, sinceramente, que podrían haber sido mucho mejores (sobre todo teniendo en cuenta el pastón que se han gastado en la película).
Enlazando directamente con esto, tenemos la violencia (o ausencia de ella). No puedes hacer un filme de tiburones sin sangre, tío. Al igual que los efectos por ordenador, la violencia es plástica, casi inexistente, nada convincente y mucho menos aterradora. El Megalodón se siente demasiado falso por culpa del CGI, de manera que es difícil tenerle miedo por nuestra parte.
El factor suspense es perdido cuando el director muestra demasiado al monstruo. Esto podría solucionarse escogiendo mejor y de forma más selecta sus planos (te quitas dos pájaros de encima: se crea más tensión en el ambiente, al mismo tiempo que dejas de confiar exclusivamente en un CGI pobre).
En los planos subacuáticos, el fondo marino se ve demasiado bien. Cuando uno se baña en la playa, debido al polvo y la arena, no se ve una mierda. Esta estratagema habría ayudado, en gran medida, a aumentar ese escueto suspense.
La película se alarga innecesariamente. Para ello, los guionistas se sacan de la manga ciertos trucos forzados... pero qué queréis que os diga, en el fondo hasta los entiendo, porque joder, todos sabíamos desde el principio que el Megalodón no tenía ninguna oportunidad contra Jason Statham, y de no haber metido algo de relleno por aquí y por allá, el enfrentamiento no hubiera durado ni medio p*to asalto. El filme habría acabado en 25 minutos.

Lo que más daña a The Meg es el hecho de que, aunque uno se lo pasa muy bien viendo a Jason Statham machacar al pez parguela, el espectador no acaba aterrorizado, no siente ninguna clase de tensión ni apego por todos los devorados, y al final, no se siente intimidado por bañarse en la playa.
Sabiendo lo que la película es y a lo que iba, puedo asegurar que aquí hay potencial malgastado...
Pero bueno, queridos lectores, en el mundo tiene que haber de todo; y, de vez en cuando, un The Meg no está mal: ¿cómo vamos a distinguir qué es el auténtico buen cine, si no existen películas de mierda como esta? El séptimo arte sería un rollo si todo fuera magnífico, os lo aseguro.
5,75/10.

domingo, 12 de agosto de 2018

"Los Increíbles 2" no es tan "increíble" (Reseña)

Este era, para mí, uno de los estrenos más esperados del año, y una de las películas en la que más fe había depositado. Los Increíbles de 2004 me parece un auténtico peliculón con un guión soberbio alejado de todo cliché existente, que desmitificaba a los superhéroes, al mismo tiempo que profesaba un gran amor por los mismos. Además, Pixar siempre ha sido una fuente de innegable calidad, de manera que mis esperanzas nunca habían estado tan altas.
Es por todo ello que me disculpo si, en algún momento, mi opinión se ve demasiado influenciada por las expectativas que, en mi opinión, el filme ha sido incapaz de satisfacer.


The Incredibles II es correcta, pero no magnífica.


Primero de todo: me lo he pasado bien. La película, sin lugar a dudas, es entretenida y disfrutable. No da la sensación de que hayan pasado 14 años entre una y otra: la continuidad está asombrosamente conseguida y cuidada. Tanto los personajes como el mundo en el que viven mantienen la exacta misma esencia que tuvieron en la primera entrega, cosa que me parece un mérito increíble, y mejora notablemente la experiencia para los espectadores que amamos la original. Ya de por sí, solo verlos de nuevo en pantalla viviendo nuevas aventuras, es brutal.

Su guión posee buenas bazas: mi trama favorita era la de Bob intentado llevar la familia sin ayuda de Helen. Como de costumbre, los pequeños podrán tener un rato muy ameno mientras la ven, pero el público al que está verdaderamente dirigida (y el que mejor la entenderá y disfrutará) es a los adultos, sobre todo a aquellos que tengan hijos. Tenemos ante nosotros un ensayo sobre lo difícil y poco recompensado que es ser una madre (y padre, si se hace bien) aún en la actualidad, quienes suelen llevarlo todo adelante (aunque afortunadamente eso esté cambiando hoy en día) sin despeinarse. El cambio de papeles respecto de la primera película me parece muy interesante; Bob deberá aprender a lidiar con las tareas domésticas echando su increíble ego de lado, mientras que ayuda a sus hijos mayores en el duro (incluso tonto en ocasiones) mundo de la adolescencia y cuida del bebé, quien está presentando nuevos cambios a pasos agigantados, que se traducen en unos poderes devastadores (el símil que hay es evidente). Ser un buen padre/madre (tal y como dice Edna) es también un acto heroico, y aquí, está representado a la perfección.
Bob, Violeta y Dash (de este último hay menos) son tan carismáticos como siempre y continúan las evoluciones que dejaron pendientes la década pasada. Frozono sigue siendo un secundario de lujo cuyas apariciones me encantan. Pero si hay alguien a quien debemos destacar, es Jack Jack. Él roba el escenario cada vez que sale, y sin duda alguna, las mejores escenas del filme le pertenecen. Es tierno, (extremadamente) divertido, adorable y mucho más. Bien jugado.

Me parece absurdo, a estas alturas, ponerme a escribir sobre la calidad de la animación: sin ser ningún experto, puedo asegurar que es tan increíble que quita la respiración. La fluidez, el detalle de cada fondo y acción son algo fuera de este mundo.


Por otro lado, tengo sentimientos encontrados con la trama de Helen/Elastigirl. Creo que el personaje es de lo mejor de la cinta, sin embargo, todo lo que le rodea me parece (cuanto menos) cuestionable, y en el peor de los casos, increíblemente mediocre. Ella merecía algo mejor; y es aquí, lectores, donde comienzan mi lista de problemas con Los Increíbles II.

El villano y el clímax final son bastante decepcionantes. La acción es irregular y se basa, exclusivamente, en evitar que medios de transporte choquen contra edificios. ¡3 puñeteras veces pasa esto en la película! ¡Solo hay 3 escenas de acción, y las 3 son exactamente lo mismo! El resultado de esto es que apenas haya tensión, e incluso puede resultar algo pesado.

Las pocas peleas cuerpo a cuerpo que hay son cortas, insípidas y se sienten muy, pero que muy desaprovechadas. Para más sobre esto, sigue en el spoiler.

La conclusión del filme es apresurada, y en menos de 2 minutos cierra la totalidad de los cabos sueltos, sin apenas profundidad y de la manera más escueta posible.



Para hablar acerca del villano y el argumento en profundidad, me veo obligado a entrar en la zona de los spoiler (o destripamiento del argumento). Si aún no has visto la película, te sugiero que no continúes.

Desde el primer momento que aparecen en pantalla Winston y su hermana Evelyn, es demasiado obvio que alguno de ellos (o ambos) va a ser el auténtico enemigo. Y en cuanto pasan unos minutos, se hace más obvio aún que Evelyn es ese enemigo (¿la que trabaja en la sombra y controla la tecnología? ¡Venga ya!), porque su hermano es demasiado... bobo.
El alter ego que esta se crea, Raptapantallas, es aberrante (en el mal sentido). El concepto mismo del villano es (en el contexto de esta película) aburrido y da muy poco juego para los protagonistas (es un tío que rapta las pantallas y controla a la gente mediante ellas, y bueno, hace cosas malas... no cuela, la verdad). En ningún momento te sientes intimidado por él (salvo por la brillante escena de Elastigirl adentrándose en su casa), ni se le percibe como a una amenaza real, por mucho que la película se esfuerce en que así sea. Al fin y al cabo, es un idiota detrás de un ordenador que hace hipnosis extrañas... es que no pega en una peli de Los Increíbles, lo siento.

Por supuesto, en cuanto Elastigirl es raptada, tenemos la peor escena de la cinta: el típico discurso cliché (que es incoherente y ha sido utilizado en un millón de películas de dudosa calidad antes) en la que la villana le explica su plan a la heroína, y así hace que sea más fácil vencerla después. ¿Por qué? Es que yo no le hallo el sentido, de verdad. Vamos a ver, si ya has capturado a Elastigirl, y tu plan es controlarla con esas pantallas de mierda, ¿para qué esperas a que despierte y le cuentas tu plan antes de hipnotizarla? ¿Por qué no la hipnotizas del tirón? Es absurdo. Con el discursito, lo único que consigue es que si Elastigirl se despierta, sepa exactamente cómo contrarrestar el plan malvado, ¡porque se lo sabe con pelos y señales!
La primera película se reía de esta táctica vaga de escritores mediocres (momento de Syndrome en la isla). Y aquí, es utilizada de la forma más descarada. Su único propósito es sobre-explicar al espectador, con diálogos de exposición demasiado evidentes, las motivaciones e historia de la villana.

¡Ah! Y no olvidemos lo estúpidos que son tanto el origen, como el plan de Evelyn.
Vamos a ver, se supone que tú quieres hacer quedar mal a los superhéroes, y hacerlos ilegales.
...
Vamos a ver, chica, ¡ya eran ilegales antes de que hicieras nada! ¿Tu hermano quiere hacerles legales? Impídeselo, joder, que el tío muy listo no es. No hace falta esa maquinación absurda de ahora los hago legales para luego hacerles ilegales otra vez. ¿Por qué te complicas tanto?
Además, tampoco colaría como venganza personal contra la familia Increíble, porque no los conoce de nada. Con quien ella estaba enfadada era con los súper que no salvaron a su padre. ¡Pues entonces, haberte vengado de ellos en concreto!

Otra cosa que hallo mejorable: mi compañero señaló, muy acertadamente, que en este mundo no hay supervillanos. Es decir, estamos en un mundo lleno de gente con poderes, ¿y no hay gente que quiera usarlos solo para sí misma? ¿Todos quieren ser superhéroes altruistas?
En mi opinión, una forma de mejorar esto habría sido la siguiente: los héroes alternativos que Evelyn controla con las pantallas, deberían haberlos sido supervillanos asociados con ella que compartieran sus ideales contra los héroes. Así, no solo la pelea habría sido más satisfactoria (derrotarlos solo con quitarles las gafas no da para mucho), es que también le habría añadido una capa de profundidad extra al mundo ficticio de los Increíbles.




En conclusión: no es una mala película. Es un producto correcto, muy entretenido, con excelentes protagonistas y mensajes sutiles los cuales, desafortunadamente, se ven lastrados por una trama y un villano que no están a la altura del conjunto. Aunque, por lo general, tiene más aspectos positivos que negativos, las comparaciones con la primera entrega la hacen salir perdiendo.
6,75/10.

viernes, 10 de agosto de 2018

La mejor de la saga: "Misión Imposible: Fallout" (Reseña)

Muy para mi desgracia, antes de tener el placer de ver Mission Impossible: Fallout, me hallaba atravesando una de esas desgradables épocas de "incompetencia cinematográfica". Cada nueva película que veía, ya fuera actual o antigua, fallaba estrepitosamente a la hora de conectar conmigo (razón por la que no he escrito críticas sobre ellas; simplemente no tenía ganas, puesto que me resulta mucho más gratificante dar mi opinión sobre algo que amo).
No hay nada que odie más que contemplar un filme y no sentir nada durante su visionado. Ni tensión, ni emoción, ni tristeza, ni alegría... Mientras yo estoy viendo la película, quiero que esta me transmita algo, y cuando no encuentro sensación alguna sin importar cuántas cintas me trague, un pensamiento invade mi cabeza: ¿será que ya ha llegado ese momento en el que nada será capaz de satisfacerme? ¿Ya lo he visto todo?

Fallout despejó esta duda de mi cabeza. Aún se hace buen cine, y aún me queda buen cine por ver. Solo he de tener paciencia y seguir buscando.

Nunca he sido un gran fanático de esta saga. Como mucho, sus entregas me parecían entretenidas y, en ciertas ocasiones, muy bien realizadas. Pero nada más.
Es por ello que no solo considero Fallout como la indiscutible mejor parte de la saga Misión Imposible, es más, me parece una de las mejores películas que he visto en el cine en los últimos años.

¿Por qué?

Porque esto es entretenimiento de calidad, señores. Esto es una auténtica película adrenalítica como dios manda. Esta es la clase de cine de acción que yo quiero ver, y no la basura plástica con sobreabundancia de efectos especiales en la que el género se está convirtiendo hoy en día.
El filme te atrapa desde el primer minuto y no te suelta hasta el final. El viaje frenético empieza a dar caña nada más comenzar y no baja el nivel en ningún momento del metraje. Yo estuve pegado al asiento disfrutando como un niño chico durante todos y cada uno de sus 147 minutazos, de los cuales (te aseguro) ninguno se te hará aburrido.
¿Cómo logra mantener el ritmo y el asombro del espectador sin resultar cansina o repetitiva (al fin y al cabo, estamos ya ante la sexta película de una saga cuya característica más reconocida no es exactamente innovar)?
Lo logra yendo un paso más allá, sin salirse en ningún momento del terreno al que pertenece. Fallout no intenta ser algo que no es; todo lo contrario, acepta su género y lo lleva más lejos de lo que había hecho antes.
Escenas de acción más impresionantes, mejor rodadas, cada vez más entretenidas y llevadas a una situación límite más extrema. Qué queréis que os diga, solo con eso, a mí ya me ha ganado.

Degustar esta película es una delicia, porque está dirigida e interpretada con una pasión indudable que contagia al espectador. Los realizadores (tod@s ell@s) se han mojado, se han esforzado, han hecho un trabajo impecable en cada plano, y el resultado son una serie de secuencias que nos dejan con la boca abierta, incapaces de asimilar la grandeza de lo que vemos, por lo que no nos queda otra que preguntarnos: ¿cómo COÑO han hecho esto? ¿Cómo se ve tan real? ¿Cómo se ve tan fluido? Tom, tío, tienes 56 años, y estás haciendo estas locuras... ¡ERES UN P*TO GENIO!
Para finalizar, solo aclararé que sus escenas de acción y persecuciones son de las mejores que he visto jamás.


No obstante, incluso la acción mejor dirigida del mundo puede acabar siendo un desastre fallido, un mero envase bonito de vacío contenido, si el espectador no se siente suficientemente atraído como para que le importe lo que ocurre.
Ahí intervienen la historia y los personajes.

Sin llegar a alcanzar niveles abismales de profundidad (que no sería necesario en el caso que nos ocupa), cada personaje se siente auténtico y carismático. Cada uno tiene su función que, además, le caracteriza y diferencia del resto. Todos y todas son relevantes para los hechos y jamás se sienten desechables o débiles; podrían haber sido eclipsados por el protagonista (Cruise), sin embargo no es así, y puedo afirmar que sin la participación del equipo completo, nada podría haber salido bien.
Ah, y a diferencia del 99% de películas estrenadas este año, Fallout posee un gran villano.

El reparto hace un trabajo genial. Se mueven de forma correcta en el drama, y simplemente me maravillan en la acción. Destaco de entre todos (no por ser el "mejor" de un conjunto excelente, sino por novedad) a Henry Cavill. El tío tiene mucha clase. Yo siempre me he declarado su admirador, y me apena que su espléndida capacidad interpretativa sea minusvalorada por los patéticos guiones en los que se ha visto involucrado.

La trama es, quizás, el aspecto de menor nivel. Funciona a la perfección, pero como ya he dicho, es poseedora de ese patrón que parece repetirse en cada nueva película de Misión Imposible. Tiene sus típicos momentos liosos, de giros continuos a la vuelta de la esquina y demás. Nada que empeore la experiencia, aunque sí algo que podría estar más pulido. Peca de predecible en numerosas ocasiones (sobre todo en el tramo final), sin embargo, sabe esconder estos defectos de forma sumamente eficiente bajo su capa de espectacularidad.



En resumen: gracias a películas como esta, me siento orgulloso de ser un fan del cine de acción. Me ha encantado a pesar de no ser "perfecta", y espero que, con el paso del tiempo, Fallout se asiente como un indudable sobresaliente en mi cabeza. Si eso ocurre, estaré encantado de actualizar su nota.
9/10