viernes, 9 de septiembre de 2016

Mad Max: Fury Road. El renacer del buen cine de acción.

Aviso de antemano: durante vuestra lectura encontraréis varias veces la palabra "acción". Hablando del filme que nos ocupa, no he podido hacerlo de otra manera.

Estamos ante La película de acción.
Puede que escenas trepidantes o tiroteos suelan estar presentes en el cine, pero no por ello todas las películas que las contengan son metidas dentro del género "acción".
El género de Mad Max: Fury Road no puede ser determinado como otro que no sea "acción". Desde el mismísimo principio comienza un simple pero frenético viaje lleno de ferocidad, coches, explosiones y elegancia.
No se trata de la típica peli de acción descerebrada, aquella en la cual la coherencia es de los elementos más perdidos y las escenas son ligeritas. Esto es acción para adultos, de esa ausente hoy en día que todos echamos de menos y recordamos dulcemente en su época de esplendor; por ser cruda y lo más realista que se pudiera. No creas que el hecho de que posea pocos diálogos significa que puedes no estar atento y aun así enterarte: te equivocas. La película no toma por estúpido al espectador; requiere su plena atención, pues con que se pierda un solo segundo no podrá ubicarse después. Esto es debido a que se basa puramente en el lenguaje visual, algo poco común en el cine de hoy en día, indicio número uno de que estamos ante una de las obras mejor dirigidas de la historia.

Mad Max no pretende ser una obra trascendental por su guión. No pretende tener los mejores personajes con la mejor historia o evolución.
Pretende que pases un rato inolvidable con secuencias que te dejen sin aliento. Pretende ser una pedazo de película de intensidad inédita que oxigene ese género tan decadente estos años.
Lo consigue. Y de sobra.

Vamos a lo esencial: ¿por qué resulta tan apetitosa?
Porque nos encontramos ante escenas rodadas con una precisión quirúrgica. En una etapa donde escasea la acción realista, donde el chroma (la pantalla verde) y los efectos espciales digitalizados acaparan este género por lo que nadie se atreve a mancharse las manos, llega George Miller cual héroe salvador. Cada plano es una nueva explosión mental para el espectador quien, atónito, no podrá dejar de mirar.
Acción de la buena, sí señor. No nos percatamos del uso de los efectos especiales, muchas tomas están realizadas a pelo; y se nos provocada una sensación de verosimilitud que hace la experiencia más extrema. La adrenalina es disparada a cada segundo porque no hay tiempo para detenerse. Es un prodigio de la tensión: nos mantendrá en vilo nada más comenzar, dándonos un respiro únicamente cuando se acaba. Sí, de principio a fin, presenciamos un desmadre de acción y gente pirada con
persecuciones brutales, combates cuerpo a cuerpo, armas de todo tipo; de todo nos vamos a encontrar.
Es un caos apabullante, y a pesar de esto, en ningún momento perdemos de vista a nuestros protagonistas ni sus objetivos. Se trata de una locura ordenada, que gracias a un montaje maestro se sucede con suma elegancia dejándonos escenas rápidas y frenéticas pero que se entienden a la perfección.

Añadimos a eso una fotografía de miedo que nos introduce en un mundo seco y hostil. Nosotros mismos estamos en ese desierto amarillento, sintiendo la demencia en su máximo esplendor.

Lo mejor es que dentro de toda la violencia desmedida también hay sitio para momentos brillantes por la emoción que desprenden. Al fin y al cabo, a pesar de carecer de una complejidad elevada en su profundidad, nos importa mucho el destino de los protagonistas de la obra, cuyas acciones resultan impactantes.


El argumento es bien sencillo, ¿para qué complicar las cosas? Un resumen efectivo sería, por ejemplo: los protagonistas han de huir de un tirano hacia un lugar seguro. Y me estaría enrollando un montón. Es un acierto total ya que no es necesario un argumento enrevesado; el espectador no lo busca. A veces por ser pretencioso y tratar de abarcar demasiado, el resultado acaba siendo desastroso. Aquí no, se juega con todas las cartas sobra la mesa y no se nos engaña en ningún momento.
Es por eso que ya no solo estamos ante una excelente película de acción. Estamos ante una excelente película, en todos los sentidos.

¿Me vas a decir que no la disfrutaste? Me resultaría difícil creerlo, ciertamente. Su capacidad para el entretenimiento alcanza niveles más allá de este mundo.

Incluso Max, sin decir más de 10 frases en las 2 horas, lo tomé instantáneamente por el puto amo, gracias a sus acciones y su filosofía solitaria. Furiosa es un milagro; para aquellos que dicen que las mujeres no pueden ser heroínas de acción, viene esta formidable superviviente a callarles la boca base de patadas en la cara. No pierde ni un ápice de dureza y además, ¡tiene una mano metálica! La estética y vestuario molan, yo qué sé.

Los personajes secundarios no tienen apenas desarrollo, pero son vitales para el desarrollo de la trama. No obstante hay una excepción, el gran secundario Nux. Ese joven confuso y engañado en un lugar de mentirosos e incultura, hallará una evolución que si bien no es perfecta, se admira y disfruta enormemente.

El villano principal no es un personaje con gran profundidad, pero ¿a quién le importa, realmente? Tal característica no es imprescindible para la historia que se nos relata.

Creo que ya, he mencionado todo aquello verdaderamente relevante. Así que por último, para resumir: ¿Podría ser mejor? Siempre se puede. Pero ya es una obra de arte.

9/10.



Un pensamiento suelto, es que me encantó que fuera nominada al oscar de mejor película en un año bastante deprimente. Sin duda alguna, merecía la estatuilla a mejor director como mínimo.
En mi opinión es mucho mejor que las obras nominadas, como The Revenant, la cual espero comentar en breve.

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