martes, 13 de septiembre de 2016

Daredevil, la serie de Netflix. Crítica de la 1ª y 2ª temporada.

La época de los superhéroes más oscuros y deprimentes en el cine comenzó a tomar vigencia hace unos años y Marvel, según parece, no podía quedarse atrás. A la editorial se le conoce erróneamente por poseer solo personajes divertidos con historias ligeras.
Como lector de cómics Marvel que soy, he de decir que eso no es verdad. Las películas están enfocadas de esa manera, cierto. Pero en las páginas de las novelas gráficas, encontramos decadencia, miseria, personas que fallan constantemente y no tienen lo que se merecen.

Ya era hora de que, en la pantalla, se tuvieran historias más maduras de estos brillantes personajes. Y qué mejor que Daredevil para comenzarlo.
Porque sus cómics nunca han sido tanto de ciencia-ficción; siempre ha sido el héroe de barrio, el que se enfrenta a los problemas cotidianos de la sociedad: vendedores de droga, traficantes de todo tipo, gente corrupta...
Y esa es la sensación perfecta que ha conseguido darse en esta excelente serie de Netflix. Una amalgama entre el género de justicieros enmascarados, y el policial.

No puedo hablar de manera general de ambas temporadas, porque adoptan tonos muy distintos.
Así que iré de una en una.



La primera temporada. Magnífica. Es verosímil (todo lo que una serie de un tipo que por las noches machaca delincuentes puede ser). Comenzamos con nuestros queridos Nelson y Murdock, dos abogados que se acaban de sacar la licencia y tratan de abrirse paso por el mundillo. Poco a poco, vamos conociendo la historia de ellos, pero claro está, más todavía de Matt, ya que él es nuestro superhéroe. Se toma su tiempo a la hora de desarrollarlos para definir sus personalidades, cómo se conocieron, cómo llegaron a donde están cada uno. Conforme se avance, irán apareciendo nuevos personajes cruciales para la historia que por supuesto, contarán con sus identidades bien creadas.
Ben Urich, Karen Page, Stick, los más destacables.
Pero Wilson Fisk, se lleva la palma. Es el mejor villano que haya aparecido en cualquier producción de Marvel tanto en la gran pantalla, como en la pequeña. Magistralmente interpretado y escrito, da la vida a la serie al tener a un antagonista digno, superior al protagonista, que dificultará la trama y nos ofrecerá la tensión necesaria. Tiene recursos y sabe usarlos, es un hombre muy inteligente, da miedo, su presencia impone respeto, sabe cómo tratar a cada persona y de qué manera. Además, es un tanque imparable. Y aun así, no es perfecto, le puede su carácter pasional, fruto de un pasado oscuro el cual descubriremos con el tiempo. Uno de los mejores detalles, es que desde cierto punto de vista, él no es un "villano". Puedes, incluso, estar de acuerdo con él. Sus métodos no son éticos, pero su objetivo sí.
Es una trama simple, en la que utilizando la ley o los puños, Matt quiere derrotar a Wilson Fisk, alias Kingpin.
Eso no significa que nuestros protagonistas no deban poner toda la carne en el asador porque no será nada fácil. Entre medio, habrá tiempo también para tratar, sobre todo, la amistad; la dificultad de ser un justiciero y mantenerlo en secreto; la poca vergüenza de los medios de comunicación; lo complicado que es derrocar a un criminal con recursos hoy en día.

No es uno de los temas principales, pero la crítica a la corrupción política y policial está presente y se hace notar. Está el tiempo suficiente para que te quedes satisfecho, ya que introducir esa clase de temas en productos de superhéroes no es sencillo.

Como todo ocurre lentamente y a su tiempo, sin ninguna clase de prisa, le da tiempo a desarrollar correctamente la situación y tener las mínimas lagunas argumentales.

Un fallo que hay o más bien una carencia, en esta temporada, ha sido la poca relevancia del bufete a la hora de arremeter contra Kingpin. La trama nocturna y de "tortazos" adquiere más importancia y me hubiera gustado más ver a partes iguales esos dos ámbitos tan distintos.

Cómo no, tenemos acción por un tubo, bien insertada en los momentos justos, muy contundente y realista. Las coreografías son geniales y están rodadas sin recursos digitales ni nada por el estilo: a pelo, como debe ser. Hay secuencias que te cuelan ahí en tu cara, las cuales son un puñetazo visual. Sientes el dolor y la angustia del combate, porque no es el típico héroe que se carga a los malos sin pestañear (no hagáis chistes porque sea ciego). Aquí se las ve canutas para ganar una pelea si está en inferioridad numérica, y no lo hará sin llevarse unos cuantos palos, o directamente no ganará.

Un pedazo de 9/10 ganado en mi corazón.



La segunda temporada es distinta. Abandona ese toque realista que la hacía una serie única, para acercarse más a la ciencia-ficción y a lo surrealista. Desde el principio, es un no parar de tiroteos, explosiones caóticas de violencia desmedida. La historia, aunque sea buena, pasa a un segundo plano y queda eclipsada por la acción y las peleas. Es una pena, ya que por ello se transforma en un producto más convencional alejándose de la primera temporada que, aunque más lenta, fue muy superior, gracias a la superior calidad de historia y realismo.
El Castigador/Punisher (Frank Castle) y Elektra son las nuevas adquisiciones más importantes del argumento. El primero me ha resultado brutal, y aunque su aparición signifique el despiporre de peleas y tiros, no quita que sea un personaje exquisito con una historia magistral, triste y emotiva. El actor, Jon Bernthal, nos transmite sentimientos a través de su personaje de manera envidiable.
Sin embargo, la trama de Elektra no me agradó tanto. Significó para mi una falta de interés bastante importante. Aunque se recupere (un poco) con el paso de los episodios, el desenlace de esta temporada parece precipitado, como si se hubiera hecho con prisa por falta de tiempo. Todo ocurre muy rápido, a veces por simple conveniencia del guión.

Parece que no me haya gustado, pero no es así, porque sigue siendo una serie muy buena con un buen guión, dirección, personajes y actuaciones; desafortunadamente como les ha pasado a otros productos televisivos, ha bajado el nivel en su segunda temporada tratando de hacer algo distinto a la primera.

Aunque se abuse de la acción, he de decir que esta es bestial, y las peleas han aumentado en su nivel de violencia y sangre. Un goce visual. Al más puro estilo Oldboy, hay peleas rodadas en un plano secuencia que pueden durar la friolera de 5 minutos. Ese tiempo en el que estamos con el corazón encogido, disfrutando cual niños en navidad con sus regalos recién llegados.

No quiero hacer spoiler, pero algunos personajes reaparecen para ofrecernos momentos de los mejores, y para prepararnos para lo que se avecina próximamente.
Se queda con un decente 7.5/10.

Aunque la media matemática no salga esto, para mí la serie por ahora se queda un 9/10.
Una tercera temporada potente y una serie propia del Castigador de igual calidad, serían suficiente para que yo me levantara de mi asiento y me pusiera a aplaudir.





SPOILER




La aparición de Fisk en la segunda temporada es lo mejor, sin duda. Se come la pantalla (literal y metafóricamente), me ha dejado con unas ganas impresionantes de ver qué le va a hacer a Murdock en la tercera temporada. Parece que vamos a verle sufrir aun más.

La pelea del 1x02 es genial, al igual que la batalla entre Kingpin y Daredevil.
En la segunda temporada, como la acción se intensifica, tenemos lo mismo pero a lo bestia: el 2x03 y su pelea final en las escaleras es un prodigio. La masacre de la cárcel que realiza Frank Castle también.
Luego tenemos colosos emocionantes como el 2x04, en ese monólogo del Castigador que deja sin aliento.
Muy buena.

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