jueves, 19 de abril de 2018

Reseña "La Caza" (Jagten/The Hunt): una de esas películas por las que merece la pena ver cine

Por una parte, me arrepiento profundamente de no haber visto Jagten el mismo año que salió.
Por otra parte, creo que este hecho ha acabado siendo beneficioso para mí, pues me parece que en aquel entonces no habría sido capaz de apreciarla tanto como he podido hacerlo hoy día.

No será la primera vez que lo digo, ni será la última: yo veo cine porque lo disfruto, porque es capaz de transmitirme una infinidad de sensaciones diferentes de una manera que ningún otro medio puede. La mayoría de producciones cinematográficas cumplen con sus objetivos principales, sin embargo, no por eso todas ellas son obras maestras.
Jagten es una de esas películas que me recuerda por qué veo cine, por qué amo el cine y por qué merece la pena apoyar esta clase de cine poco comercial que, desafortunadamente, se está perdiendo.


Es increíble cómo la película, con tan poco, hace tanto. Su simplicidad asusta: aquí no hay complicados giros de guión ni apoteósicas escenas llenas de acción o efectos especiales. Solo hay un par de personas en una situación que, aunque severa, no es frenética ni emocionante, ni tiene una repercusión de nivel mundial. Esto es un drama modesto que se entrega íntegramente a sus personajes y nada más.
Por eso, es una auténtica obra de arte.


Jagten empieza desde lo más bajo, cimentando sin prisa alguna la situación y los personajes en el tiempo exacto, ni más, ni menos. Sin embargo, que no te engañe la aparente calma inicial, porque la película es como una bola de nieve rodando por la montaña: una progresión lenta pero imparable que comienza siendo muy pequeña pero va creciendo sin cesar. La tensión es más palpable a cada segundo que pasa, hasta que se llega a un punto en el que la bola se ha hecho demasiado grande sin que nosotros nos demos cuenta.
El camino recorrido hasta el final no tiene fisuras. La dirección es seca, sobria: real como la vida misma, y una vez pasada la introducción te atrapa al completo. El crecimiento constante de la atmósfera asfixiante no nos permitirá despegar la mirada de la pantalla, y lo mejor es que seguirá ascendiendo. Cuando se alcanza el clímax esta tensión es ya agobiante, casi insoportable.
El filme no es una experiencia agradable. No es algo que quieras compartir con los colegas, no es un producto ligero que se olvida una vez se consume. Es algo que debes ver solo, sobre lo que debes reflexionar.

Por supuesto, para hacer que la trama funcione, para conseguir tal implicación del espectador, se necesita algo más que una dirección portentosa. El guión no se basa tanto en el diálogo como en los momentos, es decir, es más situacional. Aparte de poseer esta estructura demoníaca, nos pone en la situación más corriente del mundo. Nos muestra a una buena persona, honrada, que está pasando por un divorcio. No es un villano ni un héroe, es alguien como tú y como yo. La historia nos coloca en el lugar del protagonista, vivimos la experiencia en sus carnes de forma totalmente inmersiva, y esto es porque se ha tomado su tiempo para que estemos al lado de él.
Entonces, totalmente impotentes, vemos cómo un problema sin importancia se agrava más y más, hasta que la "maravillosa" sociedad le da forma a ciegas, a base de puras conjeturas. Sufrimos de verdad la injusticia y la paranoia colectiva al mismo tiempo que nuestro protagonista, mientras la película sigue en un crescendo continuo que no nos permitirá relajar el esfínter hasta el último minuto.

Lo más bonito es que puedes conocer más de la mitad del argumento y aun así sentir todos estos sentimientos en su visionado, porque no es una experiencia que se apoye en la sorpresa o en trucos baratos. Se basa en la transmisión directa, a pelo, de las emociones más puras y duras.

No solo es un ensayo magistral sobre la impotencia de un individuo y la injusticia más angustiosa; también es una crítica certera sobre una sociedad enferma y sobre-protectora que sin atender a razones, de la forma más estrecha y limitada posible, se encarga de demonizar a individuos inventando y modificando los hechos a placer. El resultado final será el trabajo entero de una vida, todo aquello por lo que un inocente luchó, derrumbado sin piedad en cuestión de días.
El tema principal son los abusos sexuales, algo delicadísimo hoy en día, y aun así el punto de vista es diferente: no estamos del lado de la supuesta víctima sino del sospechoso, cuya culpabilidad no se ha demostrado... aunque eso no le va a salvar.
¿Cuántas veces has escuchado la siguiente afirmación: "los niños nunca mienten"? Ahora dime, ¿cuántas excepciones tiene la misma? Tantas que ni podría considerarse una auténtica "regla", ¿verdad? Qué curioso es, entonces, que la tomemos como tal dependiendo de la situación...

Si quisiéramos, podríamos poner esta película en cualquier terreno y seguiría siendo igual de real y desoladora. Nos hace temer a los espectadores y las espectadoras, porque no es algo que podría pasar solo en un ámbito de ficción... es algo que podría pasarle a cualquiera, en cualquier momento, de cualquier forma posible. Y por eso, Jagten es tan efectiva como impactante.


Mads Mikkelsen realiza un trabajo interpretativo soberbio, despampanante, sublime. Es increíble cómo este hombre es capaz de cambiar de registro en cada la película de manera tan grácil. En esta ocasión, no dudamos ni un solo segundo de su personaje. En todas sus miradas se pueden apreciar una cantidad abrumadora de emociones totalmente sinceras. Aquellos que ya la hayáis visto... sí, sabéis a qué plano me refiero. Oh, dios mío... Que no tuviera ninguna nominación a los premios de la academia en su respectivo año me parece insultante.
El resto del reparto no se queda atrás, no. Ni siquiera los chiquillos (en especial la niña pequeña). Todos los actores y actrices cumplen su función a las mil maravillas: nadie sobra, nadie falta.



Para resumir: las actuaciones, la dirección, el guión, todo en esta película alcanza una cota más que sobresaliente. Un producto adulto con un mensaje contundente que no cae en ñoñerías.
En fin, nunca me habría imaginado que vería la mejor película del 2012 seis años después del mismo.
10/10.



















ZONA SPOILER

Hay una pequeña porción del público que expresa su descontento con el epílogo, es decir, el momento en el que da un salto temporal de un año.
Desde mi humilde punto de vista yo defenderé esto: la trama acabó cuando Theo, arrepentido, consciente de que Lucas era inocente, le ofrece a este una cena de navidad. Finiquitada.
Sin embargo, por mucho que la trama haya finalizado, el mensaje y el arco dramático del personaje principal no estaban terminados. La película podría haber acabado ahí, con un final abierto, pero en mi opinión no solo se habría sentido incompleta, sino que además, no funcionaría tan bien para la moraleja como el final que ha tenido.
Porque ese último momento nos recuerda que "la caza" no ha terminado. No importa cuánto se esfuerce Lucas: en su reputación, en su imagen y la forma que el 99% del pueblo tendrá de verlo, siempre quedarán vestigios, manchas de ese pasado. Aunque no haya sido su culpa, aunque no sea justo. Desgraciadamente, así es como funciona la mente humana. 

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