martes, 20 de febrero de 2018

Reseña "Stranger Things 2" (Segunda Temporada).

Sé que la serie se estrenó hace unos cuantos meses, de manera que todo se ha dicho ya. No es un tópico que esté de moda ahora, así que ¿para qué lo subo?
Pues sencillamente quiero compartir esa opinión que lleva ahí guardada desde noviembre y creo que ahora es el momento idóneo, pues nadie se acuerda ya de Stranger Things (quizás exagere, no obstante hay que admitirlo, hoy día no tiene ni la sombra del gancho que una vez tuvo), punto de suma importancia y consecuencia directa de mi conclusión sacada tras mucho pensar, la cual ofreceré más adelante. No voy a aportar nada demasiado significativo, pero como eso no es ninguna novedad, me limitaré a escribir lo que quiera para la gente que quiera leerme. Estáis todos invitados.


Yo amé la primera temporada. Su atmósfera retro-ochentera era deliciosa, e irónicamente daba un aire de novedad al mayormente monótono cine de su momento (sí, considero que la televisión también es cine).
Por lo tanto, tenía muchas expectativas puestas en esta segunda temporada. Yo era consciente de que, muy probablemente, la calidad no iba a ser capaz de mantenerse, ya que pudo haber sido un golpe de suerte. Aun así, tenía esperanzas.

¿Cuál es mi opinión final sobre Stranger Things 2? Está bien... eso es todo. No destaca ni por su gran calidad, ni por ser especialmente mala. Simplemente, está bien; lo cual no mola.


El factor que me ha hecho pensar esto ha sido, principalmente, cómo le ha afectado el paso del tiempo. Cuando salió hace unos meses yo estaba emocionado. La devoré rápidamente y aunque me gustó, noté algo raro. Opté por ignorar tal sensación pues se trataba de Stranger Things, ¡tenía que amarla sí o sí!
Más temprano que tarde me daría cuenta de qué pasaba. La prueba definitiva que debe superar un producto para ser bueno es quedarse anclado en la cabeza del espectador, resistiendo los más duros y objetivos análisis posteriores al primer visionado. Stranger Things 2 no lo ha conseguido; ha sido olvidada tan rápidamente que asusta. No solo ha sido en mi mente, sorprendentemente también ha sido en la mente del colectivo general. El tiempo no la ha tratado nada bien; y conforme más pensaba yo sobre ella, más aspectos flojos encontraba.
Su repercusión habla por sí sola: si no fuera por el carisma de los jóvenes actores detrás de las cámaras, hoy nadie recordaría esta serie.


¿Por qué?
Si no es tratado bien, lo repetitivo aburre. Para entretener de nuevo sin alejarse demasiado de los cánones que estableció, debería innovar en pequeños aspectos, u ofrecer un aumento de calidad.
La fórmula de la primera temporada se ha agotado velozmente. Como para la segunda ha sido calcada tal cual, nos da la sensación de haber visto lo mismo, y además, peor realizado.

Si esta hubiera sido la primera vez, se salvaría. Sería muy buena, de hecho. Pero no ha sido así, y como la predecesora que es, tenía unos objetivos que cumplir. En parte es nuestra culpa por esperar demasiado de ella; aunque dejadme deciros una cosa: eso no es lo que la ha terminado hundiendo.
Su falta de riesgo y originalidad, más la incapacidad de crear una situación y personajes al nivel que se estableció en la primera temporada han sido los factores determinantes. Es una copia descarada y por ello casi todos los factores de sorpresa, tensión, novedad, frescura, se han perdido.

Y repito: no es que sea malísima. Es un producto buenecillo tirando a normalito... y eso es inaceptable para Stranger Things.

Se siente desaprovechada. Innecesaria. Vacía.
Los nuevos personajes se quedan a medias. Los personajes de siempre, salvo contadas excepciones, no evolucionan: hacen lo mismo que la última vez.
Yo quería saber más de la chica pelirroja (cuyo nombre ya no recuerdo) y su relación con el hermano abusón, para que la sienta necesaria y creíble.
La banda de los jóvenes e Eleven, quienes fueron sin duda lo mejor de la serie, quedan ahora relegados a un segundo plano inútil que ha deteriorado el resultado final. Era a ellos a quienes echábamos de menos, ¿por qué disminuir su tiempo y relevancia?
Sin embargo, a pesar de todo lo que digo, hay esperanza. Algunas tramas han resistido y, en contra de todo pronóstico, han aumentado la calidad, convirtiéndose en el pilar principal de la serie.
Hablo de Steve, el único personaje que ha ido evolucionando de forma coherente, sintiéndose genuino, tanto que todos nos hemos encariñado con él. Su arco argumental está construido a la perfección de principio a fin, de manera que se ha convertido fácilmente en el mejor personaje de la segunda temporada, junto con los de abajo.
También hablo de Bob, el mejor secundario, un tipo sencillo que a pesar de ello aportaba muchísimo a la serie. El afecto que sentimos por él consigue que las escenas se sientan relevantes y tensas. Realmente, era un puto superhéroe. Sean Astin hace un trabajo maravilloso.
Y por último hablo de Will. Se le otorga gran importancia en esta nueva temporada, ya que en la anterior carecía de protagonismo alguno. Se ha desenvuelto como pez en el agua soportando admirablemente el peso de la serie, y la genial actuación del chaval supera con creces la de sus compañeros en la ocasión que nos ocupa.

En general, las interpretaciones del elenco siguen siendo excelentes, sin excepción. Desafortunadamente, este aspecto no ha sido capaz de alzarla demasiado teniendo en cuenta el resto de carencias.



Los primeros 3 o 4 episodios son demasiado lentos, pero una vez entramos en el clímax, el aburrimiento desaparece por completo. Es entretenida, verla es algo placentero, y vamos tragándonos capítulo tras capítulo sin descanso hasta llegar al final. Hay emoción, hay buenas escenas, buenos efectos especiales, buenos diálogos. La sensación nada más terminar es de gran satisfacción. Es una pena que, al menos para mí, ese sentimiento no haya perdurado.
¿Veredicto final? Decepciona. Pero entretiene muy bien, y como ya habré asegurado hasta la saciedad, no ha sido realmente mala. 

6,75/10

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