Recordemos que lo expresado aquí solo será mi opinión; y si hay algo maravilloso de Black Mirror es la propia naturaleza de sus episodios, que le permite tener la más variada infinidad de historias y personajes distintos para satisfacer a todo tipo de personas, por lo que el abanico de opiniones será un mundo de lo más interesante y cada espectador puede tener su propio orden para la siguiente lista. Así que recordemos eso, y simplemente disfrutemos todos juntos de esta brutal serie.
Definitivamente entraremos en numerosos SPOILER; desmenuzaré brevemente cada capítulo y probablemente en el camino destriparé partes cruciales del argumento, por lo que si no has terminado Black Mirror, quizás quieras marcharte de aquí inmediatamente (e ir a verla).
Esto no es mi reseña general de la serie.
Si lo que buscas es la crítica sin spoilers, pincha aquí.
Gracias.
Ya está todo preparado.
Bienvenido, lector, a mi opinión sobre todos los capítulos de Black Mirror hasta la actualidad (Cuarta temporada, con 19 episodios en total).
TEMPORADA 1
1x01; The National Anthem (El Himno Nacional).
El mejor de todos. Así, sin más. Jamás había visto una forma tan bestia de comenzar una serie. Con el tiempo han aparecido muchos tratando de desacreditarlo, pero en mi opinión, siempre se pierden la verdadera complejidad del episodio. Su historia es la de mayor repercusión a nivel global hasta ahora y por eso es el más impactante argumentalmente. Todo, absolutamente todo en este capítulo es magistral: desde ese planteamiento tan aparentemente absurdo (¿relaciones sexuales con un cerdo en directo? ¿Qué?) llevado con seriedad y realismo totales; la inmensa actuación del personaje principal cuya incredulidad y desasosiego aumentan de forma exponencial; ese suspense e incomodidad que crecen en el espectador conforme se desarrollan los hechos; la capacidad de clavarte en el sillón desde el mismísimo principio y no soltarte hasta el final, ese maldito final, una pincelada maestra a un capítulo legendario que se siente como un puñetazo sin piedad en nuestro estómago; pero lo mejor sin lugar a dudas, es la representación de una sociedad morbosa, caprichosa e hipócrita cuyos individuos carecen de la mayor empatía y recurren a la más asfixiante presión social creyéndose "defensores de la verdad y la justicia", que sin embargo, acaban viendo el directo como todo el mundo, pues invadidos por el morbo han olvidado todos sus principios (o simplemente los han ignorado por conveniencia). Los irresponsables medios de comunicación comienzan a divagar, tergiversar y desinformar (irónicamente), añadiendo más presión todavía; de manera que al final, cada inviduo por sí solo no tiene poder ni control sobre sus propias decisiones: ha de seguir lo que la masa popular dicte como correcto, porque si no, será odiado y abucheado sin miramientos.
Yo no daba crédito a lo que veía. Por supuesto, pensaba: "No, al final no lo va a hacer, claro que no". Y ahí tenemos el final: todos sin excepción, los que se creen héroes y los que no, embelesados viendo un grotesco e injusto espectáculo que arruina la vida de una persona inocente, demasiado ocupados para darse cuenta de que la princesa había sido liberada media hora antes. La situación tenía como única intención probar un punto sobre la sociedad actual; la cosa es, ¿nosotros como espectadores, al ponernos en la situación de las masas, qué hubiéramos hecho? ¿Habríamos encendido la televisión en ese canal? Dejémonos de tonterías y pensemos en esa dura verdad que nos cuesta aceptar porque muestra una realidad que no nos gusta de nosotros mismos.
Wow, sencillamente, wow.
Wow, sencillamente, wow.
Un capítulo que asienta a la perfección las bases de Black Mirror: una serie distinta, la cual deja un sabor de boca amargo que no todos podrán disfrutar.
Puso el listón muy alto. Y aun así, han aparecido capítulos capaces de igualarlo, quizás hasta superarlo. Pero para mí, ninguno guardó el mismo que impacto que este, y por eso es mi favorito indiscutible.
¿Sabéis qué es lo que me da más miedo? The National Anthem es de 2011. Recién entrados en 2018, podemos asegurar ya que, en los aspectos que el episodio critica, no hemos hecho ni la más mínima mejora, es más, hemos empeorado. Quizás la serie no sea tan descabellada después de todo.
1x02; 15 Million Merits (15 Millones de Méritos).
A partir de aquí Black Mirror se adentró de lleno en la ciencia-ficción realista de distopías y consolidó sus bases para lo que acabaría siendo próximamente. Este es uno de esos capítulos que requiere esfuerzo y atención por tu parte si quieres disfrutarlo. Es largo, denso, y se vale mayormente de sus imágenes para mostrar casi la totalidad de la trama. El gran acierto fue no añadir información de más: no explicar nada sobre este mundo asolador en el que viven los personajes, dejando que el espectador lo descubra por si mismo. ¿Por qué la gente pedalea para generar energía? ¿De dónde vienen las personas, y a dónde van? No se desvela nada del origen de la situación ni de cómo se llegó ahí, fomentando así nuestro interés para que seamos nosotros quienes llenemos las partes que faltan en el puzzle; lo que también da una gran sensación de realismo, pues un mundo evoluciona lentamente, sin necesidad de eventos grandilocuentes que hagan cambios drásticos (cosa que pasa en la mayoría de obras de ficción).
Aquí no; no hay villanos ni héroes, no hay manipuladores en la sombra que han fomentado este atraso, solo existe una sociedad que ha ido corrompiéndose poco a poco por su propia culpa. Aunque explicar tal complejidad con solo imágenes es algo dificilísimo 15 Million Merits lo consigue a la perfección, pero a cambio se "sacrifica" el ritmo del primer tercio de la historia. A pesar del impacto que produce, su lentitud inicial será un problema para muchos, lo que hace de este un capítulo difícil de ver. Sin embargo, si eres capaz de sobrellevarlo, tu esfuerzo será recompensado de la forma más satisfactoria posible.
Aquí no; no hay villanos ni héroes, no hay manipuladores en la sombra que han fomentado este atraso, solo existe una sociedad que ha ido corrompiéndose poco a poco por su propia culpa. Aunque explicar tal complejidad con solo imágenes es algo dificilísimo 15 Million Merits lo consigue a la perfección, pero a cambio se "sacrifica" el ritmo del primer tercio de la historia. A pesar del impacto que produce, su lentitud inicial será un problema para muchos, lo que hace de este un capítulo difícil de ver. Sin embargo, si eres capaz de sobrellevarlo, tu esfuerzo será recompensado de la forma más satisfactoria posible.
Porque tenemos una fotografía increíble, actuaciones de Daniel Kaluuya y Jessica Brown Findlay que quitan la respiración interpretando a personajes maravillosamente escritos (sobre todo él en el discurso final, vaya talento), una dirección prodigiosa y uno de los mundos distópicos más originales y aterradores que yo recuerde; pero lo mejor sigue residiendo en su crítica implícita, esa sátira desgarradora de una sociedad deshumanizada y esclavizada cuyo único objetivo es ganar méritos para obtener cosas que ni siquiera existen (¿notáis alguna similitud con la vida real?). La comunicación se pierde y ahora la gente se expresa a través de avatares personalizados. A las personas se las trata como simples productos despojándolas de todo control en su vida mientras deben sacrificar sus sueños para sobrevivir. Son chantajeadas, solo para al final conseguir una celda más grande y así poder regocijarse en esa falsa sensación de libertad que un mísero par de metros cuadrados extra aportan. ¿Y qué es lo que ocurre cuando algún héroe habla, harto de toda esta mierda? Nada, porque no hay de eso; hasta ellos pueden ser comprados, convertiendo ese ideal de libertad en un producto vacío más para el consumo capitalista. No somos libres, el sistema nos esclaviza y no podemos escapar de él; eso es lo que el impactante final nos muestra. Uno de los mejores y más infravalorados capítulos de la serie en mi opinión.
Anyone... Anyone...
Anyone... Anyone...
1x03; The Entire History of You (Tu Historia Completa).
Con esta obra maestra se cierra una magistral e insuperable primera temporada que creó un hito en la historia de la televisión por todo lo alto. Esta vez la historia se torna mucho más personal, siendo únicamente sobre la relación de pareja entre dos personas (sinceramente en la ocasión que se presta, lo considero un acierto total). Su planteamiento a pesar de aparentar ser simple, guarda una asombrosa profundidad y dilemas morales una vez lo diseccionamos sin prisa. Esta vez el mundo no es tan distópico, no obstante, eso no lo salvará de resultar una auténtica pesadilla: al nacer, a todos los seres humanos se les implanta un dispositivo que les permite grabar y recordar cada minuto de su vida. Esto está lejos de parecer algo indeseado actualmente, de hecho, es uno de los sueños de la humanidad; pero Black Mirror nos demuestra que no es para nada tan bonito como creemos, y de llegar a ser verdad destruirá por completo las relaciones y vínculos entre personas tal y como los conocemos. Debido al guión que nuevamente tiene unos diálogos, personajes, originalidad y desarrollo brillantes, y más importante aún, no trata al espectador como a un idiota; vemos cómo este futuro tan ansiado se volvería contra nosotros. Nos haría más egoístas, más obsesivos y controladores; características plasmadas a la perfección en la impecable actuación de la pareja protagonista. Los detalles más insignificantes son convertidos en armas y así se imposibilita cualquier tipo de relación sana o duradera. ¿Quién de los dos estaba en lo cierto? ¿Quién hizo lo correcto? La respuesta es ninguno; porque él demuestra un comportamiento tóxico e insoportable pero al final, gracias a eso, descubre la imperdonable infidelidad que ella cometió, hasta el punto de que el bebé que reside en su vientre no es de él, y ella le ha estado mintiendo todo este tiempo.
Esta situación tan retorcida y triste es simple pero muy contundente. Muestra el grave error que hay en estar anclado en el pasado sin ser capaz de olvidar, y poder así seguir hacia delante. Esa escena final, cuando asumimos que ambos lo han dejado y él es incapaz de olvidarla, llegando hasta el extremo de quitarse ese demoníaco aparato que ha causado todos los problemas; es un momento tremendamente poderoso e inolvidable.
Esta situación tan retorcida y triste es simple pero muy contundente. Muestra el grave error que hay en estar anclado en el pasado sin ser capaz de olvidar, y poder así seguir hacia delante. Esa escena final, cuando asumimos que ambos lo han dejado y él es incapaz de olvidarla, llegando hasta el extremo de quitarse ese demoníaco aparato que ha causado todos los problemas; es un momento tremendamente poderoso e inolvidable.
Fácilmente uno de los mejores.
TEMPORADA 22x01; Be Right Back (Ahora mismo vuelvo).
Este episodio me resulta muy bueno, pero en mi opinión, no está al nivel de lo mejor de Black Mirror. Tiene una trama simple e innovadora que posee todos los elementos necesarios para ser la siguiente obra maestra: utilizando los registros digitales que una persona ha dejado en redes sociales y vídeos durante toda su vida, se pueden recrear los comportamientos de la misma cuando ha fallecido, para que le hable a un familiar o un ser querido. Y quienes necesitan más aún, pueden recurrir al extremo: comprar un muñeco que adoptará la forma de la persona muerta y será capaz de hablar con su voz o moverse con sus gestos; una imitación perfecta, vamos... ¿o casi perfecta? Esto no es más que una forma de evitar afrontar la realidad, huyendo de ella y estancándonos como personas. Sin embargo, tarde o temprano la protagonista (buena Hayley Atwell) se da cuenta de que no es suficiente, ese muñeco sin vida no podrá ser nunca su novio, por lo que la dura sensación de haber perdido a alguien viene por partida doble. Es un capítulo triste y oscuro, no obstante, creo que le ha faltado algo para alcanzar su máximo potencial: tanto esa empatía que caracteriza a la serie (la cual no sentí tanto en esta ocasión), como una mayor dosis de realismo en la realización, en cuyo caso, la experiencia (al menos para mí) habría sido plena. El final no guardó impacto suficiente en mí, siento que podría haberse aprovechado mejor y no quedarse simplemente en "lo guardo en el sótano donde se olvidan las cosas". Aunque tampoco me malinterpretéis: sigue siendo un episodio notable, muy original, que ejemplifica muy bien la incapacidad del ser humano de pasar página y lo necesario que es para nuestra vida, por mucho que intentemos huir de ello. En mi opinión lo mejor de todo han sido las increíbles fotografía e iluminación, dotada de ese gris tétrico y lúgubre que consigue ambientar muchísimo mejor las escenas.
2x02; White Bear (Oso Blanco).
Al principio parece un capítulo extraño y absurdo, enfocándose sobre todo en la tensión y la persecución más que en otra cosa. Sabemos que hay algo mal ahí, por las constantes imágenes que vienen a la cabeza de la protagonista y la extraña situación en la que se encontraba; pero nada, absolutamente nada, nos podría haber preparado para ese último giro que nos pilla totalmente desapercibidos. El episodio transcurre como algo ilógico, simple (aparentemente es una trama de supervivencia más, donde hay que ir a la torre que causa todos los problemas y si la destruyen, los protagonistas serán libres, y blablabla), aunque indudablemente entretenido. Para ver y pasarlo bien, sin mucha profundidad de por medio. Es entonces cuando el final nos golpea en la cara, resuelve la totalidad de esos cabos sueltos que aparentaban ser solo "fallos de guión" y se desvela uno de los más brillantes plot-twists que conforman uno de los mejores episodios de Black Mirror.
El episodio completo no había sido más que una farsa, la cual tanto el espectador como la misma protagonista se comen con patatas: estábamos en un parque de atracciones que se vale de los criminales como única atracción, y es un éxito. Resulta que esta chica supuestamente inocente con quien nos identificamos y empatizamos, era una asesina que ayudó a su marido a secuestrar y posteriormente quemar a una niña pequeña; alguien a quien hoy en día miles de personas le desearía el peor de los futuros. Y qué casualidad: todos los días le borran la memoria (mediante un dolorosísimo proceso) para repetir la actuación de forma indefinida y que los ciudadanos puedan ir a participar o echar fotos del proceso.
Es cierto, en su vida original la chica fue despreciable. Sin embargo, ¿es justo aun así que sea utilizada como un mero producto para el entretenimiento inmoral de unas masas morbosas, en un destino mucho peor que la muerte? Tengamos en cuenta que, a partir del primer día, están castigando a una persona nueva, reiniciada por decirlo de alguna manera, ya que no recuerda nada de sus fechorías. ¿Eso la hace inocente? A la gente desde luego ni le importa esto, ni tiene miramientos a la hora de abuchear de la manera más cruel a una persona confundida e incrédula ante lo que le rodea; pero la serie es capaz de hacer que el espectador sí empatice con ese "monstruo" que, al fin y al cabo, no deja de ser humana.
Sin duda alguna, un capítulo impactante que plantea muchos dilemas y, con total seguridad, creará distintos grupos de opinión enfrentada (quizás el primero pero no el último), aquellos que la consideren a ella como la villana de la historia, aquellos que no, o aquellos que consideren ambos bandos igual de degenerados. Una nueva obra maestra de Black Mirror que explora cuán lejos puede llegar la justicia y la venganza, hasta cruzar aquellos límites que las separan de aquello que pretende corregir.
2x03; The Waldo Moment (El Momento Waldo).
Es uno de los que más críticas negativas ha fomentado con diferencia. Si bien lo comprendo, no lo comparto. Es cierto, no es de los mejores episodios, mas no por eso debería ser tan injustamente vapuleado pues mantiene bien la esencia Black Mirror. En esta ocasión aquello con lo que la serie se enseñará será la política, principal objetivo de burla y desprecio durante todo el capítulo. Un tema tan delicado es difícil de tocar, y opino que The Waldo Moment lo hizo con incuestionable destreza y, lo mejor (o peor) de todo, certeza. Ha sido capaz de predecir con alarmante exactitud un futuro en el que el pueblo, harto de políticos falsos e impolutos que hablan mucho sin decir nada, cuyas finas palabras han perdido credibilidad progresivamente, harto de personas sin alma metidas en la política por puros motivos egoístas, carentes de la más mínima empatía o intenciones de ayudar al pueblo (su puto trabajo); ha acabado perdiendo la esperanza y el criterio hasta el punto de admirar a un payaso (en este caso ni es una persona, sino una animación) que no aporta nada a la política, pero es muy divertido y al menos es directo y dice lo que piensa. ¿Te suena de algo, Donald J. Trump? Ah, por cierto, este capítulo fue realizado años antes de su campaña como presidente y posterior victoria. Hablando de atinar.
Con esta genial premisa, ¿qué puede salir mal? Desafortunadamente puede desinflarse, y eso es exactamente lo que pasó. Lo que más daño le ha hecho han sido los personajes, quienes dan la sensación de estar incompletos. Su desarrollo es irregular, siendo incapaces de hacer que el espectador se interese lo suficiente por ellos debido a su bidimensionalidad. El clímax no resulta tampoco inesperado. Al final queda un capítulo de mensaje potentísimo, pero que no es capaz de transmitirlo con todo su potencial al avanzar torpemente a trompicones.
Aun así, gracias a que es el primero (y esperemos que el último) de los capítulos que se "ha hecho realidad", ha cobrado más fuerza con el paso del tiempo y a mí me gusta cada vez más.
Aun así, gracias a que es el primero (y esperemos que el último) de los capítulos que se "ha hecho realidad", ha cobrado más fuerza con el paso del tiempo y a mí me gusta cada vez más.
Vale, ya iba siendo hora de las palabras mayores. Después de una (definitivamente) buena segunda temporada que, hasta ahora, no había sido capaz de superar a la primera, cuando pensábamos que quizás ya no se nos podía sorprender mucho más, llegó este capítulo para demostrarnos, a los listillos, lo idiotas que somos realmente. Si tuviera que elegir un favorito de la serie que no fuese The National Anthem, sería sin duda alguna, White Christmas. La considero una obra perfecta. Su guión es perfecto. En este caso no ha sido tanto por la crítica o la manera de expresarla (igualmente brutal), sino por la incuestionable calidad narrativa que posee en los aspectos básicos de la escritura. Comienza con un tono sosegado, pero no pasará mucho hasta que la asfixia, impacto e incomodidad típicas de Black Mirror invadan nuestro cuerpo y el de los protagonistas. Se presenta como algo tan aparentemente simple... entonces, como espectadores, somos testigos de uno de los desarrollos más brillantemente escritos de la historia. La tensión crece con cada segundo que pasa, las historias contadas por los personajes se suceden de forma elegante aumentando progresivamente esa atmósfera insólita, relacionando los difusos detalles, creando en el transcurso una historia oscura, triste y despiadada hasta que BAM, llega el final del capítulo, donde todo termina conectando para dejarnos con la boca abierta y esa sensación de malestar en el cuerpo que solo los mejores saben infundirnos.
La primera historia fue, para mí, la menos "impactante" (y aun así es una maravilla, así que imaginad). Muestra a un grupo de degenerados que "ayudan" a chicos a ligar en vivo y en directo, una mera excusa para satisfacer su morbo en una actividad repugnante, pues ni siquiera siguen sus propias normas establecidas (como la de no mirar si las personas a las que observan se van a acostar). Hasta ahí llega la intimidad, la sinceridad o la verdad en este mundo, donde la tecnología que debería contribuir para la mejora de nuestra vida como personas acaba siendo utilizada con los fines más bajos, descubriendo así ese lado oscuro existente en los humanos, esa incapacidad de comprender la magnitud de las cosas que tenemos entre manos y aquello para lo que las usamos. He dicho que esta historia no es la más impactante, pero no ha sido porque no lo sea individualmente (es muy impactante), sino porque lo que está por venir es simplemente demasiado.
Posteriormente conocemos la ocupación de Matt y, sin saberlo, ya se nos está terminando de preparar para el inclemente final. Resulta que se ganaba la vida duplicando la consciencia de las personas e introduciendo estas copias en un aparato donde se les obliga a servir como una especie de robot personalizado, usado para programar las tareas básicas de una casa. Ahora bien, ahí hay gato encerrado: las consciencias, como bien dice su nombre, son conscientes. No dejan de ser las mismas personas, solo que alojadas en una especie de huevo. Para subyugarlas se recurre a la peor tortura posible: el aislamiento absoluto por períodos de tiempo espantosos (meses, años) en una sala donde no hay nada y nada se puede hacer (¡ni siquiera dormir!), hasta que al final acaban sometiéndose a la más pura esclavitud. Vemos perfectamente los niveles de inmoralidad que el ser humano puede alcanzar, la crueldad y más total falta de empatía que demostramos cuando una tecnología así llega hasta nuestras manos. El episodio hace un trabajo perfecto consiguiendo la empatía del espectador hacia los personajes, quien no puede hacer otra cosa que horrorizarse al ponerse en la piel de esas pobres consciencias torturadas.
Entonces llega la tercera historia. Conocemos a fondo la historia de los bloqueos a través de Joe Potter, lo que no hace sino aterrarnos todavía más y hacernos sentir peor por culpa de este nuevo, retorcido y tétrico mundo. Estamos ahí sufriendo codo a codo con Joe esa injusticia creada por un problema que si bien no fue justo para ninguno de los dos (él no debería forzar a su mujer a tener el bebé, pero ella no debería bloquearlo sin darle la más mínima oportunidad de hablar, hasta que claro, averiguamos por qué lo hizo); mucho menos justo fue el castigo que este chico tuvo que aguantar por tantísimo tiempo, viviendo perpetuamente engañado en un mundo infectado de mentiras, decepciones e infidelidades que acaba destruyéndolo por completo.
Recuerdo perfectamente estar temblando cuando se vio la cara de la niña. Al destaparse la verdad, Joe golpea al abuelo y huye, dejando a la niña sola, propiciando así su muerte... Es... de lo más maquiavélico que he visto. Qué cabrón es Charlie Brooker, cómo sabe darnos donde duele de verdad. Al final, descubrimos que hemos sido testigos de la confesión de un asesino sin que nosotros ni él lo supiéramos. No obstante, aún quedan los peores horrores por venir (recordemos: a Black Mirror no le gustan los finales felices). Matt será confinado a estar bloqueado de todo el mundo por el resto de su vida, una especie de justicia poética (ya que ahora, él está tan aislado como todas aquellas personas a las que ha confinado en los huevos), y a pesar de todo, yo no podía evitar sentir lástima por él, ya que nadie en el mundo merece eso. Es inhumano. Pero las fuerzas de la "justicia" se vuelve a lucir, en un acto despreciable que rezuma la más repugnante crueldad: condenan a la consciencia de Joe a la más infame tortura que se haya engendrado en el mundo cinematográfico: por cada minuto de tiempo normal, para él son mil años. "¿Lo apago? / ... No, déjalo por navidad". ¿En serio? Oh, dios, ¿en serio? Escuchar una canción de navidad en bucle por el resto de la eternidad mientras se carga sobre los hombros la muerte de un abuelo y una niña inocentes... Agobiante. Perturbador. Demencial. ¿Lo peor? A los policías se la suda. No se interesaron en su versión. Para qué, ¿no? Él es solo un asesino.
Pues no: Joe también es una víctima... y no les importa. Hablando de inhumanidad. ¿Quién es el villano aquí?
Recuerdo perfectamente estar temblando cuando se vio la cara de la niña. Al destaparse la verdad, Joe golpea al abuelo y huye, dejando a la niña sola, propiciando así su muerte... Es... de lo más maquiavélico que he visto. Qué cabrón es Charlie Brooker, cómo sabe darnos donde duele de verdad. Al final, descubrimos que hemos sido testigos de la confesión de un asesino sin que nosotros ni él lo supiéramos. No obstante, aún quedan los peores horrores por venir (recordemos: a Black Mirror no le gustan los finales felices). Matt será confinado a estar bloqueado de todo el mundo por el resto de su vida, una especie de justicia poética (ya que ahora, él está tan aislado como todas aquellas personas a las que ha confinado en los huevos), y a pesar de todo, yo no podía evitar sentir lástima por él, ya que nadie en el mundo merece eso. Es inhumano. Pero las fuerzas de la "justicia" se vuelve a lucir, en un acto despreciable que rezuma la más repugnante crueldad: condenan a la consciencia de Joe a la más infame tortura que se haya engendrado en el mundo cinematográfico: por cada minuto de tiempo normal, para él son mil años. "¿Lo apago? / ... No, déjalo por navidad". ¿En serio? Oh, dios, ¿en serio? Escuchar una canción de navidad en bucle por el resto de la eternidad mientras se carga sobre los hombros la muerte de un abuelo y una niña inocentes... Agobiante. Perturbador. Demencial. ¿Lo peor? A los policías se la suda. No se interesaron en su versión. Para qué, ¿no? Él es solo un asesino.
Pues no: Joe también es una víctima... y no les importa. Hablando de inhumanidad. ¿Quién es el villano aquí?
Black Mirror hace que nos pongamos del lado de dos tipos que han realizado actos despreciables porque, a pesar de todo, nos damos cuenta de que detrás hay historias, hay personas como tú o yo. Y aquellos que les castigan, quienes deberían representar la virtud, ¡son incluso peores!
No, tristemente, los buenos no existen. Solo los malos.
No, tristemente, los buenos no existen. Solo los malos.
Es un capítulo que trata ante todo el aislamiento, alcanzando los niveles máximos de empatía e impacto desmoralizador para que el espectador, una vez terminado el capítulo, no pueda quitárselo de la cabeza.
Y me faltaría hablar del nivel interpretativo de este capítulo. Este es sobresaliente en toda la serie, no obstante aquí ha alcanzado una cota que no envidia nada a las más grandes actuaciones de las últimas décadas. John Hamm y Rafe Spall mantienen un duelo de miradas inolvidable; y aunque Oona Chaplin no aparezca lo suficiente como para competir en relevancia contra ellos dos, demuestra que es mucho más que una simple cara bonita.
Como toque final querría mencionar la estética y la fotografía. No soy ni mucho menos un experto, sin embargo me atrevo a decir que está al nivel de los otros apartados, en un uso constante del blanco resplandeciente típico de la navidad que propicia una atmósfera de (nuevamente) aislamiento y angustia, añadiendo además algún que otro toque Kubrick.
Eso es todo.
Y me faltaría hablar del nivel interpretativo de este capítulo. Este es sobresaliente en toda la serie, no obstante aquí ha alcanzado una cota que no envidia nada a las más grandes actuaciones de las últimas décadas. John Hamm y Rafe Spall mantienen un duelo de miradas inolvidable; y aunque Oona Chaplin no aparezca lo suficiente como para competir en relevancia contra ellos dos, demuestra que es mucho más que una simple cara bonita.
Como toque final querría mencionar la estética y la fotografía. No soy ni mucho menos un experto, sin embargo me atrevo a decir que está al nivel de los otros apartados, en un uso constante del blanco resplandeciente típico de la navidad que propicia una atmósfera de (nuevamente) aislamiento y angustia, añadiendo además algún que otro toque Kubrick.
Eso es todo.
TEMPORADA 3
3x01; Nosedive (Caída en picado).
La tercera temporada empezó golpeando con asombrosa fuerza pues su primer capítulo, el que nos ocupa en este momento, es (y perdón por usar tan reiteradamente la expresión) otra obra maestra. En un principio, esta nueva distopía en la que todos los habitantes del globo ponen notas al resto de personas y dependiendo de tu puntuación adquieres privilegios, puede parecernos algo más "inofensiva" que el resto, y desde el punto de vista "catastrófico" (por decirlo de alguna manera) quizás sea cierto. Pero no nos dejemos llevar por las apariencias, porque el mundo de Nosedive es una pesadilla insoportable donde no eres tú, sino la nota que los demás te ponen, justa o injustamente. Es una exageración nada desencaminada de una sociedad actual donde el "postureo" es omnipresente: si no subes fotos a los ojos de la sociedad no haces nunca nada ni vas a ningún sitio; tu vida depende de lo que la gente piense de ti, fomentando un comportamiento (asquerosamente) falso, conductas de plástico que nos obligarán a llevar puestas unas máscaras por toda la eternidad, convirtiéndonos en esclavos de la opinión de los demás. No es de lo más imprevisibles, y su final no es de los más impactantes (en el sentido "explosivo"); pero eso no me importa en lo más mínimo, porque cumple el resto de sus objetivos demasiado bien. Al verlo sentimos vergüenza ajena del ser humano. Logra colocarnos en la piel del personaje principal, que nos pongamos en su lugar y experimentemos cómo sería vivir en esa sociedad espantosa donde la frustración e impotencia nos invadirán a cada segundo, experimentando una serie de infortunios que llevarán a la protagonista hacia lo más bajo, para hacerla aprender a ella y a nosotros.
El montaje de imágenes y sonido está maravillosamente realizado, instantáneamente asociamos ese horrible sonidito de bajada como algo que nos hace sentir mal, y para que no lo olvidemos, llega a ser parte hasta de la banda sonora.
Como bien me dijo un fiel amigo (o película, más bien): "Solo cuando lo hemos perdido todo es cuando tenemos la libertad de actuar"; una vez ese aparentemente "inofensivo" mundo le ha demostrado su verdadera cara a Lacie (una estelar Bryce Dallas Howard) esta es, al fin, libre. Libre de decir palabrotas, de comportarse como quiera, de vestir lo que quiera; libre de la perpetua esclavitud. Es algo que su compañero de celda también ha comprendido. Y sí, ellos dos estarán encerrados, pero he ahí la ironía: son los más libres del mundo. Una emocionante escena final que me pone los pelos de punta solo de pensar en ella y aunque trágica, es bastante más feliz de lo que Black Mirror suele mostrarnos.
El montaje de imágenes y sonido está maravillosamente realizado, instantáneamente asociamos ese horrible sonidito de bajada como algo que nos hace sentir mal, y para que no lo olvidemos, llega a ser parte hasta de la banda sonora.
Como bien me dijo un fiel amigo (o película, más bien): "Solo cuando lo hemos perdido todo es cuando tenemos la libertad de actuar"; una vez ese aparentemente "inofensivo" mundo le ha demostrado su verdadera cara a Lacie (una estelar Bryce Dallas Howard) esta es, al fin, libre. Libre de decir palabrotas, de comportarse como quiera, de vestir lo que quiera; libre de la perpetua esclavitud. Es algo que su compañero de celda también ha comprendido. Y sí, ellos dos estarán encerrados, pero he ahí la ironía: son los más libres del mundo. Una emocionante escena final que me pone los pelos de punta solo de pensar en ella y aunque trágica, es bastante más feliz de lo que Black Mirror suele mostrarnos.
3x02; Playtest (Playtesting).
La serie es aterradora sin necesidad de introducirse directamente en el género del terror puro. Aquí está, no obstante, la excepción, pues es un capítulo que cuenta con el evidente estilo del terror clásico. Terror del bueno, vaya. A pesar de que los primeros minutos no aporten demasiado, una vez nos adentramos junto con el protagonista a las instalaciones de esta compañía de videojuegos, el ambiente comienza a adoptar ese tono de inquietud que ya conocemos, pero al cual seguimos sin estar acostumbrados.
Hay un problema en el planteamiento general: ¿cómo asustar al protagonista, y aún más importante, a la audiencia, si partimos de la premisa que nada de lo que ocurre es real?
Porque yo, como espectador ya "graduado" en Black Mirror, prestaba máxima atención al mismo tiempo que mi mente daba rienda suelta a todo tipo de teorías para explicar los problemas que fueran surgiendo a lo largo del capítulo.
Pues, incluso teniendo en cuenta todo esto, logró sorprenderme y pillarme desprevenido en ocasiones. La tensión era auténtica y crecía a pasos agigantados. El episodio es distinto pues quiere incomodarnos sin necesidad de metáforas realistas o un argumento desolador, simplemente utiliza el más simple (y efectivo) terror psicológico: se aprovecha no de nuestro miedo a lo "sobrenatural" por monstruos y esos rollos, sino de nuestro pánico ante una total pérdida de control; cuando sabemos que la situación no depende en absoluto de nosotros y peor aún, hay una latente amenaza contra nuestra integridad física y mental.
Como ya he dicho los sustos me dieron un vuelco al corazón, me encontré sorprendido por algunos de los giros argumentales (sobre todo el final, donde se revela que la experiencia no ha sido más que una ilusión de apenas 1 segundo y nada ha pasado realmente, bastante brutal), por lo que estamos ante un trabajo notable.
Desafortunadamente, varios factores le impiden destacar. Principalmente, tenemos el hecho de que al ser un argumento tan simplificado, no importa cuántos giros geniales escriba Brooker, al final seguirá siendo mucho más previsible de lo habitual y los espectadores más quejicas podremos adelantarnos a cada uno de los acontecimientos. El factor sorpresa pierde eficacia, y al ser este un capítulo que se basa especialmente en él, no logra llegar lejos. A partir de la primera mitad, en cuanto aparece Sonja, se difuminó bastante el ambiente de terror. Sin un mensaje suficientemente potente que lo respalde y contando con personajes correctos sin más (aunque muy bien interpretado por Wyatt Russell), para mí se queda como un episodio menor, realizado con el único propósito de asustar sin perdurar.
Hay un problema en el planteamiento general: ¿cómo asustar al protagonista, y aún más importante, a la audiencia, si partimos de la premisa que nada de lo que ocurre es real?
Porque yo, como espectador ya "graduado" en Black Mirror, prestaba máxima atención al mismo tiempo que mi mente daba rienda suelta a todo tipo de teorías para explicar los problemas que fueran surgiendo a lo largo del capítulo.
Pues, incluso teniendo en cuenta todo esto, logró sorprenderme y pillarme desprevenido en ocasiones. La tensión era auténtica y crecía a pasos agigantados. El episodio es distinto pues quiere incomodarnos sin necesidad de metáforas realistas o un argumento desolador, simplemente utiliza el más simple (y efectivo) terror psicológico: se aprovecha no de nuestro miedo a lo "sobrenatural" por monstruos y esos rollos, sino de nuestro pánico ante una total pérdida de control; cuando sabemos que la situación no depende en absoluto de nosotros y peor aún, hay una latente amenaza contra nuestra integridad física y mental.
Como ya he dicho los sustos me dieron un vuelco al corazón, me encontré sorprendido por algunos de los giros argumentales (sobre todo el final, donde se revela que la experiencia no ha sido más que una ilusión de apenas 1 segundo y nada ha pasado realmente, bastante brutal), por lo que estamos ante un trabajo notable.
Desafortunadamente, varios factores le impiden destacar. Principalmente, tenemos el hecho de que al ser un argumento tan simplificado, no importa cuántos giros geniales escriba Brooker, al final seguirá siendo mucho más previsible de lo habitual y los espectadores más quejicas podremos adelantarnos a cada uno de los acontecimientos. El factor sorpresa pierde eficacia, y al ser este un capítulo que se basa especialmente en él, no logra llegar lejos. A partir de la primera mitad, en cuanto aparece Sonja, se difuminó bastante el ambiente de terror. Sin un mensaje suficientemente potente que lo respalde y contando con personajes correctos sin más (aunque muy bien interpretado por Wyatt Russell), para mí se queda como un episodio menor, realizado con el único propósito de asustar sin perdurar.
3x03; Shut Up and Dance (Cállate y Baila).
¿Es este el mejor de la tercera temporada? Difícil decisión si tenemos en cuenta el nivel; lo que no es difícil dilucidar, es que Shut up and Dance es una vibrante obra de arte que te atrapará desde el primer minuto y no te soltará hasta el último, no sin antes darte una buena patada mental. Adolece de la complejidad de una nueva distopía con intrincados artilugios tecnológicos; en esta ocasión se enfoca en un mundo actual, con una situación perfectamente posible a día de hoy.
El argumento es de lo más simple: un chico se masturba frente al portátil, algo completamente natural y común. Sin embargo, es el desencadenante de una agobiante epopeya donde el chaval deberá obedecer las órdenes de un individuo desconocido, o este filtrará un vídeo de él masturbándose. Ya desde ahí nos parece raro: tío, solo es una paja, ¿por qué hacer sin rechistar todas las disparatadas cosas que te dicen? Pero no le damos más importancia a esto, ya que el capítulo no te deja un segundo de descanso. El espectador se siente introducido al 100% en la trama y vive en sus carnes esta locura sin tener la más mínima idea de adónde se dirije, justo como los protagonistas. Las órdenes van escalando conforme el episodio avanza, al igual que la tensión, cada vez más palpable (la escena del atraco, magistral). Sentimos pena por Kenny y Héctor (inmensas, repito, INMENSAS actuaciones), y queremos que todo salga bien. Una vez han robado el dinero, pensamos "ya está, esto debe ser lo máximo". Nos equivocábamos, pues a Kenny le toca pelear hasta la muerte con un extraño también chantajeado. La mandíbula se me descolocó, mi incredulidad no superaba la del protagonista. Ahora bien, vemos cómo la otra persona le pide clemencia, se arrodilla, se humilla ante él (tiene un arma)... pero Kenny no puede hacerlo, así que intenta quitarse la vida solo para darse cuenta de que la pistola estuvo vacía todo este tiempo. Y el rastrero tipo que tanto se humilló se dispone a asesinar a un adolescente de apenas 20 años quien podría haber elegido matarlo en ese mismo momento y no lo hizo. Cuánta brutalidad, ¿será esto ya el fin? No, por asombroso que parezca, aún queda la guinda del pastel.
Todos los participantes de este juego macabro han cumplido las órdenes, por ende, deberían ser libres. Sin embargo, nada de eso ocurre, y a pesar de las vivencias, se filtran los numerosos archivos que cada uno quería proteger, no sin antes enviarles una mítica "Troll Face" para finiquitar la broma maestra y terminar de reírse en sus caras.
Todos los participantes de este juego macabro han cumplido las órdenes, por ende, deberían ser libres. Sin embargo, nada de eso ocurre, y a pesar de las vivencias, se filtran los numerosos archivos que cada uno quería proteger, no sin antes enviarles una mítica "Troll Face" para finiquitar la broma maestra y terminar de reírse en sus caras.
¿Qué ha sido de nuestro protagonista? En contra de todo pronóstico ha sobrevivido, lo que significa que se ha convertido en un asesino. Y tras toda la mierda que ha tenido que pasar, su destino se torna más oscuro todavía cuando averiguamos que aquello con lo que se masturbó fue pornografía infantil.
Todos los detalles cobran sentido ahora y la brillante estructura del episodio adquiere ese sentido que parecía inexistente. Black Mirror lo ha vuelto a hacer: ha conseguido que empaticemos con una persona a quien normalmente despreciaríamos y nos hace cuestionarnos la severidad del castigo que aquellos "justicieros" les imponen, demostrando que aunque la intención sea "justa", igualmente puedes pasarte de la raya y acabar siendo lo mismo que aquel a quien quieres castigar. Nos sitúa en la otra cara de la moneda, invirtiendo de nuevo los roles "bueno" y "malo" de forma efectiva para hacernos ver que esos conceptos no existen y nadie se salva, por muy moralista que sea. Los actos fueron dirigidos a gente que merecía un escarmiento, ¿pero crees que realmente eso fue lo correcto? Son personas, se pueden equivocar, como tú y yo.
Todo este dilema es logrado además tocando un tema extremadamente delicado: tu intimidad. Sí, imagina que se filtran, algún día, las peores cosas de las que dejaste rastro en internet, sin importar que las hayas borrado o hayas rectificado. ¿Existe la seguridad hoy en día?
Por último, quiero expresar lo increíblemente acertado que ha sido no revelar la identidad de la mente (o mentes) detrás del lío. Fomenta esa sensación de desconocimiento que aumenta más aún si cabe el miedo sentido por el espectador.
3x04; San Junipero.
Para muchos, el favorito de la serie. Para otros, el punto en el cual perdió su estilo. Algunos argumentarán que la buena recepción crítica general solo se dió por haber sido el único capítulo optimista (aunque esto ya no sea así con la llegada de la cuarta temporada), de esos que no te dejan el estómago revuelto, sino que te envuelven en una cálida sensación de serenidad y satisfacción.
Lo que estos detractores olvidan, es que definitivamente se encuentra entre los que están mejor escritos, mejor estructurados, mejor dirijidos, es de los más originales, y no, por mucho que digan lo contrario, no pierde la esencia Black Mirror. Quiero recordar que esta serie trata sobre la naturaleza de los seres humanos, no sobre "la tecnología y lo mala que es, oh qué vanguardista soy"; y partiendo desde esa premisa, no tiene ninguna obligación de ser "oscura y triste" siempre. Su visión había sido exclusivamente pesimista hasta ahora porque hay mucha (muchísima) más mierda que chocolate en lo que a nuestra especie se refiere. Sin embargo, Brooker nos muestra que a pesar de todo un mínimo de luz, de esperanza, quizás exista. Y si Brooker nos lo dice, siendo un tío tan crítico como es, son reflexiones que merecen la pena ser escuchadas.
Qué decir que no se haya dicho ya. Al inicio no comprendía nada. Los minutos se iban sucediendo y yo contemplaba estupefacto una historia de amor tan real en una época pasada... Y eso no la hacía mala, solo extraña, por su calidez y aparente carencia de abusos tecnológicos (teniendo en cuenta que para mí Black Mirror era ya la serie desgarradora y perturbadora).
Pero claro, el capítulo va formándose poco a poco, dejando ver su naturaleza al ritmo perfecto. En esta ocasión se centra más en aquellos aciertos que los humanos podemos realizar entre tanto caos. En general, vemos buenas personas con buenas intenciones (grande Greg), gente que empatiza y se preocupa de verdad por los demás.
En este mundo se ha creado una realidad virtual a la que los ancianos pueden acceder para sentirse jóvenes cuando no les queda mucho, y al fallecer, se les permite traspasar su consciencia a este sitio, donde pueden vivir para siempre. Al fin, con la tecnología hemos sido capaces de crear un bien común; literalmente, San Junípero es una metáfora del paraíso cristiano hecho realidad. Puedes elegir la época que quieras, hacer lo que quieras sin dañarte a ti ni a nadie, y todo eso hasta que te canses. Sin embargo... una frase que he oído por ahí resume el dilema que esto plantea muy bien: "¿Qué valor tendría la vida, si esta no se acabara?". Muy ciertamente, valoramos los momentos por los que pasamos o las personas a las que conocemos ya que sabemos que todos venimos con fecha de caducidad.
En este mundo se ha creado una realidad virtual a la que los ancianos pueden acceder para sentirse jóvenes cuando no les queda mucho, y al fallecer, se les permite traspasar su consciencia a este sitio, donde pueden vivir para siempre. Al fin, con la tecnología hemos sido capaces de crear un bien común; literalmente, San Junípero es una metáfora del paraíso cristiano hecho realidad. Puedes elegir la época que quieras, hacer lo que quieras sin dañarte a ti ni a nadie, y todo eso hasta que te canses. Sin embargo... una frase que he oído por ahí resume el dilema que esto plantea muy bien: "¿Qué valor tendría la vida, si esta no se acabara?". Muy ciertamente, valoramos los momentos por los que pasamos o las personas a las que conocemos ya que sabemos que todos venimos con fecha de caducidad.
Yorkie nunca fue libre. Se le prohibió ser ella misma y el destino que le cayó por ello fue peor todavía, confinada en un cuerpo inmóvil cuya única liberación (semanal, nada más) fue San Junípero, y ya años después del accidente.
Kelly fue libre. Libre porque eligió a quién querer y con quién quedarse hasta el final. Libre porque hace lo que quiere y está firmemente convencida de que, al final, no querrá quedarse en San Junípero.
Y de todos modos, Kelly decide quedarse con Yorkie. Porque la ama, se aman, pero sobre todo, esta última merece la vida que nunca tuvo, esa segunda oportunidad que San Junípero ofrece. Ahora en la muerte, ella podrá probar lo que realmente es vivir junto con alguien a quien se quiere. Las dos tendrán total libertad para hacer lo que les plazca y elegir cuándo se acabará todo.
Hermoso, entrañable, acogedor... ¿características de un episodio de Black Mirror? Pues sí. Y mira qué bien ha salido.
No quiero que este tono predomine a partir de ahora en la serie. Sin embargo, ver pequeños destellos del mismo en ocasiones ayuda a la hora de aumentar la incertidumbre sobre qué nos encontraremos en el siguiente episodio y la excitación que tendremos por descubrirlo.
Hermoso, entrañable, acogedor... ¿características de un episodio de Black Mirror? Pues sí. Y mira qué bien ha salido.
No quiero que este tono predomine a partir de ahora en la serie. Sin embargo, ver pequeños destellos del mismo en ocasiones ayuda a la hora de aumentar la incertidumbre sobre qué nos encontraremos en el siguiente episodio y la excitación que tendremos por descubrirlo.
3x05; Men Against Fire (La Ciencia de Matar).
Sin duda uno de los peor parados de esta tercera temporada, lo cual no comparto del todo. No está entre los que alcanzan el nivel más alto, aun así, no por eso debería ser olvidado. Definitivamente, a mí me gustó.
La historia nos traslada a un mundo asolado por una guerra contra unos mutantes llamados cucarachas cuya genética les hace distintos al resto de los humanos.
Conocemos el entrenamiento de los heroicos soldados que nos salvarán de esta gran amenaza... Pero esto es Black Mirror y las cosas huelen muy mal.
Sus personajes, aunque correctos, no son la gran cosa. Una de las quejas más generales es la facilidad del espectador a la hora de adelantarse a los acontecimientos, anulando todo efecto sorpresa. Hasta hay gente afirmando la inexistencia de la trama. Esto es cierto: es un capítulo fácil de predecir una vez alcanzamos poco menos de la mitad, no obstante, no por eso a mí me resultó más fácil de digerir. Siguió guardando un gran impacto a pesar de que viera venir lo que pasaría: esas cucarachas eran simplemente personas. Al ser de distintas razas y nacionalidades, vemos cómo se recurre a la excusa barata de que su genética les hace más propensos al cáncer u otras enfermedades... Y precisamente por esto pienso, incluso con todos sus defectos encima, que es un muy buen capítulo infravalorado. Porque todo lo que ocurre es real. Vale, el hecho de que les modifiquen la vista para que vean a los "enemigos" como mutantes horribles es una metáfora, pero esa metáfora es una exageración (más pequeña de lo que nos gustaría) sobre algo que pasa hoy en día: la deshumanización de los soldados en esos entrenamientos donde los convierten en máquinas sin pensamiento que obedecen órdenes sin cuestionarlas. Se les inculca que los enemigos a los cuales hay que matar son inferiores, y así es como se convence a esas jóvenes personas (quienes la mayoría de las veces no tienen ni idea de a qué se están alistando, como se ejemplifica perfectamente al final del capítulo); solo son unos chavales inmaduros sin ideales que recurren a algo que no conocen para no estar sin hacer nada, o quizás porque tristemente es su única salida laboral. Una trágica y horrible realidad vigente que nos muestra una de las realidades menos atractivas de esa cosa tan "americanizada" por los medios, llamada guerra.
Sus personajes, aunque correctos, no son la gran cosa. Una de las quejas más generales es la facilidad del espectador a la hora de adelantarse a los acontecimientos, anulando todo efecto sorpresa. Hasta hay gente afirmando la inexistencia de la trama. Esto es cierto: es un capítulo fácil de predecir una vez alcanzamos poco menos de la mitad, no obstante, no por eso a mí me resultó más fácil de digerir. Siguió guardando un gran impacto a pesar de que viera venir lo que pasaría: esas cucarachas eran simplemente personas. Al ser de distintas razas y nacionalidades, vemos cómo se recurre a la excusa barata de que su genética les hace más propensos al cáncer u otras enfermedades... Y precisamente por esto pienso, incluso con todos sus defectos encima, que es un muy buen capítulo infravalorado. Porque todo lo que ocurre es real. Vale, el hecho de que les modifiquen la vista para que vean a los "enemigos" como mutantes horribles es una metáfora, pero esa metáfora es una exageración (más pequeña de lo que nos gustaría) sobre algo que pasa hoy en día: la deshumanización de los soldados en esos entrenamientos donde los convierten en máquinas sin pensamiento que obedecen órdenes sin cuestionarlas. Se les inculca que los enemigos a los cuales hay que matar son inferiores, y así es como se convence a esas jóvenes personas (quienes la mayoría de las veces no tienen ni idea de a qué se están alistando, como se ejemplifica perfectamente al final del capítulo); solo son unos chavales inmaduros sin ideales que recurren a algo que no conocen para no estar sin hacer nada, o quizás porque tristemente es su única salida laboral. Una trágica y horrible realidad vigente que nos muestra una de las realidades menos atractivas de esa cosa tan "americanizada" por los medios, llamada guerra.
¿Y... cómo pelear contra eso? Cuando te controlan la mente y además has aceptado sin saberlo un contrato por el que básicamente cedes tu libertad, tu vida, a otros... no te quedan muchas opciones. ¿Qué habríamos hecho en el caso del protagonista? ¿Ser fieles a nuestros ideales, solo para pudrirnos en una celda por el resto de nuestros días sin posibilidad de decir nada a nadie, con las imágenes en las que asesinamos a personas inocentes repitiéndose en bucle para siempre (dramatización acertadísima de la culpabilidad del individuo y la falsedad del ejército)? ¿O... resignarse y convertirte en lo que ellos quieren que seas?
Sí, la guerra es una de las cosas más repugnantes que han existido nunca. Aunque no es (únicamente) por los tiroteos y soldados asesinados. Es porque todo ocurre con el fin de que unos cuantos desgraciados en las altas esferas (quienes por supuesto salen impunes; ni luchan, ni tienen excesivas repercusiones legales si ganan o pierden) consigan fines totalmente egoístas con los que no se conseguirá nada más que una mayor comodidad exclusiva para ellos.
3x06; Hated in the Nation (Odio Nacional).
Vaya capitulazo. Si no me equivoco, es el más largo de Black Mirror hasta la fecha alcanzando 1 hora y media, duración para nada típica de episodios televisivos. Básicamente, se siente en todo momento como una película; tiene todos los elementos que conforman un magistral thriller policíaco realizado con innegable ingenio, sin un solo segundo de aburrimiento. Quizás si lo juzgara como filme en sí y no como capítulo no le otorgaría el 10 que ahora mismo sí le otorgo; pero desde luego se encontraría igualmente en el sobresaliente, y recordemos además que no es un filme. Considero los episodios y las películas como dos cosas distintas y por ello no los valoro de la misma manera.
Dicho esto, Hated in the Nation tiene suficiente jugo como para enrrollarse durante horas, pero este post me está quedando demasiado largo, así que me temo que voy a tener que simplificar un poquitín más. ¿Interpretaciones (magistrales Kelly Macdonald y Faye Marsay)? ¿Impacto? ¿Originalidad? ¿Fotografía? Sí, nada se salva de ser genial. Cuenta con el toque justo (aunque sin pasarse) de profundidad en sus protagonistas para hacerlo más real, humano. Hay muchos que lo hallan absurdo por la situación de las abejas, no obstante yo lo disfruté enormemente y tomé ese concepto como lo que es: ciencia-ficción... con un significado detrás, por supuesto.
Todo comienza como un simple ejercicio policíaco de misterio, hasta que vemos todo lo que se halla una vez entramos poco a poco en profundidad. En este mundo (no demasiado alejado del actual) el ser humano ha aniquilado a las abejas (al menos en Inglaterra, que yo recuerde), las cuales son partes imprescindibles del ecosistema. Anda que empezamos bien. Para solucionar esta inmensa cagada, se crean unas abejas robot que realizan las mimsas funciones que las normales hacían. Vale, hasta ahí todo perfecto, casi optimista, diría yo.
Pero claro, no es tan bonito como aparenta. El gobierno, en su inmensa falsedad y complejo de superioridad moral absoluta, les coloca un mecanismo de reconocimiento facial a estos bichos. Básicamente, los convierte en un instrumento perfecto de espionaje que convierte toda intimidad en algo inexistente. Pensábamos que el único malo de esta historia era el amargado detrás de los asesinatos, hasta que claro, descubrimos que nada habría pasado de no ser por esta abusiva decisión.
Aunque, como dicen en la teletienda, espérese, que aún hay más. Mediante el juego macabro #deathto(...), una inofensiva broma en principio, carente de la más mínima importancia, se dediden diariamente personas que van a morir en la realidad. ¿Quién lo decide? Nosotros. Todas las personas con acceso a las redes sociales, sobre todo esos típicos moralistas de Twitter (a quienes va dirijido este capítulo). Porque esos criterios con los que se insulta a las personas hasta el punto de desearles la muerte son a veces caprichosos, estúpidos e hipócritas. A veces, solo por un comentario fuera de lugar o por una reacción pasada de tono (y no defiendo estos comportamientos, pero mucho menos defiendo las reacciones exageradas que generan) todo el mundo se pone a lincharte públicamente. ¿Lo peor? Una vez demostrada la eficacia del juego, la gente seguía jugando. Es más, el número de participantes aumentó.
Pero Black Mirror no se va a ir sin antes darnos un buen escarmiento. El lema del episodio es: toda acción tiene su consecuencia. Creemos que el "anonimato" de internet nos mantiene seguros para poder decir y hacer lo que queramos... no es así. Este lema se mantiene fiel hasta el final, pues incluso la mente maestra que planeó todo para darnos la lección ha caído entre el tipo de personas a las que quería castigar, y por ello, la justicia acabará pesando sobre él (vaya último plano con reminiscencias de El Silencio de los Corderos).
Lo dicho, una obra maestra.
Todo comienza como un simple ejercicio policíaco de misterio, hasta que vemos todo lo que se halla una vez entramos poco a poco en profundidad. En este mundo (no demasiado alejado del actual) el ser humano ha aniquilado a las abejas (al menos en Inglaterra, que yo recuerde), las cuales son partes imprescindibles del ecosistema. Anda que empezamos bien. Para solucionar esta inmensa cagada, se crean unas abejas robot que realizan las mimsas funciones que las normales hacían. Vale, hasta ahí todo perfecto, casi optimista, diría yo.
Pero claro, no es tan bonito como aparenta. El gobierno, en su inmensa falsedad y complejo de superioridad moral absoluta, les coloca un mecanismo de reconocimiento facial a estos bichos. Básicamente, los convierte en un instrumento perfecto de espionaje que convierte toda intimidad en algo inexistente. Pensábamos que el único malo de esta historia era el amargado detrás de los asesinatos, hasta que claro, descubrimos que nada habría pasado de no ser por esta abusiva decisión.
Aunque, como dicen en la teletienda, espérese, que aún hay más. Mediante el juego macabro #deathto(...), una inofensiva broma en principio, carente de la más mínima importancia, se dediden diariamente personas que van a morir en la realidad. ¿Quién lo decide? Nosotros. Todas las personas con acceso a las redes sociales, sobre todo esos típicos moralistas de Twitter (a quienes va dirijido este capítulo). Porque esos criterios con los que se insulta a las personas hasta el punto de desearles la muerte son a veces caprichosos, estúpidos e hipócritas. A veces, solo por un comentario fuera de lugar o por una reacción pasada de tono (y no defiendo estos comportamientos, pero mucho menos defiendo las reacciones exageradas que generan) todo el mundo se pone a lincharte públicamente. ¿Lo peor? Una vez demostrada la eficacia del juego, la gente seguía jugando. Es más, el número de participantes aumentó.
Pero Black Mirror no se va a ir sin antes darnos un buen escarmiento. El lema del episodio es: toda acción tiene su consecuencia. Creemos que el "anonimato" de internet nos mantiene seguros para poder decir y hacer lo que queramos... no es así. Este lema se mantiene fiel hasta el final, pues incluso la mente maestra que planeó todo para darnos la lección ha caído entre el tipo de personas a las que quería castigar, y por ello, la justicia acabará pesando sobre él (vaya último plano con reminiscencias de El Silencio de los Corderos).
Lo dicho, una obra maestra.
4x01; USS Callister.
Hemos llegado, por fin, a la reciente cuarta y última temporada (por ahora). Yo tenía ganas de dar mi opinión sobre esta, pues ha sido la más duramente criticada con diferencia. A pesar de tener algunos capítulos unánimemente considerados como maravillas, el público ha quedado, en general, descontento.
Yo tengo algo que decir al respecto, y lo expresaré de igual manera que en las 3 anteriores temporadas: tratando los episodios de forma individual.
Yo tengo algo que decir al respecto, y lo expresaré de igual manera que en las 3 anteriores temporadas: tratando los episodios de forma individual.
USS Callister ha gozado de una recepción positiva. Sus características distan bastante de lo que Black Mirror suele presentarnos; es un gran homenaje a grandes clásicos antiguos de la ciencia-ficción como Star Trek, y por eso el factor nostálgico tiene un papel muy importante.
A mí no me ha gustado tanto como a la mayoría. Transmite cosas bien, es entretenido y está bien realizado, pero cojea demasiado en otros apartados como para estar entre mis favoritos. Sé que si yo perteneciera a la época que este capítulo evoca, mi "instinto cinéfilo" se vería inhibido: dejaría de lado la objetividad más de lo normal y permitiría que las nostálgicas emociones me llevaran; sin embargo no es así, y esto me permite juzgar el episodio con un punto de vista diferente (ni mejor, ni peor).
Aquello que me impide disfrutarlo plenamente es, sobre todo, la constante suspensión de la credibilidad. Hay veces en las cuales no me importa que ciertas licencias creativas sean tomadas por los guionistas (como ser capaz de clonar la consciencia de alguien únicamente con un poco de su ADN, algo absurdo, pero que no me importa demasiado ni lo veo como un fallo en sí) pues al fin y al cabo seguimos dentro de ciencia-ficción; el problema es que hay límites para estas licencias.
No puedo creer que sea tan sencillo escapar de ese programa, pues a los protas no les toma demasiado idear los planes definitivos una vez llega (convenientemente) Cole. Me chirría que todo salga tan bien cuando la Nanette "verdadera" se mete en la casa de Daly (con una facilidad increíble, no sabía que robar a tipos ricos en el futuro estuviera tan jodidamente tirado), ¿y además, cómo sabían las consciencias del USS Callister dónde guardaba Daly los ejemplares de ADN después de tanto tiempo?
Para finalizar tenemos esa conclusión tan simple: los buenos se salen con la suya y el malo muere, ya está. Todos felices y comieron perdices.
A mí no me ha gustado tanto como a la mayoría. Transmite cosas bien, es entretenido y está bien realizado, pero cojea demasiado en otros apartados como para estar entre mis favoritos. Sé que si yo perteneciera a la época que este capítulo evoca, mi "instinto cinéfilo" se vería inhibido: dejaría de lado la objetividad más de lo normal y permitiría que las nostálgicas emociones me llevaran; sin embargo no es así, y esto me permite juzgar el episodio con un punto de vista diferente (ni mejor, ni peor).
Aquello que me impide disfrutarlo plenamente es, sobre todo, la constante suspensión de la credibilidad. Hay veces en las cuales no me importa que ciertas licencias creativas sean tomadas por los guionistas (como ser capaz de clonar la consciencia de alguien únicamente con un poco de su ADN, algo absurdo, pero que no me importa demasiado ni lo veo como un fallo en sí) pues al fin y al cabo seguimos dentro de ciencia-ficción; el problema es que hay límites para estas licencias.
No puedo creer que sea tan sencillo escapar de ese programa, pues a los protas no les toma demasiado idear los planes definitivos una vez llega (convenientemente) Cole. Me chirría que todo salga tan bien cuando la Nanette "verdadera" se mete en la casa de Daly (con una facilidad increíble, no sabía que robar a tipos ricos en el futuro estuviera tan jodidamente tirado), ¿y además, cómo sabían las consciencias del USS Callister dónde guardaba Daly los ejemplares de ADN después de tanto tiempo?
Para finalizar tenemos esa conclusión tan simple: los buenos se salen con la suya y el malo muere, ya está. Todos felices y comieron perdices.
Si no hubiera sido por esos detalles (que por lo general estaban cuidados con precisión abrumadora en Black Mirror) el episodio sería de 10.
Porque el apartado positivo es genial: está Cole, una nueva heroína badass a la cual mola mucho ver en acción. Está Daly, interpretado de forma magistral por Jesse Plemons (se está ganando una reputación más allá de Todd, eso me encanta), un perfecto ejemplo de cómo las personas desequilibradas no son tipos aislados que viven en cabañas: pueden ser, perfectamente, personas que ves todos los días de las cuales no sospechas hasta que es demasiado tarde. Este personaje es brutal y me da pena que no se le haya exprimido más. Podría haberse jugado con esa grandiosa dualidad bien-mal a la que suele recurrir la serie. En el capítulo, a Daly se le cataloga únicamente como "el villano" a secas, no obstante, no exploran su auténtica situación: él es un genio y ha creado una obra maestra que ha revolucionado el mundo, pero se han aprovechado de él. Nadie le toma en serio, se ríen de él, le ningunean, le insultan a las espaldas, todo esto mientras tiene que soportar ver cómo, todos los días, esa gente se lleva el crédito por su talento y el trabajo de su vida, mientras él queda como una patética sombra en la compañía. ¿No querrías tú vengarte de esa gente? ¿No pensarías que tienes ese derecho?
Así que no me quejo porque sea "un capítulo horrible", no. Está bien. Es solo que lo siento como una oportunidad de oro desaprovechada.
4x02; Arkangel.
Los que leáis esto probablemente no estaréis de acuerdo conmigo, pero Arkangel es para mí el capítulo más flojo de la cuarta temporada.
El planteamiento es interesantísimo. Se explora un tema que aún a día de hoy tiene vigencia y abre numerosos debates entre la población: la sobreprotección de los infantes. ¿Hasta qué punto se ha de vigilar cada movimiento que realizan los niños chicos y niñas chicas? ¿Hasta qué punto hay que censurarles aquello políticamente incorrecto? Realmente es una cuestión difícil de tratar, pero el capítulo nos deja algo claro: tanto los niños como los adultos han de crecer y evolucionar, y para evolucionar se necesitan experiencias; sufrir los golpes que te enseñarán cómo vivir. No se puede meter a los más pequeñ@s en burbujas ni se les puede tratar como estúpidos, y mucho menos se les puede privar de ver cómo el mundo es en realidad, aunque no sea precisamente bonito.
En el episodio, una madre que ha estado a punto de perder a su hija somete a la misma a un programa recién lanzado que le permitirá ver todo lo que ella ve, localizarla en todo momento e incluso censurar su visión de cosas consideradas inapropiadas (como sangre o personas fallecidas), con el fin de que no vuelva a pasar por ningún peligro nunca más. La vida de ambas comenzará a complicarse, sobre todo cuando la joven se convierta en una mujer adulta.
Y con este argumento, ¿cómo es posible que no me haya agradado tanto? La pequeña decepción ha sido causada por su simpleza, pero en el mal sentido. Pretende que el espectador se sienta impactado y aterrado, no obstante se desinfla pues todo lo que tiene funciona a nivel superficial y al profundizar no hay mucho que ver. Es sumamente predecible, por lo que no me sentí sorprendido en ningún momento. Cada uno de los giros estaban claros desde el principio, además de carecer de gran sustancia o relevancia; si no recuerdo mal, apenas nada ocurre en la totalidad del episodio, al menos hasta que la hija le da una tunda a la madre y se va, en un final que a mí me dejó bastante indiferente y frío. La brutal golpiza fue el único momento impactante y desgarrador, ya que el resto no tiene ningún respaldo argumental para quedarse grabado en la retina. Su ausencia de conflictos que hagan evolucionar a los personajes le hace caer.
Al verlo por primera vez me gustó. No era nada del otro mundo, pero ahí estaba. No obstante el paso del tiempo (factor que determina de forma definitiva si algo es bueno o malo, al menos para mí) no le ha favorecido. Ahora mismo es el capítulo que menos recuerdo y de los que menos me apetece volver a ver.
Le pasa exactamente como al 4x01: no es realmente "malo", pero en mi opinión se podría haber aprovechado mucho mejor teniendo en cuenta las innatas habilidades de Brooker y el equipo en general, quienes en el pasado han hecho auténticas obras maestras.
En el episodio, una madre que ha estado a punto de perder a su hija somete a la misma a un programa recién lanzado que le permitirá ver todo lo que ella ve, localizarla en todo momento e incluso censurar su visión de cosas consideradas inapropiadas (como sangre o personas fallecidas), con el fin de que no vuelva a pasar por ningún peligro nunca más. La vida de ambas comenzará a complicarse, sobre todo cuando la joven se convierta en una mujer adulta.
Y con este argumento, ¿cómo es posible que no me haya agradado tanto? La pequeña decepción ha sido causada por su simpleza, pero en el mal sentido. Pretende que el espectador se sienta impactado y aterrado, no obstante se desinfla pues todo lo que tiene funciona a nivel superficial y al profundizar no hay mucho que ver. Es sumamente predecible, por lo que no me sentí sorprendido en ningún momento. Cada uno de los giros estaban claros desde el principio, además de carecer de gran sustancia o relevancia; si no recuerdo mal, apenas nada ocurre en la totalidad del episodio, al menos hasta que la hija le da una tunda a la madre y se va, en un final que a mí me dejó bastante indiferente y frío. La brutal golpiza fue el único momento impactante y desgarrador, ya que el resto no tiene ningún respaldo argumental para quedarse grabado en la retina. Su ausencia de conflictos que hagan evolucionar a los personajes le hace caer.
Al verlo por primera vez me gustó. No era nada del otro mundo, pero ahí estaba. No obstante el paso del tiempo (factor que determina de forma definitiva si algo es bueno o malo, al menos para mí) no le ha favorecido. Ahora mismo es el capítulo que menos recuerdo y de los que menos me apetece volver a ver.
Le pasa exactamente como al 4x01: no es realmente "malo", pero en mi opinión se podría haber aprovechado mucho mejor teniendo en cuenta las innatas habilidades de Brooker y el equipo en general, quienes en el pasado han hecho auténticas obras maestras.
En esta ocasión voy a ir contracorriente. Seguramente será porque soy un idiota, pero bueno, qué le voy a hacer. Crocodile no ha tenido una cálida recepción ni por la crítica, ni por el público. Se le acusa de "utilizar conceptos de tecnología que ya fueron usados en otros capítulos" o de "ser demasiado oscuro".
Como siempre, yo quiero aportar mi granito de arena: en contra de lo que dice la masa popular, este episodio me parece un magistral ejercicio de suspense y empatía. Me parece buenísimo y creo que está injustamente infravalorado.
Sí, aquellos que aseguran que la tecnología que aparece en él no es original tienen razón, sin embargo, opino que esas personas se están perdiendo la verdadera intención del capítulo: esta no tiene nada que ver con los aparatos que se nos enseñan, sino con la degradación de la protagonista hasta los más profundos pozos del averno.
Antes que nada felicitar a Andrea Riseborough por su sublime trabajo interpretativo. Afirmo sin temor a exagerar que es una de las mejores actuaciones de cualquier episodio perteneciente a Black Mirror. Yo la sentí completamente metida en el papel, fusionada con su trágico personaje. Olvidarás lo bonitos que son sus ojos azules, porque lo verdaderamente importante es la ingente cantidad de sensaciones que son capaces de transmitir con una sola mirada. Desesperación. Culpa. Dolor. Locura. Es cierto que su esfuerzo ha sido uno de los factores que, para mí, ha elevado el nivel del episodio por las nubes.
Sí, aquellos que aseguran que la tecnología que aparece en él no es original tienen razón, sin embargo, opino que esas personas se están perdiendo la verdadera intención del capítulo: esta no tiene nada que ver con los aparatos que se nos enseñan, sino con la degradación de la protagonista hasta los más profundos pozos del averno.
Antes que nada felicitar a Andrea Riseborough por su sublime trabajo interpretativo. Afirmo sin temor a exagerar que es una de las mejores actuaciones de cualquier episodio perteneciente a Black Mirror. Yo la sentí completamente metida en el papel, fusionada con su trágico personaje. Olvidarás lo bonitos que son sus ojos azules, porque lo verdaderamente importante es la ingente cantidad de sensaciones que son capaces de transmitir con una sola mirada. Desesperación. Culpa. Dolor. Locura. Es cierto que su esfuerzo ha sido uno de los factores que, para mí, ha elevado el nivel del episodio por las nubes.
Crocodile trata la horrible conversión de una persona a un monstruo. Comienza con muchísima fuerza, la escena inicial del atropello es un gran ejemplo de cómo en apenas unos minutos puedes impactar y crear una gran empatía al mismo tiempo, gracias a una situación real y jodidísima que colocará al espectador en los pies de los protagonistas, logrando que este se pregunte qué haría en su lugar. Pero el capítulo es un "cabrón", ya que el personaje principal no es la causante del crimen.
La chica se ve obligada a cubrir a su compañero y se vuelve así su cómplice. Ella es la víctima de la historia (junto con la persona asesinada, obviamente), hasta que los años pasan y el pasado regresa para acecharlos a ambos.
Ella tiene una nueva vida (exitosa, encima). Responsabilidades, una familia. Pero él, con la culpabilidad sobre sus hombros, decide que confesará igualmente. Es entonces cuando la víctima se convierte en el verdugo y el descenso hacia lo más bajo de la condición humana es iniciado. A la par que ella lo asesina, una agente de seguros investiga un caso que toma lugar en la misma calle, y el maldito azar las hará coincidir.
Crocodile es desagradable. Es cruel. Es uno de los más sombríos de toda la serie. Por eso me encanta. Nos muestra que hay una persona detrás de ese depredador atormentado por el más despiadado de los destinos. Ella ni siquiera tuvo la culpa al principio; pero aun así cada vez va perdiendo más y más humanidad hasta que la locura la domina. Mia nunca deja de soportar el peso de sus víctimas; tiene empatía y sufre cada uno de los actos que comete. Representa a todas aquellas personas que nos hemos metido alguna vez en un lío chungo y con tal de ocultarlo, en nuestro egoísmo, comenzamos a cagarla más y más, hundiéndonos poco a poco en un pozo donde no hay salida. Mia Nolan perdió la noción de lo correcto con tal de salvar su pellejo y acabó eliminando todo lo que se interpusiera en su camino.
¿En serio se le critica negativamente por violento? Me resulta ilógico, sobre todo porque la violencia tiene un trasfondo detrás. De todas maneras, dudo seriamente que un producto pueda ser "malo" simplemente por ser violento...
No es que sea "totalmente impredecible", estoy seguro de que los listos podrán anticiparse a varias acciones; no obstante, yo no pude. No daba crédito a lo que veía, porque por una parte sentía empatía por la protagonista, y por otra cada una de las calamidades que cometía me hacía sentir peor. ¿Será pillada? ¿Qué ocurrirá cuando la agente de seguros llegue a por ella? ¿Terminará su transformación en un cocodrilo sin miramientos?
La escena con el niño (el culmen de la oscuridad) responde a esas preguntas. Os aseguro de que yo no estaba preparado para aquello. Es triste, duro de ver, sí... Por ello lo considero genial: cumple su objetivo a la perfección.
Es curioso, hasta poético, que al final lo que propicie la caída del predador sea la criatura aparentemente más inofensiva, mientras que a quien ella consideró la verdadera amenaza, no podía causarle ningún daño.
La chica se ve obligada a cubrir a su compañero y se vuelve así su cómplice. Ella es la víctima de la historia (junto con la persona asesinada, obviamente), hasta que los años pasan y el pasado regresa para acecharlos a ambos.
Ella tiene una nueva vida (exitosa, encima). Responsabilidades, una familia. Pero él, con la culpabilidad sobre sus hombros, decide que confesará igualmente. Es entonces cuando la víctima se convierte en el verdugo y el descenso hacia lo más bajo de la condición humana es iniciado. A la par que ella lo asesina, una agente de seguros investiga un caso que toma lugar en la misma calle, y el maldito azar las hará coincidir.
Crocodile es desagradable. Es cruel. Es uno de los más sombríos de toda la serie. Por eso me encanta. Nos muestra que hay una persona detrás de ese depredador atormentado por el más despiadado de los destinos. Ella ni siquiera tuvo la culpa al principio; pero aun así cada vez va perdiendo más y más humanidad hasta que la locura la domina. Mia nunca deja de soportar el peso de sus víctimas; tiene empatía y sufre cada uno de los actos que comete. Representa a todas aquellas personas que nos hemos metido alguna vez en un lío chungo y con tal de ocultarlo, en nuestro egoísmo, comenzamos a cagarla más y más, hundiéndonos poco a poco en un pozo donde no hay salida. Mia Nolan perdió la noción de lo correcto con tal de salvar su pellejo y acabó eliminando todo lo que se interpusiera en su camino.
¿En serio se le critica negativamente por violento? Me resulta ilógico, sobre todo porque la violencia tiene un trasfondo detrás. De todas maneras, dudo seriamente que un producto pueda ser "malo" simplemente por ser violento...
No es que sea "totalmente impredecible", estoy seguro de que los listos podrán anticiparse a varias acciones; no obstante, yo no pude. No daba crédito a lo que veía, porque por una parte sentía empatía por la protagonista, y por otra cada una de las calamidades que cometía me hacía sentir peor. ¿Será pillada? ¿Qué ocurrirá cuando la agente de seguros llegue a por ella? ¿Terminará su transformación en un cocodrilo sin miramientos?
La escena con el niño (el culmen de la oscuridad) responde a esas preguntas. Os aseguro de que yo no estaba preparado para aquello. Es triste, duro de ver, sí... Por ello lo considero genial: cumple su objetivo a la perfección.
Es curioso, hasta poético, que al final lo que propicie la caída del predador sea la criatura aparentemente más inofensiva, mientras que a quien ella consideró la verdadera amenaza, no podía causarle ningún daño.
4x04; Hang the DJ.
Damos un salto desde lo más tétrico a lo más hermoso. Sin lugar a dudas, estamos ante el favorito general de la cuarta temporada. ¿Es para tanto? Sí. Es jodidamente genial.
Charlie Brooker vuelve a repetir la fórmula "optimista" con excelentes resultados. Esta vez se nos sitúa en un extraño lugar donde un programa asigna a cada persona su pareja ideal, basándose en una serie de experiencias con otras parejas que deben tenerse previamente. Amy y Frank serán los primeros escogidos por el sistema, y aunque se les da un tiempo muy limitado, algo evidentemente especial nace entre ellos. Ninguna de las futuras relaciones que a cada uno les son asignadas parecen rellenar ese hueco que quedó vacío...
La mayoría del episodio en sí no tiene demasiados aspectos que le hagan destacar demasiado de entre el resto. Es una historia narrada e interpretada a la perfección, pero sentimos que falta algo. Es muy evidente la carencia de todos los detalles en el transcurso del episodio. Como espectadores somos capaces de notar que guardan información para el final y no se nos está dando todo; y por mucho que le des vueltas al coco no vas a poder anticiparte, te lo aseguro.
Este es un ejemplo más de un capítulo cuyo planteamiento, aunque tratado con suma elegancia, resulta estrambótico, absurdo, incomprensible. A veces nos hace poner esas típicas muecas de desconcierto en la cara.
Es interesante, cuenta con actuaciones magistrales de Georgina Campbell y Joe Cole, sus gestos y actitudes son creíbles siempre. Nos encariñamos con sus personajes, sufrimos cuando ambos se han de despedir y más. Así que, definitivamente, es un buen capítulo... hasta que llegamos a los últimos minutos, tramo en el cual se transforma en una obra maestra. Como es de esperar, todos los cabos sueltos y aparentes incoherencias adquieren su justificación: lo que veíamos no era más que una compleja simulación cuyo objetivo era medir la "calidad" de pareja que tendrían dos personas. ¿Cómo? Creando mil "copias" de ambas para ponerlas en la simulación y comprobar así cuántas veces serían capaces de rebelarse contra un sistema aparentemente infalible, únicamente por amor.
Esto, señores, es un perfecto ejemplo de cómo escribir una auténtica relación romántica. Sin ñoñerías. Una historia adulta, nada empalagosa, cuyos personajes principales poseen sus dosis de profundidad: solo son personas que han sabido reconocer su atracción mutua y han hecho lo que todos deberíamos hacer, confiar en nosotros mismos en cuanto a lo que sentimos, ¿quién lo va a saber mejor, si no?
El plot-twist del final le otorga un nivel ya supremo de originalidad al capítulo y satisfacción al espectador. Solo de pensar en la canción que da el nombre al episodio se me ponen los pelos de punta. Me quedo con esta frase que he leído por internet: "De entre todas las cosas que te puedan dedicar a ti, una huída, una rebelión, es lo más bonito y verdadero que hay". Desde luego no le falta razón, porque cuando 998 versiones tuyas (de 1000) han llegado a la misma conclusión, no debes dejar escapar la oportunidad.
A pesar de la complejidad en la estructura, el mensaje es de lo más simple. Pero también es muy, muy efectivo.
Everything happens for a reason.
La mayoría del episodio en sí no tiene demasiados aspectos que le hagan destacar demasiado de entre el resto. Es una historia narrada e interpretada a la perfección, pero sentimos que falta algo. Es muy evidente la carencia de todos los detalles en el transcurso del episodio. Como espectadores somos capaces de notar que guardan información para el final y no se nos está dando todo; y por mucho que le des vueltas al coco no vas a poder anticiparte, te lo aseguro.
Este es un ejemplo más de un capítulo cuyo planteamiento, aunque tratado con suma elegancia, resulta estrambótico, absurdo, incomprensible. A veces nos hace poner esas típicas muecas de desconcierto en la cara.
Es interesante, cuenta con actuaciones magistrales de Georgina Campbell y Joe Cole, sus gestos y actitudes son creíbles siempre. Nos encariñamos con sus personajes, sufrimos cuando ambos se han de despedir y más. Así que, definitivamente, es un buen capítulo... hasta que llegamos a los últimos minutos, tramo en el cual se transforma en una obra maestra. Como es de esperar, todos los cabos sueltos y aparentes incoherencias adquieren su justificación: lo que veíamos no era más que una compleja simulación cuyo objetivo era medir la "calidad" de pareja que tendrían dos personas. ¿Cómo? Creando mil "copias" de ambas para ponerlas en la simulación y comprobar así cuántas veces serían capaces de rebelarse contra un sistema aparentemente infalible, únicamente por amor.
Esto, señores, es un perfecto ejemplo de cómo escribir una auténtica relación romántica. Sin ñoñerías. Una historia adulta, nada empalagosa, cuyos personajes principales poseen sus dosis de profundidad: solo son personas que han sabido reconocer su atracción mutua y han hecho lo que todos deberíamos hacer, confiar en nosotros mismos en cuanto a lo que sentimos, ¿quién lo va a saber mejor, si no?
El plot-twist del final le otorga un nivel ya supremo de originalidad al capítulo y satisfacción al espectador. Solo de pensar en la canción que da el nombre al episodio se me ponen los pelos de punta. Me quedo con esta frase que he leído por internet: "De entre todas las cosas que te puedan dedicar a ti, una huída, una rebelión, es lo más bonito y verdadero que hay". Desde luego no le falta razón, porque cuando 998 versiones tuyas (de 1000) han llegado a la misma conclusión, no debes dejar escapar la oportunidad.
A pesar de la complejidad en la estructura, el mensaje es de lo más simple. Pero también es muy, muy efectivo.
Everything happens for a reason.
4x05; Metalhead (Cabeza de Metal).
Vamos a levantar polémica una vez más.
Por lo general, en la totalidad de sitios web que existen, el capítulo peor parado de la cuarta temporada (y hasta de la serie entera, podríamos decir) es Metalhead, Cabeza de Metal.
Pues adivinad qué: a mí no solo me ha encantado; es más, lo considero de los mejores de la cuarta, si no el mejor.
Tranquilos, por favor. No vengáis a mi casa a destriparme por la noche; o hacedlo, pero antes, dejad que me explique. Os pido humildemente que leáis lo que tengo que decir sobre este infravalorado capítulo, pues creo que hay mucho más en él de lo que puede parecer. Una vez me hayáis leído, estaré encantado de abrir debates con quien quiera mostrarme sus pensamientos sobre este episodio y así enriquecer todos nuestros puntos de vista un poco más. Vamos allá.
¿Por qué Metalhead ha salido tan mal parado? Mi razonamiento es que al estar en una nueva época de Black Mirror, donde hay un mayor número de sobreexplicaciones y finales felices, no estaba destinada al éxito una historia así de sencilla, sin contexto alguno, metida en el género de terror puro (al que se nos tiene poco acostumbrados en la serie).
Las personas que la critican suelen argumentar lo siguiente: "Es un capítulo muy simple"; o "No hay una trama intrincada ni unos personajes con motivaciones desarrolladas a la perfección", o "No se nos explica suficiente"; o "No nos cuenta mucho"; o lo peor de todo, "No sigue el propósito de la serie" (como si Black Mirror tuviera que ofrecer siempre lo mismo solo porque algún tipo lo quiera así, ajá).
¿Y sabéis qué? Son exactamente esos argumentos los que yo doy para justificar cuánto me ha gustado (salvo el de "no sigue el propósito blabla", pues es una afirmación, a mi ver, estúpida).
Esto se presta totalmente a la más pura opinión personal, lo sé, pero déjame decirte que las críticas están compuestas por precisamente eso: opiniones personales.
Durante los 40 minutos completos que estuve viendo el capítulo, yo tenía mi corazón en el mismísimo puño. Hacía años desde la última serie que me haya transmitido una tensión igualable. Continuar era doloroso, os lo juro. Doloroso por la incertidumbre implícita y la atmósfera más agobiante que he visto en un capítulo desde Grilled de Breaking Bad. Lo pasé mal viendo el episodio, sin embargo una vez terminado, me quedé con ganas de más. Cuando un producto sabe transmitir una sensación de forma tan potente, es una obra maestra. El hecho de sentirse solo en todo momento, o no conocer absolutamente nada del contexto ni de por qué los personajes hacen lo que hacen (hasta el final, al menos), no hace sino añadir más incertidumbre todavía al espectador y generar un mayor grado de incomodidad.
No podemos criticar a la serie porque "no haga lo que siempre hace". Si un producto quiere cambiar o explorar otros géneros y separarse de vez en cuando de su estructura habitual, no deberíamos castigarlo por ello. Yo creo que solo podríamos quejarnos si intentara eso y lo hiciera mal, pero es que este no ha sido el caso.
Básicamente, Metalhead es una angustiosa persecución. No pretende ser una obra filosófica o trascendental; no pretende tener una trama retorcida. Y lo sabe, es perfectamente consciente de ello.
Básicamente, Metalhead es una angustiosa persecución. No pretende ser una obra filosófica o trascendental; no pretende tener una trama retorcida. Y lo sabe, es perfectamente consciente de ello.
Porque lo que pretende es evocar esos instintos más primarios del ser humano: la supervivencia y el miedo. Y vaya si lo hace bien.
Yo por lo menos, me metí de lleno en los desolados páramos en blanco y negro. Sufrí junto con la protagonista (magnífica Maxine Peake) esta agónica historia que puede resumirse en "correr por tu vida". Me derretía por dentro cuando la tensión alcanzaba su punto álgido. Y me destrozó ese final en el que con solo unas imágenes nos dan a entender que el mundo ha muerto y se ha llegado a una sociedad tan jodida, que merece la pena arriesgar tu vida pasando un infierno, solo para poder hacer los últimos momentos de existencia de un niño algo mínimamente más agradable con un peluche. Como ya he dicho, este capítulo es contado únicamente con planos e imágenes, sin el más mínimo diálogo, incitando al espectador a pensar y rellenar por su cuenta. Es una historia carnal que no se basa en su guión, sino en las emociones que nos hace sentir.
¿No os ha pasado que algunas veces un producto es prepotente e intentar acaparar más de lo que puede, tratando de transmitir todas las sensaciones posibles solo para no conseguirlo y quedar mal?
Bien, pues este no es el caso. Y os aseguro que prefiero un capítulo o una película que consiga transmitir de forma efectiva lo que quiere transmitir (aunque sea simple), antes que un producto "intelectual" el cual "solo los más cultos y listos podrán entender" que en verdad acaba siendo una reverenda mierda vacía.
En definitiva, un episodio desagradable con un final desgarrador que aborda comportamientos del ser humano ayudándose de una tecnología distópica. Yo no sé vosotros, pero a mí me suena como 100% Black Mirror.
4x06; Black Museum.
¿Será este el episodio final de Black Mirror? Por una parte espero que sí, pues un exceso de futuras temporadas podrían cargarse la serie (tal como le pasó a Los Simpsons o Game of Thrones por ejemplo), pero por otra parte, me encantaría poder disfrutar de una nueva tanda de buenos episodios próximamente.
¿Qué me parece Black Museum como (posible) último representante de lo que es ahora una de mis series favoritas? No voy a mentir: no será el mejor, pero a mí me ha encantado igualmente.
Su estructura sigue el mismo patrón que mi querido White Christmas: tres historias independientes unidas por un hilo conductor, que acabarán convergiendo en un inesperado clímax. Esta vez el único elemento en común es Rolo Haynes, un tipo al cual vamos tomando mayor animadversión conforme más sabemos de él, de su capacidad de manipulación y oportunismo.
La primera de las historias es, muy seguramente, mi favorita. Al menos, es la que me provocó un impacto mayor. Se trata de una desagradable crónica sobre las adicciones humanas, y en menor medida, el dolor. Esta vez no recurre a la empatía para que el espectador se sienta incómodo, se basa más en el poder visual y argumental de una retorcida idea: el dolor más horrible como fuente de gran placer para alguien. Es cierto, no parece muy aterrador si no has visto el capítulo (existen muchísimas personas así, son normales y les va bastante bien sin dejar que lo que hagan en su intimidad hable por ellos), al menos hasta que la oscura imaginación de Brooker le da ese toque extremo que necesita para que nos caguemos encima.
Yo presté mi más sincera atención a la degeneración de este hombre, quien acabó enganchado a sufrir las sensaciones de otras personas. Abusó hasta tal punto que ya nada le satisfacía, y en su afán de buscar más y más, perdió toda humanidad y noción de la realidad. ¿Lo peor? Quizás parezca exagerado lo que voy a decir, mas no lo es: este es el resumen de cualquier persona adicta a una producto fuerte, el que sea. Asusta ver cómo si algo nos engancha lo suficiente nos convertiremos, poco a poco, en un monstruo egoísta e inmoral capaz de hacer cualquier cosa por una dosis más de placer. Gracias a la adición del tono macabro y violento, se convirtió en uno de esos pensamientos que no puedes quitarte de encima.
La segunda me resultó algo más absurda sin excusas para sostenerlo, aun así, da bastante que pensar. Obviamente tal concepto experimental no podía salir bien de ninguna manera, sin embargo, la presión pudo al protagonista, ya que se le puso encima el peso de la vida de su esposa, quien además, votó que sí se hiciera aquello... ¿Habrías sido capaz de rechazarlo delante de ella, negándole así una segunda oportunidad? No fue una situación justa para él en absoluto, desde luego.
Por si no fuera difícil ya convivir con alguien, aunque sea en la misma casa, ¿te imaginas en la misma cabeza? Lo mejor de esta mini-historia son varios puntazos como "How long can happiness realistically last?" y un final pesadillesco: la consciencia de una persona relegada a un simple muñeco que solo puede expresarse con literalmente dos frases, destinado a ser exhibido en un museo de por vida.
Y para terminar, llega la tercera historia, que enlaza todo lo que hemos visto para ofrecer un clímax muy digno. Vemos cómo este cabrón juega con una persona convicta a quien se le han acabado las opciones, cuya culpabilidad ni siquiera estaba demostrada. Pero es muy fácil hacer que alguien en esa situación caiga en tu trampa, otra maquiavélica tortura "infinita" (de esas que le gustan a Brooker) que nos hará empatizar con aquel que la sufre, criminal a los ojos de la justicia, y víctima a los nuestros. Condenar a alguien a una vida completa sufriendo el dolor de la silla eléctrica sin descanso en un souvenir de un museo es de lo más cruel e inhumano que puede verse, por favor.
Sin embargo a Haynes le tocará probar su propia medicina cuando el genial plot-twist del capítulo se revele y la justicia poética (pocas veces presente en Black Mirror) ocurra.
Es un final satisfactorio en cierto modo, aspecto atípico en la serie, aunque teniendo en cuenta que quizás sea su capítulo final, podemos permitirle un capricho.
No considero que esté a la altura de lo que un último episodio suele significar (algo más apoteósico). Pienso que la esencia de la serie ha cambiado en sus años recientes, y aunque no haya sido algo significativo (pues sigo amando Black Mirror hasta día de hoy), sí admito que antes me gustaba un poquito más.
Ahora bien, una cosa no quita la otra. ¿Black Museum me parece una obra maestra a pesar de todo lo que digo? Sí. ¿Considero brillante la cuarta temporada? También.
Solo me queda una cosa que añadir sobre Black Museum: la conexión que realiza con los episodios creando así una cronología en Black Mirror, lo que significa que sí: todo ocurre en un mismo universo. ¿Qué opino al respecto?
La verdad es que no me gusta. Opto por ignorarlo y seguir considerando todos los capítulos de Black Mirror como historias inconexas. Creo que la serie se creó con un propósito diferente, y más allá de las simples referencias, no veo cómo meter todos los capítulos en un "mismo saco" aportaría nada. No conlleva ningún beneficio a la serie en sí, así que por muy canon que esté considerado esto, mi elección sigue siendo la misma, simplemente porque me gusta más la "manera independiente".
He de agradecer a cada uno de los lectores capaces de haber llegado hasta aquí, realmente se requiere mucha (muchísima) paciencia. Espero que mis pensamientos os hayan resultado enriquecedores y hayáis disfrutado leyendo cualquiera de las 19 opiniones de este post tanto como yo he disfrutado escribiéndolas. Me ha costado mucho trabajo pero ha merecido la pena, pues adoro hablar sin límites de las cosas que me encantan, y Black Mirror es una de ellas. Un abrazo y un saludo a todos.
¿Qué me parece Black Museum como (posible) último representante de lo que es ahora una de mis series favoritas? No voy a mentir: no será el mejor, pero a mí me ha encantado igualmente.
Su estructura sigue el mismo patrón que mi querido White Christmas: tres historias independientes unidas por un hilo conductor, que acabarán convergiendo en un inesperado clímax. Esta vez el único elemento en común es Rolo Haynes, un tipo al cual vamos tomando mayor animadversión conforme más sabemos de él, de su capacidad de manipulación y oportunismo.
La primera de las historias es, muy seguramente, mi favorita. Al menos, es la que me provocó un impacto mayor. Se trata de una desagradable crónica sobre las adicciones humanas, y en menor medida, el dolor. Esta vez no recurre a la empatía para que el espectador se sienta incómodo, se basa más en el poder visual y argumental de una retorcida idea: el dolor más horrible como fuente de gran placer para alguien. Es cierto, no parece muy aterrador si no has visto el capítulo (existen muchísimas personas así, son normales y les va bastante bien sin dejar que lo que hagan en su intimidad hable por ellos), al menos hasta que la oscura imaginación de Brooker le da ese toque extremo que necesita para que nos caguemos encima.
Yo presté mi más sincera atención a la degeneración de este hombre, quien acabó enganchado a sufrir las sensaciones de otras personas. Abusó hasta tal punto que ya nada le satisfacía, y en su afán de buscar más y más, perdió toda humanidad y noción de la realidad. ¿Lo peor? Quizás parezca exagerado lo que voy a decir, mas no lo es: este es el resumen de cualquier persona adicta a una producto fuerte, el que sea. Asusta ver cómo si algo nos engancha lo suficiente nos convertiremos, poco a poco, en un monstruo egoísta e inmoral capaz de hacer cualquier cosa por una dosis más de placer. Gracias a la adición del tono macabro y violento, se convirtió en uno de esos pensamientos que no puedes quitarte de encima.
La segunda me resultó algo más absurda sin excusas para sostenerlo, aun así, da bastante que pensar. Obviamente tal concepto experimental no podía salir bien de ninguna manera, sin embargo, la presión pudo al protagonista, ya que se le puso encima el peso de la vida de su esposa, quien además, votó que sí se hiciera aquello... ¿Habrías sido capaz de rechazarlo delante de ella, negándole así una segunda oportunidad? No fue una situación justa para él en absoluto, desde luego.
Por si no fuera difícil ya convivir con alguien, aunque sea en la misma casa, ¿te imaginas en la misma cabeza? Lo mejor de esta mini-historia son varios puntazos como "How long can happiness realistically last?" y un final pesadillesco: la consciencia de una persona relegada a un simple muñeco que solo puede expresarse con literalmente dos frases, destinado a ser exhibido en un museo de por vida.
Y para terminar, llega la tercera historia, que enlaza todo lo que hemos visto para ofrecer un clímax muy digno. Vemos cómo este cabrón juega con una persona convicta a quien se le han acabado las opciones, cuya culpabilidad ni siquiera estaba demostrada. Pero es muy fácil hacer que alguien en esa situación caiga en tu trampa, otra maquiavélica tortura "infinita" (de esas que le gustan a Brooker) que nos hará empatizar con aquel que la sufre, criminal a los ojos de la justicia, y víctima a los nuestros. Condenar a alguien a una vida completa sufriendo el dolor de la silla eléctrica sin descanso en un souvenir de un museo es de lo más cruel e inhumano que puede verse, por favor.
Sin embargo a Haynes le tocará probar su propia medicina cuando el genial plot-twist del capítulo se revele y la justicia poética (pocas veces presente en Black Mirror) ocurra.
Es un final satisfactorio en cierto modo, aspecto atípico en la serie, aunque teniendo en cuenta que quizás sea su capítulo final, podemos permitirle un capricho.
No considero que esté a la altura de lo que un último episodio suele significar (algo más apoteósico). Pienso que la esencia de la serie ha cambiado en sus años recientes, y aunque no haya sido algo significativo (pues sigo amando Black Mirror hasta día de hoy), sí admito que antes me gustaba un poquito más.
Ahora bien, una cosa no quita la otra. ¿Black Museum me parece una obra maestra a pesar de todo lo que digo? Sí. ¿Considero brillante la cuarta temporada? También.
Solo me queda una cosa que añadir sobre Black Museum: la conexión que realiza con los episodios creando así una cronología en Black Mirror, lo que significa que sí: todo ocurre en un mismo universo. ¿Qué opino al respecto?
La verdad es que no me gusta. Opto por ignorarlo y seguir considerando todos los capítulos de Black Mirror como historias inconexas. Creo que la serie se creó con un propósito diferente, y más allá de las simples referencias, no veo cómo meter todos los capítulos en un "mismo saco" aportaría nada. No conlleva ningún beneficio a la serie en sí, así que por muy canon que esté considerado esto, mi elección sigue siendo la misma, simplemente porque me gusta más la "manera independiente".
He de agradecer a cada uno de los lectores capaces de haber llegado hasta aquí, realmente se requiere mucha (muchísima) paciencia. Espero que mis pensamientos os hayan resultado enriquecedores y hayáis disfrutado leyendo cualquiera de las 19 opiniones de este post tanto como yo he disfrutado escribiéndolas. Me ha costado mucho trabajo pero ha merecido la pena, pues adoro hablar sin límites de las cosas que me encantan, y Black Mirror es una de ellas. Un abrazo y un saludo a todos.
enhorabuena por el trabajo. Comparto tu admiracon y por esta serie (para mi la mejor) y he disfrutado mucho leyendolo. Gracias! :)
ResponderEliminarErnesto.
¡Soy yo el que tiene que darte las gracias por tu comentario! Black Mirror es, sin duda, una de mis series favoritas. Es muy satisfactorio ver cómo muchos opinamos igual, y es más satisfactorio aún que a alguien le guste lo que un chico cualquiera como yo tenga que decir sobre esta obra maestra.
Eliminar¡Un gran saludo, hermano!