viernes, 5 de enero de 2018

Black Mirror: Crítica Completa, sin spoiler (desde la temporada 1 hasta la 4). Una serie dirigida a toda una especie.

Todavía no alcanzo a comprender cómo no llegué a saber sobre la existencia de Black Mirror hasta hace nada más que una semana. Ahora mismo estoy profundamente decepcionado con mis habilidades como buscador de buenas series de televisión.


En esta review no haré spoilers de ningún capítulo.
Si quieres ver mi opinión individual de absolutamente todos los capítulos de la serie, PINCHA AQUÍ.


No me enrrollaré más en la introducción.
Bienvenido, lector, a mi reseña de Black Mirror;
donde expresaré la opinión que tengo de la serie al completo, de forma general y sin entrar en ningún momento en detalles de gran profundidad. Quiero que si , que me estás leyendo, no has visto aún Black Mirror, vayas corriendo a ello nada más terminar de leer este post; y si ya has tenido el placer de verla, te invito a relajarte conmigo mientras rememoramos juntos el trabajo de Charlie Brooker, el cual es, bajo mi humilde punto de vista, uno de los mejores productos que he deleitado nunca.
Vamos allá.


Black Mirror es diferente en muchos aspectos. Para empezar, tenemos el hecho de que no sigue una trama lineal ni continua. La serie se basa en capítulos autoconclusivos sin ninguna relación entre ellos; cada uno cuenta con personajes diferentes, localizados en sitios diferentes e incluso ambientados en épocas y versiones del mundo totalmente diferentes. Esto le permite centrar cada historia en un aspecto concreto y así explorar una infinidad de conceptos sin estar sometida a ninguna clase de límite que un argumento único conllevaría. Cuenta con protagonistas de todos los géneros, colores u orientaciones sexuales. Está conformada por una (muy) variada cantidad de tipos distintos de cine, por lo que cualquier cosa puede pasar: desde fenómenos de importancia global hasta simples problemas de relaciones entre dos personas. 

Realizar una serie de tales características es una labor increíblemente difícil. Si quieres que salga bien, continuamente se deben crear distintos personajes, situaciones y desenlaces para cada puñetero episodio individual que atrapen al espectador, y además todas esas cosas siempre tendrán que mantener la misma calidad sobresaliente. Es sumamente arriesgado, no obstante si se consigue, acarreará una serie de ventajas que, entre otras, le darán un gran aire de frescura y novedad.
Pues bien, Charlie Brooker no solo lo consiguió. Casi podría decirse que ha creado un referente, una obra que marcará un antes y un después en la televisión.
Las ventajas de semejante propiedad (si bien realizada, recuerdo) son, ante todo, su gran atractivo, imprevisibilidad y adicción. Aquel que la ve está esperando que le sorprenda con cada nuevo capítulo, sumido en un estado de perpetua duda y expectación pues también desea saber qué le deparará la serie, qué nuevos recónditos caminos tomará en el siguiente episodio. Asimismo, existe la posibilidad de atraer a mayor diversidad de público, gracias a la abundante cantidad de diferentes tramas que los capítulos poseen. Cada opinión es un mundo, el capítulo favorito de alguien puede ser el más odiado de otra persona, y las razones por las que cada uno ve la serie pueden variar de forma increíble.


Sin embargo, a pesar de todo lo dicho, Black Mirror sí posee una temática común que comparten todos los episodios: la psicología humana; el comportamiento de las personas, y cómo este se ve afectado por los incesantes avances tecnológicos de una sociedad que no para de evolucionar, para bien... ¿o para mal?


Los guiones son brillantes sin excepción. Siempre traen calidad indiscutible en cualquier aspecto sin importar el tipo de episodio o el tema que esté tratando. 
Salvo (muy) contadas excepciones, los personajes están definidos de forma magistral.
Los diálogos son inteligentes y se sienten reales. El desarrollo es impecable.
Pero lo mejor estará en la ambientación, el mundo inventado donde se desarrollan los acontecimientos. Originalidad y complejidad irán de la mano para crear en todo momento sociedades perfectamente creíbles. En ocasiones la acción tomará lugar en nuestro mundo real y actual; en otras, será un mundo de ciencia-ficción, pero no como aquellos a los que estamos acostumbrados: es una ciencia-ficción realista que predice, con (por ahora) desconocida pero aparente exactitud una sociedad futura donde reinan los excesos y la exageración, creando una sátira perfecta de nuestro mundo y advirtiéndonos de que por muy remoto que parezca, ese futuro tan "descabellado" bien podría ser el nuestro si no hacemos nada para evitarlo.

Gracias a una puesta en escena e iluminación perfectamente adaptadas para la historia que se quiera contar; directores que saben transmitir miles de sensaciones a veces sin tener que recurrir al uso del diálogo; y actuaciones extraordinarias en todos los episodios con intérpretes que se meten en el papel de cabeza y se sienten como auténticas personas que viven en cada mundo recreado; el resultado no puede ser distinto de una auténtica pieza imprescindible de Netflix.


Y aunque te he hablado de una enorme cantidad de características increíbles, frescas y novedosas (que ya de por sí serían suficiente para hacer una gran serie), aún no hemos llegado a lo mejor de Black Mirror, aquello que la hace ser la obra maestra que es hoy en día.
Porque todo lo que hemos analizado podría acabar cayéndose si no va de la mano con algo más que la haga resaltar.

Querido lector, te presento pues los que yo considero los pilares básicos de Black Mirror: 
La crítica certera, la empatía, la reflexión, el impacto, y el desgarro final.


Hay muy pocas series capaces de transmitir tanto u ofrecer una experiencia al mismo nivel que Black Mirror. ¿Por qué?
El guión alcanza la perfección por su mordaz crítica de la sociedad humana contemporánea. Podría argumentar sin miedo a equivocarme que es una de las series con más mensajes y significados detrás, valiéndose de todo tipo de metáforas simples y fáciles de entender pero muy contundentes para expresarlos.
Es una de estas obras que entenderemos mejor los que hemos vivido en el mundo de la década actual (2010). Como ya ha sido señalado por todo el que la ve, su mayor acierto con diferencia ha sido el momento en el que ha sido lanzada
La crítica de Black Mirror se hace a través de tópicos nunca explorados anteriormente, pues trata cosas que están pasando ahora y no habían pasado antes: estamos en un mundo en el cual los valores y las relaciones humanas están cambiando y perdiéndose; donde lo virtual comienza a cobrar más valor que lo real y la tecnología se está haciendo cada vez más con nosotros. Nos controla, nos apresa, y al mismo tiempo saca a la luz algo que siempre ha estado ahí: nuestro lado más oscuro
Black Mirror explora los recovecos más retorcidos y funestos de la mente humana, tanto individualmente como de forma colectiva, y lo hace con una certeza tan tajante que me asusta y me inquieta más que cualquier otra película o serie de terror que haya visto.
Por ello está imbuida en un aura de pesimismo desmoralizador. No teme ser polémica ni censurarse en absoluto; va directa a tocar tu moralhacerte sufrir y reflexionar.
Debido a esta violencia visual y argumental no todo el mundo podría disfrutarla, sin embargo, todo el mundo debería verla.


No es una serie que pretenda hacerte pasar un buen rato inofensivo y divertido. Es un ataque hacia todo lo que nos rodea hoy en día que acierta de pleno y nos deja hundidos. La serie quiere que reconsideremos nuestros principios y la dirección que el mundo está tomando; porque ninguna de las opciones que nos presenta parecen "un sueño hecho realidad": en ellas se nos muestra cómo sería la humanidad si alcanzáramos todos estos sueños que ansiamos ahora, y os aseguro una cosa, no hay sitio para la esperanza. Te hace no querer vivir en el futuro y estar aterrorizado del mismo, pero al mismo tiempo conseguirá que te decidas a mejorar con el fin de evitar que estas advertencias se hagan realidad.

Para crear continuos dilemas morales (una de las partes más importantes de la serie) recurre a la empatía básica que tenemos los telespectadores, la cual nos permite intentar ponernos en el lugar de los demás. Hace pasar a los personajes por las más depravadas pero también (y esto es lo más terrorífico) reales situaciones. Una de las cosas que hace de Black Mirror única es que no nos sitúa en el lado típico de la moral: nos muestra la otra cara de la moneda, logra que empaticemos y nos sintamos mal por el destino de personas despreciables con el fin de cuestionarnos muchos de los hipócritas y "moralistas" valores actuales. Al espectador no le queda otra que tratar de imaginar qué haría en la situación de los protagonistas, y suele ser algo tan jodido que le impactará y acompañará en sus más profundos pensamientos en la cama, antes de dormir.


No solo eso, además nos introducirá en sociedades de moral dudosa donde se realizan actos cuya existencia abre infinidad de debates. Son cosas que siendo terribles, muchos siguen defendiendo a día de hoy. Y no son temas fáciles y muy usados; harán sentir muy incómoda a gran parte de la población, tanto que se sentirán casi como ofensas a la opinión de muchos, pues intenta ver qué pasaría si llegamos a los extremos a los que ciertas personas nos conducen, extremos cuyo potencial destructivo quizás no hayamos considerado aún.


Charlie Brooker no quiere recurrir a la gastada estrategia de hacer que lo pases mal para que al final se solucione todo el embrollo del episodio y te nazca una forzada sensación de esperanza vacía. Así que por lo general los finales (a veces hasta los episodios completos) suelen ser desgarradores, quizás por la inmoralidad de los personajes (la cual, a nuestro pesar, identificaremos como perfectamente posible); o por lo descabellado y cruel de la situación. En resumen: no dejarán indiferente a nadie.
Bien podremos presenciar giros de guión (plot twistsmagníficos, o los más macabros dilemas cuyas resoluciones desgarrarán nuestro corazón y creencias, dejándonos con la boca abierta.
Ver esta serie duele. De hecho puede ser muy desagradable, pero no por su contenido gráfico, sino por lo que el guión nos sugiere. Por eso que la considero tan jodidamente genial.



¿Tengo alguna queja? Sí, alguna.
Hay capítulos de calidad muy notable, mientras que otros son sencillas obras maestras del arte audiovisual. Estos últimos tienden a crear una sombra muy alargada que puede fastidiar a aquellos que no sean tan buenos haciendo que veamos a esos como "malos", cuando la realidad es que también están de puta madre.

Y otra más.
Esta serie pretende hacernos sentir incómodos. Critica muchos de los comportamientos de hoy en día, sobre todo entre la juventud. Yo creo que su objetivo va más allá de ser una buena serie, así que por favor, no la tratéis como a un fenómeno comercial más destinado a entretener y punto. No dejemos que la despojen de todo lo que la hace especial, y se convierta al final en aquello que tan acertadamente criticaba.
No digo que te vayas a hacer más lista o listo viéndola. Desafortunadamente, no pasará
Sin embargo, algo que sí puede pasar es que aprendas y pienses. Eso nunca viene mal.


¿Veredicto final?
Hacía mucho tiempo que no veía una serie de tal calidad. Ha venido pisando fuerte en un momento de mi vida en el cual llevaba mucho tiempo desilusionado, sin presenciar un nivel tan alto en una serie de televisión. Ha hecho que vuelva a creer, me ha demostrado que aún quedan creadores con talento y algo que decir
Para mí, está a la par con las más colosales series de todos los tiempos; Breaking Bad, The Wire, FMA: Brotherhood y las dos primeras temporadas de Rick y Morty.
Black Mirror es un 10/10.

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